Por Rodolfo Ondarza*
La nueva campaña de la OPS.
Este miércoles se ha celebrado el Día Mundial de la Salud, al igual que todos los días 7 de abril.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS), dependiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha iniciado una nueva campaña para construir un mundo más justo, equitativo y saludable.
La OPS señala que la pandemia COVID-19 ha remarcado la desigualdad y la injusticia social, donde los grupos vulnerables tienen carencias en la atención médica de calidad y menores probabilidades de mantener la salud, ello debido a salarios poco dignos, inseguridad alimentaria, problemas para acceso al agua potable, desventajas educativas, mala calidad en la vivienda, etc.
La OPS insta a “líderes que garanticen que la equidad en la salud sea la pieza central de nuestra recuperación de COVID-19”.
Es de gran importancia que la desigualdad y la injusticia social sean claramente reconocidas por la OPS como causas de enfermedades, sufrimiento y de muerte prematura.
La visión neoliberal en México.
La visión neoliberal ha sido el origen fundamental de dicha desigualdad social y de la violación flagrante y sistemática al derecho humano a la salud, acompañada de la falta de voluntad política para implementar medidas en este sentido que conduzcan a un sólido desarrollo social.
Antes bien, en México se llevó al desmantelamiento del Sistema Nacional de Salud buscando la privatización de este Sector, en un entorno en que la inversión en Salud es de apenas de alrededor del 3% del PIB, cuando debería ser de al menos el doble de esa cifra, en un México donde a pesar de tener a más de la mitad de la población en pobreza o pobreza extrema el gasto de bolsillo ha sido de cerca del 40%.
Por ello la universalización de la atención médica de calidad, con gratuidad en el tercer nivel de atención es oxígeno puro para la población, particularmente en estos momentos de pandemia. De haber continuado la corrupción a los niveles en que se encontraba en sexenios anteriores en Salud la mortalidad por COVID-19 en México sería mucho más alta.
La situación alimentaria en México.
Pero ahora quisiera tocar un punto de gran importancia, el alimentario, y que se encuentra íntimamente relacionado con los casos graves de COVID-19.
En la página de The Hunger Project México se lee que según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México es el segundo país con mayor desigualdad económica y que el 23.3% (27 millones) de la población vive en pobreza alimentaria y el 12.5% sufre desnutrición crónica.
Las bebidas azucaradas.
México supera a Estados Unidos en el consumo de refrescos, ocupando nuestro país el lamentable primer lugar según datos de la Universidad de Yale, el 10% de los ingresos familiares son destinados a su compra por las familias mexicanas (https://www.gaceta.unam.mx/mexico-primer-consumidor/).
Según el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) el consumo excesivo de bebidas azucaras se relaciona con enfermedades como la diabetes, pues la gente que consume un refresco al día incrementa en un 15% el riesgo de padecer diabetes II, pero también, de acuerdo a expertos su ingesta se asocia a obesidad, eventos vasculares cerebrales, gota, asma, cánceres, artritis reumatoide, enfermedades cardiovasculares y óseas, problemas dentales, trastornos psicológicos, envejecimiento prematuro y adicción.
Tan sólo por mencionar una de estas enfermedades, México es el sexto país con más pacientes de diabetes a nivel mundial, y es la segunda causa de muerte en el país. Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT), en México, se gasta alrededor de 3,872 millones de dólares en atención a la diabetes al año, lo que significa el 34% del gasto en salud, esto derivado de que el costo de atención por persona afectada es de cerca de 707 dólares al año.
La muerte embotellada.
De acuerdo con el subsecretario de Salud, Hugo López Gatell, en nuestro país un 7 % de la mortalidad general se vincula con la ingesta de refrescos, lo que se traduce en cerca de 40 mil muertes por año, “que es el mismo número que estamos alcanzando por el COVID-19, sólo por muertes asociadas al consumo de bebidas azucaradas” (https://www.razon.com.mx/virales/muertes-asociadas-consumo-bebidas-azucaradas-similares-pandemia-lopez-gatell-398377).
Nuestra infancia crece en un ambiente obesogénico, aprendiendo a consumir productos con capacidad carcinogénica. El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) asegura que, en México, el 59% de los niños tiene una dieta diversidad mínima que el 18% no consume frutas ni verduras (https://aristeguinoticias.com/0101/mexico/vida-saludable-en-el-paraiso-de-la-comida-chatarra-video/).
El Instituto Nacional de Salud Pública señala que 7 de cada 10 niños toma refresco en México, incluso el 23 por ciento de los bebés de entre 6 y 23 meses lo hacen (https://www.noroeste.com.mx/inndaga/siete-de-cada-10-de-ninas-y-ninos-toma-refrescos-en-mexico-BA705982).
UNICEF en México afirma que “Un año después de la pandemia la situación está peor: antes de la pandemia, el 20% de la población sufría carencia alimentaria y ahora hay un 50% con inseguridad alimentaria grave o severa” (https://elpais.com/planeta-futuro/2021-03-25/la-pandemia-desata-la-pesadilla-del-hambre-en-mexico.html).
Nuestro país posee el vergonzoso primer lugar internacional en obesidad infantil y el segundo en adultos, lo cual representa una verdadera emergencia de salud pública.
El mortal negocio embotellado y ultraprocesado. Implicaciones del Tratado de Libre Comercio.
La razón es que México es uno de los 10 principales productores mundiales de comida preparada, y el más importante de Latinoamérica, de acuerdo con un informe de Global Research. Así las empresas mexicanas de este sector, en 2012, obtuvieron ganancias de 28,300 millones de dólares.
De acuerdo con especialistas, esto sería gracias al Tratado de Libre Comercio firmado entre EE UU y México en 1994, “ya que dos terceras partes de la inversión extranjera directa en agricultura y alimentación vinieron de EE UU durante la primera década del acuerdo, siendo la industria de comida prefabricada el principal destino. Pepsi, Nestlé, Unilever o Danone engordaron sus posiciones en el país y los beneficios del sector crecieron a una tasa del 10%, según los datos de Goblal Research” (https://capacitacionintegral.mx/mexico-y-el-negocio-de-comida-chatarra/).
Curiosamente se trata de empresas, que junto con farmacéuticas, forman parte de la Fundación Mexicana para la Salud (FUNSALUD), asociación civil de donde se desprendió el Seguro Popular.
Por otra parte, el estudio “Alimentos y bebidas ultraprocesados en Ame?rica Latina”, publicado por la OPS en 2019 (https://iris.paho.org/bitstream/handle/10665.2/51523/9789275320327_spa.pdf?sequence=1&isAllowe…