A FUEGO LENTO
Por Enrique Pastor Cruz Carranza
Nuestro amado Estado de Campeche, ha sido escenario de épicas batallas políticas de intereses nacionales y fuera de nuestras fronteras, por sus riquezas naturales y convertida en botín desde tiempos inmemorables de corsarios a servicio de colonizadores, piratas y forajidos, siempre exitosos por nuestra peculiar “campechanía “
En las últimas décadas la lucha por tener bajo control el privilegio del “oro negro” y sus innumerables vertientes de enriquecimiento explicable, incrementa la ambición y supera los alardes de vileza desde el Centro del Poder Presidencial en turno.
Aquellas batallas políticas entre “Los Carlos”
Sansores Pérez, Madrazo, Hank y anexos ha llegado al extremo de convertir la Gubernatura en la instancia privilegiada para controlar los beneficios y postergar una derrama de impacto social esquilmada perversamente.
Para nadie es secreto, desde el despacho del Ejecutivo Federal en todos los tiempos, se ha definido quienes serán los gobernantes y la voluntad popular quedaría como simple trámite sin forma ni fondo.
El crimen de Luis Donaldo Colosio rompió con las reglas no escritas de una denominada “Dictadura Perfecta” que venía en franco deterioro por consigna global para hacernos vulnerables ante los intereses exteriores.
La era de un simple trámite de plazos, pasaría a una profunda ruptura del Estado de Derecho y la siempre tersa sucesión en el estratégico centro de operaciones petroleras, se convirtió en nuevo pancracio entre los intereses caciquiles y de nuevos forajidos saqueadores.
Para nadie fue secreto la pugna entre la entonces flamante Senadora Priísta Layda Sansores con Ernesto Zedillo y la orden para madurar la candidatura de Carlos Sales Gutiérrez enla Entidad, poniendo luces de alarma a la inercia ladina de que nada se modificara.
En 1997 se dio una elección donde, desde “Los Pinos “ y la SEGOB se realizó un fraude de Estado contra la aspirante externa del PRD siendo líder del mismo el Lic. Andrés Manuel López Obrador.
La operación política contra la voluntad popular, después de un gobierno atroz de Azar García y sus delictivos “G20” originaron un conflicto político y desorden social, por la orden de Zedillo, las maniobras de Emilio Chuayffet y los posteriores chantajes surgidos desde el Centro de Espionaje, donde muchas historias escabrosas doblegaron resistencias y generaron negociaciones en Lo Obscuro para imponer el Gobierno espurio y fraudulento de Antonio González Curi, legitimado con el dictamen de la entonces “Magistrada” Olga Sánchez Cordero cargada de ironías y jocosidad.
Sería el inicio de una práctica muy singular (Buscar serie de artículos de su servidor “Campeche en Celofán”) puesta en marcha cada tres y seis años donde proclamar derrotas por fraudes de Estado, se convierte en flamante cosecha de magníficos dividendos políticos y de privilegios para cargos plurinominales.
Hoy el orden de los factores si alteran el producto y la elección en Campeche como también en San Luis Potosí se van a las instancias jurídicas, para esclarecer – con estricto apego a la ley – si existieron irregularidades en el proceso que mantiene un virtual empate técnico entre Layda Sansores dé Morena-PT; Eliseo Fernández Montufar de MC y Christian Castro Bello del PAN-PRI- PRD.
La certeza de un proceso limpio, sin las presuntas mañas, imposiciones Presidenciales, fraudes maquinados o elección de Estado deben ser dirimidas con la justicia al respeto pleno de la voluntad popular plasmada en su sufragio y no para pagar ninguna factura y menos volver a tener en el Palacio de Gobierno Campechano una nueva versión espuria como lo ordenó Ernesto Zedillo Ponce de León.
Los avances en nuestra democracia han quedado demostrados y sería lamentable que los Tribunales, el INE y el IEEC desentonen.
Triste se pudiera repetir el fraude impuesto por Zedillo contra la democracia en 1997 para una regresión a la ilegitimidad en este 2021.
Esperamos prevalezca el respeto al voto.
¡Es una exigencia!