Voces del Periodista Diario

Estado y soberanía, en la cuerda floja

Ruta México

Por Álvaro Aragón Ayala

El año 1994 mexicano fue marcado, entre otros, por los siguientes acontecimientos: 1) La irrupción del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en la escena política; 2) El asesinato del candidato presidencial del PRI, Luis Donaldo Colosio, el 23 de marzo; 3) El asesinato del coordinador de la bancada priista en la Cámara de Diputados, José Francisco Ruiz Massieu, el 28 de septiembre y, 4) El maquinado error de diciembre.

Cuatro acontecimientos que cimbraron la vida institucional de México, exhibieron la vulnerabilidad del Estado y alteraron el rumbo de la Historia nacional. ¿Eran prevenibles aquellos hechos? Hipotéticamente sí, conforme la teoría de la Seguridad Nacional, cuyos instrumentos tienen como funciones preservar la integridad, la estabilidad y permanencia del Estado, y la soberanía nacional.

Durante los doce meses previos de aquel trágico año, fungió como secretario de Gobernación, responsable de la política interior, Patrocinio González-Blanco Garrido, reclutado desde la gubernatura del estado de Chiapas, donde precisamente el primer día de 1994 apareció el ejército zapatista. Lo sucedió en el encargo el académico Jorge Carpizo.

Hace 31 años se fundó el Cisen; ya no existe

El antecesor de ambos titulares en Gobernación, fue Fernando Gutiérrez Barrios, de formación militar en su origen, avezado hombre en materia de Inteligencia civil y aplicado a la política, hasta llegar al Senado de la República, casualmente en 1994.

Abordamos el erizado tema en ocasión de que, el 13 de febrero de 1989 -hace pues, 31 años- a dos meses de haber tomado posesión como responsable de la gobernación interna, Gutiérrez Barrios, ex titular de la Dirección Federal de Seguridad, dio a conocer la institución del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen).

Ese órgano, de acuerdo con su concepción e instrumentación, fue responsabilizado de generar inteligencia estratégica, táctica y operativa, servir de sustento a la gobernabilidad y al fortalecimiento del Estado nacional, y cumplir tareas de prevención, disuasión y contención de amenazas contra el territorio y la soberanía, así como resguardar la observancia del orden constitucional.

¿Qué se hizo del acopio de los productos de la Inteligencia civil, cuya ausencia se observó en 1994?

Por la ruta que llevó a México a ser tildado de Estado fallido

En los años siguientes, la Secretaría de Gobernación privilegió los esfuerzos por crear el Sistema Nacional de Seguridad Pública. En el primer sexenio del siglo XXI, la Secretaría de Gobernación empezó a desviar los objetivos del Cisen y, en el segundo sexenio, órganos de inteligencia de los Estados Unidos diagnosticaron el de México como un Estado fallido.

Lo cierto es que, durante esos dos sexenios, la estructura humana del Cisen -que llegó a ocupar hasta tres mil 500 individuos, con altos mandos sin experiencia en la materia, pero onerosamente remunerados- fue utilizada para buscar y perseguir enemigos del régimen en los partidos políticos, en los movimientos sociales, en los recintos académicos, en los medios de comunicación, etcétera.

No por otra cosa, cuando Felipe Calderón declaró su guerra contra los cárteles de la droga en diciembre de 2006, los especialistas en Seguridad Nacional y Fuerzas Armadas concluyeron que la ofensiva sería, como es, un fracaso, debido a que la embestida militar se acometió sin trabajos de Inteligencia previos, y por lo mismo, sin una estrategia sólida y factible.

La promesa de “un México en paz”, quedó en eso: Promesa

Ya para 2012, como ocurrió también en el sexenio de Peña Nieto, quien prometió a los compatriotas un México en paz, los propios comandantes de las Fuerzas Armadas reconocían que el crimen organizado había arrebatado al Estado el control de vastos territorios de la República.

A 30 años de su funcionamiento, el Centro de Investigación y Seguridad Nacional, fue liquidado. El cuerpo sustituto, por la falta de resultados, es obvio no ha podido prevenir, ni disuadir, ni contener, nada; ni exorcizar los riesgos y amenazas contra nuestro territorio y nuestra soberanía.

Todo lo contrario: Esos riesgos se han exacerbado de frontera a frontera y de costa a costa, sobre todo con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca y su política de hostilidad antimexicana, en la que no deja de insistir en la ocupación militar de México por fuerzas de El Pentágono.

El Estado mexicano se mueve a la defensiva y la sociedad mexicana viven con el Jesús en la boca. ¿Hasta cuándo?

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