Voces del Periodista Diario

La corrupción y la salud democrática global

Sinfonía Telúrica

Por Abraham García Ibarra

Partamos de la siguiente mojonera: El amigo Trump llegó al Salón Oval de la Casa Blanca en enero de 2017. Para el año siguiente, los Estados Unidos perdieron cuatro puntos en el Índice de Percepción de la Corrupción (IPC); el bajón más pronunciado en siete años; esto es, los de gestión del demócrata Barack Obama.

Cuando Trasparencia Internacional dio su reporte sobre esa asignatura de 2018 en enero de 2019, repitió su diagnóstico de cajón: La corrupción socava la democracia y genera deterioro de las instituciones públicas.

Desde que se instituyó el IPC, invariablemente aparecen mejor calificados los países de Europa Septentrional, entre los que destacan Dinamarca, Finlandia, Suecia y Noruega, congregados en el Consejo Nórdico.

¿Por qué México, que en la tabla mundial se ha deslizado en caída libre desde el periodo de Vicente Fox, no toma el modelo de administración pública de aquellas naciones y sigue encadenado al sistema estadunidense?

Típico: El que por su gusto es buey, hasta la coyunda lame

Por nuestra parte, aventuraríamos una respuesta un tanto rústica: Al arrancar el doble mandato del republicano Donald Reagan, el inquilino de la Casa Blanca, al son dictado por Margaret Thatcher, proclamó la Revolución conservadora, placenta de la globalización económica.

Una primera señal en México fue el ingreso al Acuerdo General de Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), devenido al tiempo Organización Mundial de Comercio (OMC).

Para seguir en línea, el Estado mexicano fue expuesto sin red de protección al Tratado de Libre Comercio (TLC), en proceso de convertirse en T-MEC, a punto de entrar en vigor el 1 de julio próximo, ocasión que queremos celebrar de la mano del Amigo Trump.

La revocación del viejo Orden Económico Mundial

Volvamos al Jardín de las rosas de Reagan para entrar en materia: Los tanques pensantes del Partido Republicano y fauna de acompañamiento idearon formas de implantar en América Latina la Revolución Conservadora.

Para efectos político-electorales, se creó la Fundación para la Democracia, de la que fue subsidiario y receptor de fondos el Partido Acción Nacional (PAN).

Otro capítulo se encargó expresamente del empresariado latinoamericano. Este es nuestro punto.

Ejerciendo los Estados Unidos el control político de las agencias financieras multinacionales, el Banco Mundial (BM), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), entre otras, mangoneadas por la Reserva Federal (Fed) y el Departamento del Tesoro, se deslizó una iniciativa para que los empréstitos de aquellos entes no se contrataran con los Estados parte contribuyentes, sino que fueran directamente a la gestión por el sector privado.

La vía “mexicana” hacia el Nuevo Estado Neoliberal

Larvado aún aquel proyecto, en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari se empezó a construir la vía mexicana hacia el Estado neoliberal, instituyendo para tal efecto el corporativismo empresarial, fondeado con la donación del sistema de banca y crédito y de las empresas productivas del Estado mexicano.

Para redondear el negocio, se privatizó el Sistema de Ahorro de los Trabajadores para su Retiro. Anticipando la quiebra del modelo, se creó el Instituto de Protección al Ahorro Bancario (IPAB), que se ha encargado de recoger la  basura fraudulenta de los administradores privados.

Versión “mexicana” de la revolución conservadora recalentada

Retomamos las iniciativas reaganianas, ahora que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), pasando sobre la obligada consulta al Estado-socio, comenzó a abrir sus tesorerías directamente al Consejo Mexicano de Negocios, como si las operaciones se pactaran entre sociedades anónimas y no entre instituciones de interés  público.

Lo dice la conseja popular, palo dado, ni Dios lo quita. Por supuesto, los detractores de la cuarta trasformación están que no caben de plácemes.

Abierto el boquete, la Confederación Patronal de la República Mexicana ya ve su luz en el túnel: Ha reciclado un proyecto presentado en 2017 a Enrique Peña Nieto: La constitución de un Consejo Fiscal Independiente.

Obviamente, suponemos, para suplantar y usurpar las funciones del Sistema de Administración Tributaria y, ya entrados en gastos, hasta las del Tribunal Fiscal de la Federación y la correspondiente Procuraduría Federal del Contribuyente. A propósito, ¿independiente, respecto a quién?

Una duda existencial nos mortifica

Si mal encaminados no andamos, el sindicato patronal siente el respaldo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), administrada por el ex secretario de Hacienda mexicano José Ángel Gurría Treviño; tampiqueño, para más señas.

Una duda existencial nos acongoja: Si el BM, el FMI, la propia OCDE y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe coinciden en sus evaluaciones en que México es uno de los Estados del mundo con una de las más bajas recaudaciones tributarias, ¿cómo reorientará y solventará ese déficit un Consejo Fiscal Independiente regenteado por el poder económico privado? Que alguien nos lo explique. Es cuanto.   

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