Por Jorge Santa Cruz
Benjamín Netanyahu, está cada vez más cerca de que la Knesset (parlamento) apruebe una ley que permita el establecimiento de comunidades “sólo judías” en territorio de Israel.
El primer ministro israelí presentó la iniciativa por medio de su partido, el Likud, bajo los siguientes argumentos:
1. La Tierra de Israel es la Patria histórica del pueblo judío.
2. En la Tierra de Israel se estableció el Estado de Israel.
3. El Estado de Israel es el estado nacional del pueblo judío, en el que aplica su derecho natural, cultural e histórico a la autodeterminación.
4. El derecho a la autodeterminación nacional en el Estado de Israel es específico del pueblo judío.
5. El hebreo es el idioma del Estado, mientras que el árabe tiene un estatus especial.
De acuerdo con la cadena rusa de noticias RT, que cita al portal turco AA, la Knesset aprobó la primera lectura de esta iniciativa, en abril pasado.
Políticos influyentes como el presidente Reuven Rivlin y el ministro de Defensa, Avigdor Lieberman, la rechazan por considerarla “racista”.
RT consigna que “Los datos de la Oficina Central de Estadísticas de Israel indican que la población total de ese país rondaba los 8,5 millones de habitantes a finales de 2017, de los cuales aproximadamente el 20 % eran árabes.”
Por lo tanto, si la nueva ley de población es aprobada por la Knesset, más de dos millones de árabes correrían el riesgo de ser expulsados de “suelo judío”. El calculador Netanyahu provocaría, así, más revueltas en Medio Oriente, a efecto de que las potencias occidentales que están a su servicio -con Estados Unidos, el Reino Unido y Francia a la cabeza- aplasten y establezcan una serie de miniestados subordinados al Gran Israel.
A nivel global, la nueva ley de población daría más elementos al Estado Profundo occidental para provocar nuevos atentados terroristas, que serían ejecutados por sus brazos armados, entre los que sobresalen el Emirato Islámico (también conocido como Daesh) y el Frente Al Nusra,
El estado de guerra permanente en Medio Oriente y Europa permitiría al Estado Profundo occidental tres cosas:
1. Blindar a Israel en Medio Oriente y acotar la presencia rusa e iraní en la región.
2. Generar ganancias inimaginables para el Complejo Militar Industrial. Baste decir que en 2016, las cinco principales empresas militares occidentales reportaron los siguientes ingresos:
- Lockheed Martin (EEUU): 47 mil 248 millones de dólares.
- Boeing, división Defensa Espacio y Seguridad (EEUU): 29 mil 500 millones de dólares.
- BAE Systems (Gran Bretaña): 25 mil 600 millones de dólares.
- Northrop Grumman (EEUU): 24 mil 508 millones de dólares.
- Raytheon (EEUU): 24 mil 69 millones de dólares.
Apenas este miércoles, el primer ministro de Italia, Giuseppe Conte, dijo, en el marco de la reunión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, en Bruselas, que el frente sur de la OTAN es vulnerable al terrorismo islámico.
3. Desestabilizar a gobiernos nacionalistas, por medio del terrorismo, para colocar a funcionarios afines a sus propósitos expansionistas.
Por lo demás, Netanyahu está haciendo lo mismo de lo que acusa al dirigente nazi, Adolfo Hitler. ¡Vaya paradoja!