Voces del Periodista Diario

“¡ENTRE EVITAR Y LEVITAR!”

RAZÓN, TESÓN Y CORAZÓN

 Por Alejandro Ruiz Robles

 

 CONJUGAR EL VERBO “DECIDIR”.

Si hay una constante en nuestra vida es que todos en todo momento tenemos que tomar decisiones y de ellas dependerá la edificación de nuestro presente con miras hacia el futuro.

Basta despertar una mañana para analizar si abrir los ojos o mantenerlos cerrados “un ratito más”, levantarnos o continuar en cama, bañarnos o desayunar, vestir de un color u otro; en fin, actuar en base a nuestra razón, corazón o una combinación de ambos, de entre un mínimo de dos opciones.

Sin pretender valorar desde este momento sus consecuencias, lo cierto es que en la medida que tengamos la capacidad de elegir lo que más convenga a nuestros intereses y valores, es un gran hábito que desarrollar.

Es lógico suponer que cada acción que tomamos o dejamos pasar, es un parámetro que nos llevará a construir y consolidar el destino que nos fijemos.

Prácticamente, cada instante representa una decisión y su trascendencia dependerá de muchas circunstancias.

Si alguien pretendiera decir que la vida es fácil, tendría que tomar en cuenta que ese calificativo dependerá de las elecciones que tome y de los resultados que produzcan. Verlo de otra manera, pudiera ser simplista.

De hecho, tener consciencia del “yo decido”, “tú decides”, “él decide” y así sucesivamente, es el mejor ejemplo de libre albedrío.

¿En tu vida has estado consciente y convencido de las elecciones que has hecho?

DE SONRISAS Y LLANTOS.

Tenemos una vida tan rica que sabemos que tenemos sentimientos para cada ocasión y también es factible la combinación de éstos. Hay momentos que pasamos de extremo a extremo sin mayor contratiempo y ni decir que tal pareciera que por más distantes que se encuentren las lágrimas de las risas y viceversa, podemos experimentarlos de manera conjunta.

Sabemos que a cada paso que demos o podamos hacerlo, siempre habrá opciones para decir: “me quedo”, “sigo”, “cambio”, etcétera. En nosotros está la elección.

Así como las causas, las consecuencias pueden ser igual de variadas y a menudo, por más que las deseemos, podemos quedarnos muy cortos al mirar los resultados de nuestros actos.

¿Cuántas veces nos sentimos dueños de la situación que, una vez que actuamos, nos damos cuenta de que tal hecho realmente nos dominaba?

No hay mayor vanidad que pretender controlar lo que está a nuestro alcance y, extrañamente, por más que así lo creamos … ¡la realidad siempre nos sorprenderá!

De hecho, a veces pudiéramos considerar que vivir es un deporte extremo cuyo lema es “espera lo inesperado” y por más que hayamos considerado todas situaciones y sus posibles consecuencias, el resultado nos asombra.

En tus registros de vida … ¿alguna vez has llevado un listado para las veces que el destino te juega una broma?

¡PÓNTE EN MIS ZAPATOS!

Es común que con amigos compartamos mil y una experiencias a que nos hemos enfrentado, ya sean totalmente reales o bien, con un tinte de fantasía. Lo importante es convivir y sentirnos cómodos con quienes están a nuestro lado.

Al momento de narrar lo vivido, usualmente encontramos voces que apoyan nuestros hechos y otras que reprochan nuestro actuar, la sutileza con que se haga dependerá del afecto y la sensibilidad que cada uno tenga.

Desde luego que, al escuchar, confrontamos y aprendemos, siempre con la tarea de evitar hacer personal la crítica y asumir una postura madura y, en lo posible, objetiva.

Obviamente, la atenuante para nosotros será el decir que teníamos que actuar y que ellos no estaban en tal supuesto; sin embargo, la primera obligación que tenemos al pedir una opinión es asumir el costo de nuestros actos; en el entendido que, respetar lo que nos digan será una muestra de la convicción que tenemos por mejorar.

Nadie está exento de yerros y, de hecho, para muchos de nosotros, parecería que la vida se esmera en tentarlos a cometerlos con singular alegría. En este sentido, lo importante es no quedarnos en ellos ni aferrarnos a las conductas que no favorecen nuestras pretensiones.

Quizás no busquemos bajo ningún motivo que “ellos se pongan en nuestros zapatos” sino únicamente, “nos calcemos de la manera que la ocasión lo amerite”.

En tu día a día, … ¿te gusta asumir el papel de víctima para convalidar tus actos?

LA COMODIDAD COMO HÁBITO.

Usualmente en casa, nos enseñan que nosotros “somos los arquitectos de nuestros propios destinos”; es decir, nos preparan para razonar nuestras acciones y asumir sus consecuencias.

Esto que debiera ser una constante de vida, resulta que con el tiempo se va desdibujando, a tal grado que cada vez nos encontramos con mayor frecuencia a personas que no desean asumir ningún tipo de responsabilidad de su actuar; no obstante, desean todos los beneficios que pudieran tener lugar.

En ocasiones, se pretende justificar tal conducta con fatiga y escuchamos expresiones tales como “ahí la llevamos” o “vamos pasándola”, como si ello significara que podemos flotar y de alguna manera avanzar al no tener los pies en la tierra para afrontar las circunstancias.

Asimismo, con frases como “paso cerca la bala” o “ya casi” sirvieran para escapar de decidir lo que nos corresponde.

Es decir, el sentido de la vida para muchos puede ser el “no hacer nada” para no comprometerse con nada o bien, “evadir la realidad” para no tener que rendir cuentas de lo que hacen.

Ante ello, tal pareciera que existen dos panoramas: el que nos enseñaron atendiendo a asumir nuestras acciones y sus consecuencias y el que evita compromisos y sólo busca la comodidad de sobrellevar las circunstancias que se presenten.

Por algún momento has pensado … ¿buscar la comodidad que proporciona evitar las consecuencias de tus acciones?

¡SI NO ES AHORA!

Es válido agobiarnos con las situaciones que nos presenta la vida, entendiendo que no venimos a este mundo a sufrir y que por más difícil que sea el panorama, siempre habrá posibilidad de superar las adversidades.

Tomarnos unos momentos para analizar las cosas, razonar los escenarios y actuar en consecuencia, sin duda, será la opción más acertada para procurar un resultado favorable, aunque quizás no sea el óptimo para nuestros intereses.

Es lógico pretender lograr todo lo que sea productivo o positivo para nosotros, en el entendido que esto no es factible; máxime si atendemos a que por más que lo anhelemos y así nos preparemos, la vida siempre nos reserva sorpresas y muchas de ellas, no tienen razón para agradarnos o cuando menos, convenirnos.

Sin embargo y dada nuestra experiencia, siempre tendremos más opciones favorables cuando así nos preparamos para ello; es decir, si tomamos las decisiones adecuadas y tenemos los elementos para llevarlas a cabo, sus efectos pueden no ser los deseados pero estarán más cerca de serlos.

Por el contrario, cuando nos dedicamos a sobrellevar las cosas “navegando de muertito” o esquivamos asumir conductas “ya la libré”; los resultados serán por demás inesperados, ni siquiera comparables con un juego de azar.

Estoy convencido, al igual que muchas personas con las que he crecido personal y profesionalmente, que sólo en la medida que invertimos en nosotros y adquirimos y formamos valores y conocimientos sólidos, es la manera en que podemos anhelar los resultados de nuestro esfuerzo. Renunciar a ello y dejar que las cosas pasen con nuestra mínima o nula participación, no sólo me resulta lamentable, sino también aberrante para la potencialidad que como seres humanos tenemos.

Estoy seguro de que si atendiéramos a un origen divino, lo que menos quisiera esa entidad sería que abdicáramos a todos nuestros talentos. Y, si sólo justificáramos nuestra existencia en el menor esfuerzo, realmente nunca habríamos tenido una evolución como especie.

De tal manera que, si estamos en esta vida, seguramente que tenemos un propósito superior a existir en la comodidad y, por ende, es perfectamente válido que nos exijamos ser nuestra mejor versión de persona para cada momento.

Este mundo es para gente que asume su responsabilidad de vivir y hacerlo de la mejor manera … ¿ENCUENTRAS JUSTIFICACIÓN A LA COMODIDAD O FATIGA COMO FORMA DE VIDA?

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Posdata:      Agradezco a la Asociación de Abogados de Litigantes de México me haya invita a colaborar en el “Forum Internacional Mujeres Poderosas”.

 

 

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