A FUEGO 
LENTO
Por Enrique Pastor Cruz Carranza
Soy un convencido, según el grado de respeto a la Libertad de Expresión, los Derechos Humanos y Tolerancia, podemos clasificar el grado democrático de un país, nivel de civilidad de su pueblo y la categoría de sus gobiernos.
No puedo aceptar – bajo ningún criterio – el vergonzante trance que hoy vivimos los comunicadores en México, ocupando el primer lugar mundial en crímenes de Periodistas, Líderes, Sociales como también el avance increíble de la Delincuencia Organizada que ha logrado dominar Entidades completas, ante la aparente impotencia y/ o complicidad de los tres Poderes de la Unión.
Fomentar las confrontaciones ante reportajes con datos duros, investigación periodística con elementos que deben ser esclarecidos por las autoridades y convertir la nación en un Circo Romano con definiciones dignas de fanatismos o Moros contra Cristianos, es retroceder a las más absurdas lecciones de la insensatez.
Nadie que ame a su Patria puede desear que el Presidente, y todas las Instituciones se desdibujen en la inoperancia, la insolencia, despotismo o intransigencia.
No podemos deslindarnos en la responsabilidad de quienes nos gobiernan, bajo la tesis de ser democráticos y elegidos en libertad política, por mayoría a quienes estarán en cargos, los tres niveles de gobierno.
Al final el poder es del pueblo y de ahí se sustenta la legitimidad de cada autoridad.
Nadie puede estar satisfecho de ningún crimen, menos cuando se busca crear mordazas de sangre y entornos de odios con ejecuciones cargadas de impunidad.
Hace mucho no podemos presumir ante el mundo, un gobierno que nos de prestigio, pues los hechos de corrupción, rapiña, diferencias drásticas de oportunidades, excluyentes, discriminatorias y falta de un sólido Estado de Derecho, contrasta con la grandeza de la propia Constitución.
Nuestra Patria es un gran cementerio de víctimas sin el mínimo respeto y justicia ante la ejecución.
Madres, Esposas, hijos lloran desconocer el destino de sus seres queridos y las fosas clandestinas se multiplican sin pudor.
Los fraudes a las finanzas siguen sin freno. Tráficos de Influencias, cinismo y al final ridículos dimes y diretes bochornosos.
No Señor Presidente Andrés Manuel López Obrador.
Los periodistas no somos enemigos de usted ni de ningún gobernador, diputado y demás.
Somos mexicanos como usted, que trabajamos por cambiar a fondo, las inercias apátridas, los abusos de poder y lo documentamos exponiendo la vida.
No confunda a quienes ven el periodismo como
Instrumento de blindaje a fechorías, poderes fácticos y menos como cómplices por comodidad de enaltecer vanidades de efímera existencia, con rumbos amplios al basurero de esta cada día más prostituida sin clase política.
No más rijosas actitudes y más congruencia política ante las promesas de hacer las cosas diferentes, pues por ello se recibieron más de 30 millones de votos en el 2018.
México exige un Presidente que respete nuestra Constitución, las Libertades Universales, Los Derechos Humanos y todas las leyes que nos rigen.
Satanizar al periodismo y ejecutarlo no evitará llegue la primavera, como tampoco destruyendo la Investidura Presidencial lograremos ser lo que merecemos a nuestra grandeza de pueblo libre y soberano.