“Las palabras
son llamas solidificadas…”
Ryszard Kapuscinski
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En sus marcas, listos… ¡a fuera! Aunque, bien visto, son más las listas.
Si uno no se fija mucho en todo lo sucedido en el extensísimo tiempo prelectoral, donde todos –comenzando por el presidente— se brincaron las trancas, el 1 de marzo arrancó, formalmente, la campaña electoral, rumbo a las elecciones del 2 de junio.
La novedad es que, en tierra de machos, dos de los candidatos a la presidencia son mujeres, con sus propias historias de vida, pero que, necesariamente, le aplicaran su visión de género.
Lo anterior no significa que sean mejor o peor a la hora de gobernar y tomar decisiones. Una, lleva el peso de tres partidos que hace poco eran agua y aceite. Otra, el peso de un presidente que tiene su propio proyecto transexenal –la 4T—, que no admite desviaciones, frente al amago de fuerzas externas, la aviesa oligarquía, e internas, el mismo Movimiento de Regeneración Nacional, donde hay, ideológicamente, de chile, de dulce y de manteca.
Percepciones y encuestas revelan que la candidata del partido en el gobierno, con cinco años en campaña, lleva una considerable ventaja. De ahí que se hable de un relevo y que la elección es, sobre todo, un plebiscito.
Sobre todo, se perfila lo que se considera será una elección de Estado.
La portada de La Jornada de ese día, 1 de marzo, es inequívoca: Propuestas o guerra sucia. Se complementa con la Rayuela: “Los ataques en contra de Claudia no tienen firma… tienen huela”.
¡Ah! La campaña electoral arranca ya con un handicap de 33 aspirantes asesinados, más los que se acumulen.
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“Tengo claro que nos tocará juntos y juntas guardar el legado de un hombre que hoy está en Palacio Nacional, que ha cambiado para bien la historia de nuestro país”.
Bajo un intenso sol y con la bandera nacional ondeando en medio de la plaza colmada y rebasada, Claudia Sheinbaum, candidata por la coalición Seguiremos Haciendo Historia, emprende la última etapa de su campaña, antes de la elección del 2 de junio.
Es, antes que nada, un reconocimiento al líder moral que deja su testimonio, su testamento, que habrá que redondear y concluir.
Es una candidata que se apega, estrictamente, al guion (pre)establecido. Hasta ahora, con poco margen de maniobra. Utiliza casi el mismo lenguaje y actitud, pero en mujer.
El género no es garantía de que sea mejor gobernante que un hombre, con todo y que se hable de la sensibilidad femenina.
Es vista como un títere de López Obrador, por lo que, más temprano que tarde, tendrá que hacer valer su personalidad, más allá del género. Si él es descalificado en las redes como narco presidente, ella carga el estigma de ser la narco candidata. Por eso, es necesario el deslinde.
Sería la primera mujer en gobernar el país en 200 años de proclamada la república, después de que, apenas, en 1953, se alcanzó el voto femenino. Se destaca el asunto de la paridad, que poco ha incidido en las políticas públicas. Más cuando vemos los altos índices de violencia contra las mujeres, dentro y fuera del hogar.
Continuarán los programas sociales a la población vulnerable, que va más allá de la pobreza (sin adjetivos). Tema que retoma la oposición, pues atrae votos.
Un planteamiento, para consumo interno: “Seremos respetuosos del gobierno de Estados Unidos, pero también exigiremos el respeto a nuestra soberanía”.
Sentenció:
“Quedaron atrás el modelo neoliberal y la corrupción que lo acompañó por 36 años y surgió el humanismo mexicano. Un modelo propio que no hay en otro lugar del mundo. Surgió de los mejores capítulos de nuestra historia y de un gobierno honesto y austero, y desde aquí que nos oiga bien el presidente: ¡es un honor estar con López Obrador!”.
Y su compromiso, entre los cien que propone, frente a los amagos de autoritarismo:
“Mi obligación es llevar a México por el sendero de la paz, la seguridad, la democracia, las libertades y la justicia. El segundo piso de la transformación lo vamos a construir juntos”.
Siempre y cuando destierre el lenguaje de la confrontación, que sólo alimenta la polarización, que se volvió la divisa de la 4T.
Casi al terminar su discurso, retoma parte del credo amlista:
“Vengo a decirles que protesto no mentir, no robar y no traicionar al pueblo ni a la dignidad de la República”.
Es una concentración que recuerda, ¡ni modo!, a las que convocaba el otrora partido hegemónico, al que acudían en tropel las fuerzas vivas.
¡A qué tiempos aquéllos…!
¡Y el lapsus: “Que siga la corrupción…!”
(Donde dice corrupción, léase transformación)
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“Se acabaron los abrazos a los delincuentes y la ley sí será la ley”.
Así lo expresa Xóchitl Gálvez, candidata a la presidencia de la coalición Fuerza y Corazón por México (PRI-PAN-PRD), en los primeros minutos del 1 de marzo, al arrancar su campaña, en Fresnillo, Zacatecas, rumbo a la elección del 2 de junio.
Lo hace, como un reto, en un lugar que se caracteriza por sus elevados niveles de inseguridad y violencia. Sabe que es la gran asignatura pendiente de la presente administración, con todo y que haya desplegado a la militarizada Guardia Nacional.
Allí, en Fresnillo, “el 96.4 por ciento de los habitantes sufren por desapariciones forzosas, extorsión y amenazas por parte del crimen organizado.
“Estas amenazas se hicieron evidentes con la cantidad de protección en las calles. Se veían camionetas y patrullas de la Guardia Nacional, de la policía estatal y hasta del ejército circulando por todos lados. Algo que no parece común en este lugar”.
Allí presentó cinco puntos para mejor la seguridad:
“El primero de ellos será regresarle a las Fuerzas Armadas sus funciones originales. ‘El Ejército dejará de hacer obras y caprichos del gobierno”. Y es que “a nuestros soldados y marinos no les corresponde tapar baches en una carretera o prestar servicios de hotelería en un centro turístico”.
Se respira la inseguridad. Dice una madre buscadora: “Salimos y no sabemos si vamos a regresar” (El Financiero, 1/3/2024).
En Irapuato, Guanajuato, se refiere a la relación con Estados Unidos: “Prefiero una colaboración bilateral respetuosa y transparente con Estados Unidos que seguir permitiendo que los cárteles controlen regiones cada vez más grandes del país. Morena defiende la soberanía de los cárteles. Yo defiendo la soberanía de los mexicanos”, agregó.
En relación con las fuerzas armadas, plantea “duplicar la cantidad de integrantes de la Guardia Nacional y que esta fuerza tenga mando civil al frente. Adelantó que de llegar al gobierno retirará de inmediato a los militares de acciones que los distraen, como obras públicas”.
Para el anecdotario: XG se pincha un dedo y firma con sangre su compromiso de que no desaparecerán los programas sociales (La Jornada, 2/3/2024).
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Veda electoral.
1. El 27, López Obrador anunció que en los próximos tres meses únicamente hará giras de supervisión.
No es necesario que haga nada más. Pero ¿modificará el contenido de las mañaneras? ¿Le bajará a las descalificaciones?
Enfrentó algunas críticas:
“Ahora resulta que, sin ninguna prueba, el señalamiento, nada más porque los medios quieren destruirnos políticamente, medios nacionales al servicio de los saqueadores, de los corruptos y también medios internacionales que juegan ese mismo rol”.
No sólo son los medios tradicionales. “Alertó de la actividad en redes sociales (antes benditas) y medios de comunicación en el extranjero (como el NYT) que han reproducido la etiqueta de narcopresidente o buscan equiparar su gobierno a una dictadura, con campañas millonarias que incluyen la compra de bots en el exterior.
“Dictador. ¿De dónde? ¿A quién hemos reprimido? ¿A quién hemos desaparecido? ¿A quién hemos mandado masacrar? ¿A quién hemos torturado?”
Frente a la incomprensión, se victimiza, y él, al igual que Madero, se asume como mártir por la democracia, pero que, a pesar de que asegura que no hay polarización —ellos son los malos y nosotros los buenos—cierra, herméticamente, la posibilidad de dialogar y tender puentes. De ahí que él mismo, desde Palacio, con las mañaneras, ha sido el principal animador de la polarización, aunque lo niegue.
“Ciento cuarenta millones de supuestas personas que se están manifestando; imposible. Pero así pueden llegar a tumbar gobiernos cuando la gente no está informada y es susceptible de manipulación. Es gravísimo, es tóxico”.
Lo anterior significaría que el antídoto, gracias al mismo presidente, las mañaneras, como estrategia de comunicación, ha fracasado.
A pesar de todo, es optimista: “van a ser los ciudadanos los que van a decidir libremente en elecciones limpias y libres, como nunca en la historia del país” (La Jornada, 28/2/2024).
2. El 1, el presidente informó que hablará en las mañaneras de historia que, reitera el 3, “en una especie de seminario, empezamos (con) Hidalgo, Morelos, Juárez, Villa, Zapata, Ricardo Flores Magón…”
Así, el 30 de septiembre podrá retirarse tranquilo y esperar a que acompañe a Hidalgo, Morelos, Juárez, Madero y Lázaro Cárdenas en el estandarte de las grandes transformaciones de la nación.
Dos preguntas en el aire, una constatable y otra posible pero no probable:
¿Qué sucedió en 2018? Porque llegó a la presidencia con ese INE que tanto criticó.
¿Y si gana otra mujer, que no es la que en casi todos piensan?
Todo dependerá del peso del voto de la oligarquía versus el voto del pueblo.
3. López Obrador le responde a la oficina en México al Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos acerca de la violencia electoral:
“El Alto Comisionado es muy, con todo respeto, muy tendencioso, está en contra de nosotros y hace comparsa con los que quieren demostrar de que México es un país muy violento” (La Jornada, 5/3/2024).
El presidente y su delirio de persecución.
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1. “La militarización absurda de este sexenio es cualitativa más que cuantitativa. Consiste en disponer de los militares para encargos que nada tienen que ver con su misión. Acatan, les guste o no, porque la obediencia es el valor supremo en la vida militar. Y el presidente es el comandante supremo de las fuerzas armadas.
“Después de las elecciones la presidenta electa definirá su gabinete. Es el momento de sacar a los militares de los cargos ajenos a su misión, nombrando a civiles”.
—Gabriel Zaid. Desmilitarizar (Reforma, 25/2/2024).
2. Las fuerzas armadas seguirán en las calles, haciendo labores de seguridad pública, hasta que sea necesario, dice Claudia Sheinbaum.
Su primer acto de campaña, después de la Ciudad de México, la realiza en Ciudad Juárez, como hace seis años lo hizo López Obrador.
“Sheinbaum se refirió a la frase abrazos, no balazos, la cual no quiere decir que ‘estemos cruzados de brazos desde el gobierno de México; nunca se planteó, como dice la oposición, abrazos a los delincuentes’, precisa.
“Hizo un llamado a los aspirantes a la Casa Blanca, Joe Biden y Donald Trump, a no utilizar a México como parte de sus elecciones, pues bastantes problemas tienen en su país. ‘Que resuelvan o procuren mencionar la respuesta a los 100 mil jóvenes que mueren cada año por consumo de fentanilo”, dijo (La Jornada, 3/2/2024).
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En Palenque, Chiapas, “el presidente López Obrador pidió, el 28, a su homólogo de Estados Unidos, Joe Biden, y al primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, no hacerle el juego a las fuerzas del conservadurismo que han emprendido una guerra sucia en contra en plena coyuntura electoral; y advirtió que si no hay trato respetuoso no acudirá a la Cumbre de Líderes de América del Norte, que se estima se realice en abril en Quebec.
“Desde la estación Palenque del Tren Maya, donde realizó la mañanera, el mandatario federal consideró que hay una estrategia de lobby a nivel internacional de parte de los conservadores mexicanos a fin de generar diferendos con los dos socios comerciales, por lo que llamó a los líderes de esas naciones a no atender esos intentos. Modérense, no se metan”, enfatizó.
En buen español: No sean metiches.
“Me gustaría que el presidente Biden o el premier Trudeau conocieran la campaña de AMLO presidente narco. Ellos tienen la forma de saber cómo se arman estas campañas para que no participen en favor de esta guerra sucia, se abstengan de participar”, señaló (La Jornada, 29/2/2024).
No es tan sencillo. Desde siempre, por simple vecindad, Estados Unidos ha estado pendiente de lo que sucede en México, llegando a la abierta intervención (1847 y 1914). La relación escaló con el Tratado de Libre Comercio (1994), hoy en su versión 2.0, el T-MEC.
De paso, el 29 en la noche Canadá reanudó la exigencia de que los mexicanos, como los de otros países, tengan que entrar con visa.
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