Voces del Periodista Diario

Cumbre suiza: un fracaso salpicado de falsedades

Por Cnl My (R) Gabriel Camilli

Se concretó, finalmente, la profusamente difundida Cumbre para la Paz de Ucrania, que se realizó en el suntuoso complejo de Bürgenstock, Suiza.
“Durante varios meses, esta conferencia fue preparada por poderosos e influyentes factores de poder que sólo utilizan a la población ucraniana como un vector para cumplimentar sus propios objetivos.

Sus arquitectos fabricaron expectativas y alimentaron, en el campo informativo mundial, probables contextos ulteriores que, para decirlo claramente, sólo fueron una venta de ilusiones.
Digamos de inmediato que China ni siquiera estuvo presente y que importantes estados como India, México, Arabia Saudita, Sudáfrica, Tailandia y los Emiratos Árabes Unidos no firmaron el documento final, que afirma que la base de cualquier futuro acuerdo de paz entre Ucrania y Rusia para poner fin a la guerra debe preservar la “integridad territorial” de Ucrania.

VICIADA DE ORIGEN
Esta cumbre, desde sus primeros instantes de su ideación, estaba viciada en su origen y vaciada de contenido de proyección realista ya que no tenía causas motivantes justas, ni contemplaba llegar a una paz real y verdadera.

De ahí que la “fórmula prometida” era un “encantamiento” desprovista de realismo, sensatez y prudencia.
Se suponía que iba a ser un espectáculo del mundo contra Rusia y lograría convertirla en un estado paria, obviamente sin ser invitado, pero en cambio se convirtió en la necesidad de comentar sobre la propuesta de negociación lanzada un día antes por Vladimir Putin, el paria:

Allí, la presidente de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, dijo: “No fue una negociación de paz porque Putin no se toma en serio el fin de la guerra. Insiste en la capitulación. Insiste en la cesión del territorio ucraniano, incluso del territorio que hoy no está ocupado por él”. Sigue Von der Leyen: “Insiste en desarmar a Ucrania, dejándola vulnerable a futuras agresiones. Ningún país aceptaría jamás estas condiciones escandalosas”.

Recordamos que el líder ruso dijo:“Las tropas ucranianas deben retirarse completamente de las regiones de la República Popular de Donetsk, de la República Popular de Lugansk, de Kherson y de Zaporizhzhia”.

Putin también estableció una segunda condición clave para poner fin a la guerra: Ucrania debe rechazar las ambiciones de unirse a la OTAN. “Tan pronto como Kiev diga que está dispuesto a hacer esto y comience a retirar tropas y renuncie oficialmente a sus planes de unirse a la OTAN, inmediatamente -literalmente en ese mismo momento- cesaremos el fuego e iniciaremos conversaciones”.

China ya había comunicado oficialmente que la supuesta conferencia de paz era inútil sin la presencia y participación de Rusia, y en definitiva no es más que un truco publicitario.
Pero el presidente ucraniano Zelenskiy, obviamente el maestro de este tipo de manipulación mediática, tuvo que cubrirse así: “los países que todavía tienen que firmar el documento final todavía podrían hacerlo, ya que es ´abierto´… Vamos a demostrarle al mundo entero que la Carta de las Naciones Unidas puede recuperar su plena eficacia”.

Mientras tanto en el teatro de operaciones, las fuerzas ucranianas intentaron atacar a las tropas rusas en la región de Jarkóv. Las fuerzas de Kiev debían dar resultados antes del inicio de la “comedia suiza”, que se presentaría en el escenario de Lucerna, pero como era de esperar esta maniobra militar no terminó bien y las fuerzas rusas rechazaron el intento.

En definitiva: “esta cumbre no generó logro alguno, ni producirá frutos determinantes. El fracaso es admitido, comentado y analizado en el interior de los EE.UU. y otros países. Hoy, la fobia y la beligerancia hacia Rusia, no da cartas victoriosas.

No garantiza viabilidad de éxito. Claro está que muchos de los participantes, patrocinadores y socios de Kiev, junto con sus equipos respectivos, pudieron gozar de unas mini-vacaciones de lujo, cuyo costo, a no dudarlo, fue pagado por los contribuyentes de sus países, quienes, en su gran número, obviamente, pasan por serias dificultades económicas, mientras los planteles responsables de la administración política de sus estados disfrutaron de los placeres de Bürgenstock”.

Por consiguiente, este evento, en Suiza, confirmó todas las previsiones racionales que se habían hecho sobre la escasa o nula incidencia en relación con el problema que motivó la convocatoria del mismo.

OTRA ESCENA DEL MISMO SHOW
Según palabras de Aleksandr Vucic, presidente de Serbia, que en una larga entrevista concedida al diario suizo Die Weltwoche esbozó su visión de un futuro que considera bastante sombrío: “Serbia se prepara para una posible guerra entre Occidente y Rusia que podría estallar en cualquier momento.. incluso dentro de tres o cuatro meses”.
A. Vucic, en declaraciones al histórico periódico conservador suizo, lanzó una alarma que parece decididamente discordante en comparación con los tonos relajados, propios de un show cinematográfico o de un destino de vacaciones a la italiana, de la reciente cumbre del G7 en Puglia, en la que se discutieron “los grandes problemas del mundo” (opulento). “Somos un país (Serbia) libre que lucha por la paz”, subraya Vucic, añadiendo que cree que está claro que Rusia y Occidente ya no buscan un acuerdo diplomático.

Repasando y concluyendo, echemos un vistazo a los últimos días: el G7 primero y la división entre Occidente (opulento) y el resto del mundo en la Conferencia de Paz suiza de los últimos días sobre Ucrania han dejado claro lo poco que los líderes euroatlánticos tienen ganas de negociar con Vladimir Putin.

Pero, al mismo tiempo, la “propuesta” de Rusia a Ucrania para poner fin al conflicto también prefigura la rendición de una de las partes en una guerra que Moscú (aún) no ganó en el terreno como única salida para Kiev. Esto crea un claro cortocircuito en el que, explica Vucic: “todo el mundo sólo habla de guerra, nadie habla de paz”.

De hecho, “la paz es una palabra prohibida. Se dice de Ucrania que la guerra debe ganarse”, más o menos directamente, “para garantizar la paz futura. Pero nadie dice qué paz es”. Ni en Rusia ni en Occidente.
El jefe de Estado de Belgrado fue explícito y realista: casi, un río desbordado. “No se puede negociar sin la otra parte en la mesa”, señala Vucic, “y eso no está sucediendo”. Obsérvese cómo “Occidente cree que puede derrotar a Putin fácilmente y desgastarlo en Ucrania”.

LA RECETA DEL DESASTRE
Ucrania, para Vucic, ha debilitado a Rusia “pero ciertamente no es suficiente para derrotar y derrocar a Putin”. Todos en Europa, según Vucic, “…son héroes. Pero nadie le dice a la gente que seguir este camino pagará un alto precio”. De ahí una advertencia clara: “Hay que poner fin a cualquier actitud belicista: estamos cada vez más cerca del abismo”.

“NADIE PUEDE DARSE EL LUJO DE PERDER”
Para Vucic, el hecho de que “nadie pueda permitirse el lujo de perder” crea problemas y hace legítimo pensar que “estamos cerca de un verdadero desastre”.

Ciertamente pone en el tapete e interpela con una visión realista de esta guerra larga e irrestricta, el Jefe de Estado serbio, reafirmando que no tiene intención de sacrificar “ni un solo hombre” en este proceso, confirmó la línea de clara neutralidad de Serbia, un país cuya cercanía histórica a Rusia debido a su herencia común eslava y ortodoxa es conocida.

Serbia se negó a aplicar sanciones a Moscú pero, al mismo tiempo, envió ayuda humanitaria a Ucrania, defendió el principio de integridad territorial del país invadido y amplió sus políticas de rearme hacia Occidente mediante la compra de aviones de combate franceses. También prohibió a sus ciudadanos unirse a las milicias ucranianas y a grupos como el ruso Wagner.

Una línea de clara neutralidad que, por lo tanto, hace que el llamamiento del líder de Belgrado sea aún más profundo, interesante y, en cierto sentido, alarmante.

Con una actitud que parece tan alejada del contexto jovial del G7, en el que tales alarmas fueron recibidas y analizadas como si procedieran de otra dimensión o de un mundo paralelo. Pero en los próximos meses habrá que tener en cuenta la realidad, si es que realmente es tan alarmante como la describe Vucic.

Repetimos, de acuerdo con nuestro análisis: estas cumbres no generaron logro alguno, ni producirán frutos determinantes. El fracaso es admitido, comentado y analizado en el interior de los EE.UU. y otros países.

Lecciones para nuestras pampas: La actuación internacional de la Argentina se basa en una larga tradición de política exterior, que brinda numerosos ejemplos del protagonismo positivo del país en las relaciones internacionales.

Entre otros casos destacamos el otorgamiento del Premio Nobel de la Paz al entonces canciller Carlos Saavedra Lamas, mediador principal en el proceso de negociación que alcanzó el fin de la denominada “Guerra del Chaco”.

La neutralidad en los conflictos donde no está en juego nuestra soberanía y el interés nacional debe ser el norte a seguir.

 

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