“El anuncio de la retirada general de Rusia el 9 de noviembre de Kherson es una confirmación más de que Vladimir Putin está perdiendo la guerra”, escribió el Atlantic Council el 9 de noviembre de 2022, una fuente esencial para muchos medios occidentales, así como actualizaciones sobre el campo de batalla proporcionadas por el Instituto para el Estudio de la Guerra, el grupo de expertos con sede en Washington, DC, fundado por Kimberly Kagan, esposa del erudito Frederick W. Kagan, hermano del más conocido comentarista neoconservador, Robert Kagan, marido de Victoria Nuland, Subsecretaria de Estado para Asuntos Políticos en la administración Biden.
El 30 de diciembre de 2022, el ‘Washington Post’ señaló que el líder ruso, Vladimir Putin, “no acostumbrado a perder, está cada vez más aislado a medida que la guerra flaquea”. Mientras tanto, en la prensa abundan noticias e historias sobre un líder ruso gravemente enfermo, si no fuera de sí, sobre una Rusia que está a punto de quedarse sin municiones y sobre un ejército en desorden obligado a “usar palas como armas”. “Medios de comunicación que, de hecho, se han convertido involuntariamente en víctimas de la “guerra híbrida” entre Rusia y Ucrania y de las albóndigas envenenadas de la inteligencia militar.
SOMETIDOS A RELATOS
No cabe duda que hemos estado sometidos a relatos, como el siguiente: “Demasiadas analogías inexactas con la Segunda Guerra Mundial pretenden convertir a Vladimir Putin en Adolfo Hitler, y a Volodimir Zelenzki en Winston Churchill, y plantear el conflicto en términos esencialistas y existenciales, donde toda la virtud se encuentra claramente de un lado, y toda la maldad del otro”. Nada más lejos de la verdad.
Otro relato: “Rusia es un estado criminal que debe ser ‘llevado a la justicia’ de alguna manera, como si una repetición de la capitulación incondicional de Alemania en 1945 fuese un escenario realista para Rusia hoy”. No lo es, al menos no sin antes pelear una Tercera Guerra Mundial contra la mayor potencia nuclear del planeta.
CAMBIO DE NARRATIVA
Vale la pena comenzar diciendo que Moscú ha tenido grandes momentos de dificultad desde el 24 de febrero de 2022, subestimando a un adversario altamente motivado para defender su territorio, bien armado y entrenado, mientras que el oso ruso esta vez parecía (eso decían los medios, no lo pensamos nunca los analistas serios) torpe, lento e incapaz de liderar una guerra moderna efectiva. Sin embargo, el error de algunos medios occidentales fue ceder a las emociones y subestimar la capacidad de adaptación y resiliencia de Rusia. Y así, casi de repente, nos encontramos con una narrativa mediática que, en cierto momento, tuvo que admitir que las cosas no iban como esperaban.
Todo empezó a tambalearse con el fracaso de la ofensiva ucraniana el pasado otoño, cuando algunos grandes medios de comunicación tuvieron que tomar nota de la situación en el campo de batalla. “Por primera vez desde que Vladimir Putin invadió Ucrania en febrero de 2022, parece que podría ganar”, subrayó ‘The Economist’ el 30 de noviembre de 2023, explicando que “el impulso afecta a la moral y si Ucrania se retira, la disidencia en Kiev se hará más fuerte. Lo mismo ocurre con las voces en Occidente que sostienen que enviar dinero y armas a Ucrania es un desperdicio”. Una grieta en una narrativa que hasta hace unas semanas parecía monolítica.
ASUNTOS EXTERIORES
También el 1 de noviembre de 2023, ‘The Economist’ publicó una entrevista con el entonces comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Ucrania, Valery Zaluzhny, quien explicó que la guerra había terminado en un punto muerto “como durante la Primera Guerra Mundial”. Declaraciones que efectivamente abrieron una crisis entre Zaluzhny y el líder ucraniano, Volodymyr Zelensky, que culminó con la sustitución del general para dar paso al más confiable Oleksandr Syrsky. El mismo día, la revista Time, la misma que había coronado a Zelensky como “persona del año en 2022” -al igual que el Financial Times, también en 2022- describió a un líder ucraniano “traicionado por sus aliados occidentales”, pero tampoco muy lúcido, según declaraciones anónimas de sus colaboradores más cercanos. “Su confianza en la eventual victoria de Ucrania sobre Rusia preocupa a algunos de sus asesores”, señaló Time. “No tenemos más opciones, no estamos ganando”. Un cambio de registro notable respecto de unos meses antes.
Y así llegamos a un análisis más reciente publicado en el prestigioso ‘Foreign Affairs’, que señala que “cuanto más dure esta guerra, más podrá Rusia aprender, adaptarse y construir una fuerza de combate más eficaz y moderna”. De manera lenta pero segura, escribe Mick Ryan: “Moscú absorberá nuevas ideas del campo de batalla y reorganizará sus tácticas en consecuencia. Su adaptación estratégica ya le ha ayudado a repeler la contraofensiva ucraniana y en los últimos meses ha ayudado a las tropas rusas a apoderarse de más territorio de Kiev”. Con un tono diferente y menos analítico, el ‘Telegraph’ también advirtió el 7 de diciembre de 2023: “Putin está cerca de la victoria. Europa debería estar aterrorizada. El tiempo de Ucrania se está acabando. El peligro es que la UE acabe como el Sacro Imperio Romano”.
ERROR DE APRECIACIÓN SOBRE LAS ARMAS
Entre los errores más graves cometidos en estos dos años de guerra por la prensa occidental está el de haber creído que un único armamento asignado al ejército ucraniano -desde los misiles Atacms de largo alcance hasta los tanques Leopard – podría ser de algún modo un “game changer” (cambiador de juego) capaz de modificar el progreso de la guerra de manera decisiva. Una ilusión que ha demostrado no tener bases sólidas. “Para Ucrania –tituló Cnbc el 27 de enero de 2023– los tanques occidentales podrían cambiar las reglas del juego en el conflicto”. Como hemos visto, y lo hemos reiterado muchas veces en ‘La Prensa’, las armas “mágicas” o milagrosas no existen y mucho menos en un conflicto moderno que necesita ser contado a través de un análisis cuidadoso y no de un “storytelling” basado en la emoción.
OPINIONES DE RESPETABLES EXPERTOS
¡Damas y caballeros! Advierte en las redes el Generalmajor a.D. Gerd Schultze-Rhonhof, retirado de la Bundeswehr: “No serví como soldado durante 37 años para mantener a Alemania en paz y ahora observo sin comentarios ni acciones cómo Alemania avanza lenta pero probablemente hacia una participación activa en una guerra extranjera y sin sentido. Nuestros ‘Reyes’”. El señor Canciller Federal Scholz, el señor Ministro Lindner y el señor Ministro Dr. Habeck en su juventud inicialmente rechazaron el servicio militar por los derechos y la libertad de Alemania y la preservación de nuestra democracia. Ahora gastan más de 10 mil millones de euros de impuestos al año en “ley”, “libertad”, “democracia” y valores occidentales en un Estado extranjero que no es una democracia ni representa los valores occidentales. Están utilizando el dinero de nuestros impuestos y la sangre de los reclutas extranjeros para prolongar una guerra que ya no tiene sentido.”
Si alguien entiende la guerra y la destrucción, son los expertos militares (serios) y este es el caso de este general. Y si alguien sabe cómo se sienten las escaladas militares, eso también. Y cuando alguien así advierte contra la continuación de una guerra, normalmente tiene razón. Incluso si los líderes políticos occidentales en su burbuja de fantasías, como si fuera un exceso, no quisieran admitirlo. El caso está aquí y el general de división retirado Gerd Schultze-Rhonhof nos advierte urgentemente que no se debe continuar la guerra en Ucrania porque, según su análisis, sucederán más que cosas catastróficas, y no sólo en Ucrania.