* Cuando su infructuosa y sangrienta guerra contra el narco estaba en lo más álgido, el ex presidente trató de minimizar los cientos de muertes de gente inocente, diciendo que eran
producto de los “daños colaterales”; ahora él mismo deberá sentir en carne propia esos
“daños colaterales”, pues todo indica que el ahora sentenciado tuvo su aval para cometer
toda suerte de pillerías. Su probable colusión con el ex policía, impactará en la probable
candidatura de su esposa, Margarita Zavala y en la alianza que su partido, el PAN, ya pactó para las elecciones del EdoMéx y del 2024
SILOGISMOS
Por Antonio Ortigoza Vázquez / @ortigoza2010
Especial de Expediente Ultra
Mientras el país se desangraba por su fallida guerra contra el narco, Felipe Calderón Hinojosa bautizó en el más cruento y ruin de los desparpajos como “daños colaterales”, la muerte de cientos de civiles inocentes, entre estos mujeres y niños, que cayeron abatidos en el interminable fuego cruzado que, hoy se sabe, solo sirvió para que ciertos grupos de la delincuencia organizada se fortalecieran y llenaran con cientos de millones de dólares los bolsillos del hoy sentenciado en las cortes americanas, Genaro García Luna, ex Secretario de Seguridad Pública Federal. Policía consentido del ex presidente que además lucró con adjudicaciones directas a su favor, en áreas como los reclusorios federales.
Como las ratas que abandonan el barco, Calderón Hinojosa salió huyendo a España para evitar cualquier cuestionamiento sobre su ex colaborador de cuyo mafioso proceder difícilmente podrá librarse, sobre todo ahora que se avecinan elecciones cruciales para el futuro de la oposición y de su partido, el PAN. De entrada, el primer “daño colateral” es a la persona de su esposa, Margarita Zavala, a quien algunos extraviados panistas ya enlistaban como probable candidata presidencial.
Todavía hace unas semanas en que arrancó el juicio contra el ex funcionario, Calderón trató de deslindarse de la larga relatoría delictiva de García Luna, incluido el burdo montaje de diciembre del 2006, donde el conductor de Televisa, Carlos Loret de Mola se prestó como su patiño a transmitir “en vivo” la supuesta captura de Los Zodiacos, banda de secuestrados donde se involucró a la francesa, Florence Cassez.
Años después, la ciudadana gala debió ser puesta en libertad tras comprobarse más allá de su inocencia, que García Luna había prácticamente violado en todos los sentidos, el debido proceso pues su detención como la de Israel Vallarta, su pareja sentimental. Los hechos reales se dieron un día antes de la transmisión de Televisa.
Se supo después que todo fue un teatro armado para que el Jefe Policiaco se luciera ante la opinión pública, prestándose a la pantomima en su noticiero “Guiñol”, Carlos Loret de Mola. El caso llegó a los linderos de un problema diplomático y la francesa fue puesta en libertad por el gobierno de Peña Nieto, que así se libró de la papa caliente heredada por Calderón y el ahora sentenciado.
No hay un solo comunicador, fifí o no fifí, que no comparta la misma opinión: Si Felipe Calderón niega haber tenido conocimiento de las pillerías de su mafioso Secretario de Seguridad, resultaría ser el más tonto de los presidentes de México, porque en el país nada sucede sin que el jefe de las instituciones se entere.
Tal teoría no es muy creíble y fortalece otra versión más lógica: que García Luna compartió con el ex mandatario buena parte del botín pagado por los jefes del narco; de hecho, ya circulan pruebas en algunos medios, de transacciones por elevadas cantidades que Calderón ha hecho a través de sus cuentas en el extranjero, que no concuerdan con las de un ciudadano común o un político en retiro que siempre se jactó de ser honesto y tener las manos limpias.
Algunos podrán decir que es cuestión del karma, pero los “daños colaterales” con que el dipsómano ex presidente buscó minimizar la muerte de gente inocente por el sangriento clima de violencia generado por su guerra contra el narco, terminarán por alcanzarlo.
Hay muchos elementos para que el hilo conductor en tal sentido se vaya tejiendo, dando el tiro de gracia a los panistas que ahora no saben dónde esconder la cabeza ante la sentencia emitida por las cortes americanas que encontró culpable a quienes ellos exaltaron como el súper policía y resultó un contumaz pillo.
El costo político es y será muy alto, no solo para el PAN sino para sus aliados como el PRI y el PRD que en su momento nada dijeron de las atrocidades y abusos de García Luna, denunciando con un caudal de pruebas durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, por ex integrantes de la Policía Federal y algunos políticos de oposición.