Voces del Periodista Diario

El privilegio de mandar, en México

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Desde Filomeno Mata 8

Por Mouris Salloum George (*)

En un universo político infestado de corrupción -que se reparte en México con paridad de género-, es bueno recordar a Julio César: “La mujer del César no sólo deber ser honrada, sino parecerlo”.

Nos trasladó esa máxima Plutarco. Su homólogo mexicano, Elías Calles, nos dejó de tarea entender que “la muerte de un joven, es un naufragio; la de un viejo, llegar a puerto seguro”. Pensarlo ahora.

Son aquellas, sin embargo, épocas en que los hombres de Estado apelaban al raciocinio para guiar su acción. Ahora, Marshall Macluhan nos trasmitió un descubrimiento: “El privilegio de ser grande, es no pensar”.

Ese es el problema superlativo de los mexicanos que, en un corto periodo, se han quedado sin líderes verdaderos. Los que suplantan o usurpan el poder, apenas acreditarían el título de directivos. Si bien nos va.

Los sabios de la Política de altura describen al gobernante idóneo como aquél cuya inteligencia se rige por una imaginativa “adivinadora y solerte; astuta y mañosa”.

La cuestión se presenta como un imperativo ingente ahora que, aún con los descartes, toda una legión pretende asaltar la Presidencia de México.

La rentable industria de las encuestas no se ocupa de los atributos de los sedicentes políticos. El eje rector de sus cuestionarios de la popularidad. Si a esas vamos, ahí están el Chapo Guzmán, Luis Miguel o Kate del Castillo.

Con dos ingenios diferentes -uno fecundado en la cultura, el otro cargado de especialismo- López Portillo y Zedillo se pueden catalogar como gobernantes pensantes. Los sucesores han sido movidos, francamente, por el instinto.

De los tres recientes presidentes, dos viven aún presas del narcisismo; el otro, alienado por el alcohol. ¿Cómo puede marchar así una República, un Estado?

El sombrío escenario al que arriban los aspirantes al supremo rectorado de México, es el de un tejido social roto y un Estado desvencijado.

Los mexicanos no buscan a un tejedor de milagros. El imaginario popular clama por un líder dotado de imaginativa. A decir verdad, esto parece pedir peras al olmo. Los botánicos apenas están en la prueba del ensayo y el error.

¡Ya basta! de tomar a la Sociedad mexicana como conejillo de Indias.

(*) Director General del Club de Periodistas de México.

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