Ruta México
Por Álvaro Aragón Ayala
Ni en defensa propia, los gobernantes de las 32 entidades federativas -a los que se les llena la boca con la inconsistente proclama del Pacto Federal-, son capaces de un esfuerzo eficaz por recuperar su espíritu de cuerpo en su resistencia a la 4-T.
La jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, por obvias razones -dada su pertenencia a Morena- y el priista mandatario del estado de México, Alfredo del Mazo Maza, quien cultiva aspiraciones a la sucesión presidencial de 2024, han pintado su raya respecto de la beligerancia de sus pares del resto de los partidos.
La Conferencia Nacional de Gobernadores ha perdido su glamour y sólo acumula residuos de su unidad original. El sindicato formado por el PAN se alinea según sople el viento cada mañana. Los de la Alianza Federalista actúan de la misma manera. Hay casos de mandatarios que tripletean en esos tres membretes.
En plena insolvencia presupuestal, los patos le tiran a las escopetas
En conjunto o cada quien por su lado, todos los días los gobernadores pronuncian explosivos discursos contra la 4-T, pero es cosa que el inquilino de Palacio Nacional se presente en sus estados y hacen circo, maroma y teatro para congraciarse con el visitante.
Si la presidencia de la República anuncia recursos adicionales para Seguridad Pública, si lo hace ahora para el combate a la crisis sanitaria, pero, sobre todo, cuando empieza la discusión del Presupuesto de Egresos de la Federación a partir de septiembre de cada año, cada gobernador agarra su carril y se olvida del resto de los estados. En eso de disponer de mejor trato del erario público federal, duele más el cuero que la camina.
En lo que va de 2020, en la agenda de los gobernadores están, ora la defensa del Pacto Federal, ora un nuevo acuerdo fiscal y, en las últimas semanas, la exigencia de convocatoria a una Convención Nacional Hacendaria, siempre con el signo pesos grabado en la frente.
A los “federalistas” les cayó el veinte: No podemos solos
La Conago ha anunciado para el 19 de agosto su periódico encuentro nacional en San Luis Potosí, bajo la promesa de asistencia del Presidente. La Alianza Federalista pretende imponer la orden del día con las prioridades listadas en el párrafo anterior.
El pasado fin de semana, los diez de la Alianza Federalista reconocieron que hoy, más que nunca, una verdadera coordinación y un verdadero federalismo nos conviene a todos.
A esa conclusión llegaron los diez, después confesar que ningún gobierno estatal o municipal cuenta con las capacidades necesarias y suficientes para continuar atendiendo por sí mismo la crisis económica y sanitaria derivada del Covid-19.
Parte el posicionamiento de la Alianza, sin embargo, de un argumento falso en su demanda de un ajuste del esquema federal requerido para hacer frente a la pandemia: Los gobiernos locales llevan cinco meses haciendo frente al desafío y la brutal caída de la economía, con sus propios recursos y estrategias, asumiendo todos los riegos.
Lo anterior es una palmaria falacia: Hay gobernadores y alcaldes que, en un sostenido enfrentamiento contra las medidas propuestas por la secretaría federal de Salud, han relajado todos los protocolos y cruzado todos los semáforos preventivos. Si alguna demostración necesitara esa aseveración, ahí están los datos del incremento de contagios, hospitalizaciones y muertes a causa del Covid-19. Hay mandatarios que han sido víctimas de su negligencia en sus propias personas.
La sociedad civil está harta de las lenguas de madera
Dentro de 48 horas, en San Luis Potosí, a donde asistirán el Presidente y algunos miembros de su gabinete, se sabrá de qué lado se alinearán de veras los mandatarios estatales, cuando estamos a escasas tres semanas de que se conozcan los Criterios de Política Económica y el Presupuesto de Egresos de la Federación para 2021.
No se trata meramente de posiciones de ocasión. Se trata de saber si los gobernadores honrarán sus compromisos en el periodo electoral que dentro de un mes se pondrá a caballo en todas las escalas.
Por lo pronto, lo que escuchamos es el ruido de las lenguas de madera, de las la sociedad civil está hasta la madre.