Voces del Periodista Diario

La “izquierda” que camina al basurero de la historia

Sinfonía Telúrica

Por Abraham García Ibarra

Si algún lado bueno tuviera la pandemia Covid-19 para los adultos de la cuarta edad -en la que estamos inscritos- es que, a falta de dominio de los ingenios digitales, el “disco duro” que traemos cada uno en el cráneo, es puesto a prueba.

Corre video: Vivimos in situ, en la primavera 1967, la crisis electoral interna del PRI en Sonora, que dio pie a un movimiento popular en el que se vio comprometida la comunidad estudiantil de la universidad estatal que, a medio de año, fue tomada por asalto por paracaidistas federales comandados por el célebre general José Hernández Toledo.

De aquella experiencia reporteril –El día en que explotó la rabia, escribió el memorable Ismael Papatzul Mercado Andrews-,  nos queda en memoria la aviesa conducta de algunos individuos que hicieron negocio poniendo el dedo sobre  militantes en dicho movimiento, perseguidos por los aparatos de represión.

La “izquierda” se incorpora a la “industria de la delación”

En lo sucesivo, en la cobertura en trabajo de campo del activismo de algunas corrientes de izquierda, obtuvimos pruebas de la industria de la delación financiada, entre otras agencias de Estado, por la Dirección Federal de Seguridad (DFS). De sus actuaciones quedan constancias en el Archivo General de la Nación.

En la década de los setenta, el centro de atención de la Inteligencia político-militar y de los medios de comunicación nacionales e internacionales se colocó sobre la Liga Comunista 23 de Septiembre, expresión armada juvenil que, a partir de Jalisco, se extendió a los estados del norte; con especial exacerbación en Sinaloa y Sonora.

La reciente narrativa sobre esos movimientos armados ha confirmado la innoble acción de los delatores que operaron en el interior de esa opción, cuyos más destacados militantes fueron indultados por la ley que acompañó la Reforma Política de 1977-1988.

Ya llegó, ya está aquí: Democracia hoy/ Patria para todos

Vimos después a algunos de esos personajes incorporados al Frente Democrático Nacional (FDN), que en 1988 abanderó la candidatura presidencial del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano quien, para octubre de ese mismo año, hizo el llamamiento a la formación de un nuevo partido, luego puesto bajo registro oficial como Partido de la Revolución Democrática (PRD): Democracia hoy/ Patria para todos.

Nuestra crónica de octubre de 1988 en el periódico El Día, está llena de asombro por la variopinta presencia de tantos sedicentes “izquierdistas”, que se pusieron a la sombra de Cárdenas Solórzano.

El hijo de don Lázaro porfió por tercera vez en su tentativa por llegar a la presidencia de la República en 2000. Un ala de los “sedicentes izquierdistas” giró hacia la derecha, convocando al voto útil en contra del fundador y nuevamente candidato del PRD.

Después de Rosario Robles, la “izquierda políticamente correcta”

Ahí empezó la debacle del Sol Azteca: En esa década, se alzó con la dirigencia nacional la inefable Rosario Robles Berlanga. Hizo su presentación la tribu de Los chuchos, Nueva Izquierda, luego aderezada por los medios de derecha como la izquierda políticamente correcta.

Entre 2008 y 2015, Los chuchos ligaron tres periodos en el control del PRD. Confirmada la traición a Cárdenas Solórzano, su expulsión del partido fue un mero trámite. En 2012, no fue sorpresa que activos de esa corriente se apresuraran a reconocer el triunfo del priista Enrique Peña Nieto, a cuyo despacho se apresuraron a firmar el fáctico Pacto por México.

Por orden de aparición, los tres chuchos que detentaron la dirigencia nacional del Sol Azteca en el periodo recordado, fueron Jesús Ortega Martínez, Jesús Zambrano Grijalva y Carlos Navarrete Ruiz.

Un plomo perdido se alojó en el cachete de Zambrano Grijalva

A Zambrano Grijalva se le conoce coloquialmente como El Tragabalas, en mérito de un plomo perdido que se le alojó en uno de sus cachetes, cuando, en Culiacán, Sinaloa, se rendía ante una partida militar.

En su hoja de vida, Zambrano Grijalva gusta de citar su supuesta participación en el movimiento estudiantil de Sonora en 1967 y acreditarse como activo de la Liga Comunista 23 de Septiembre. Sobrevivientes sinaloenses de este grupo armado no logran aún despejar sus dudas sobre su condición de informante de los aparatos federales de seguridad.

Reconocen por fin los amarillos la cruz de su verdadera parroquia

En su aciaga existencia e incesante declive, en casi 30 años el PRD ha tenido 26 dirigentes nacionales (casi uno por año), lo que confirma la inestabilidad provocada en su interior por sus insaciables irreconciliables tribus.

Ya para 2018, esa “izquierda” reconoció finalmente la cruz de su verdadera parroquia. Se ayuntó con el Partido Acción Nacional, trepándose a la campaña de Ricardo Anaya Cortés, aunque algunos votaron PRI.

Hasta la semana pasada, lo que queda el PRD era mangoneado por una junta de siete notables, uno de ellos identificado como mensajero de los hermanos Moreira, priistas de Coahuila, donantes de la bancada amarilla durante la coordinación de Silvano Aureoles Conejo en la LXII Legislatura federal, de la que partió en 2015 bien forrado de billetes rumbo a la gubernatura de Michoacán.

Zambrano vuelve al ataque: Primer pacto, votos al PRI

La semana pasada, en San Lázaro se abrió el piso de remates en la pugna por la directiva de la Cámara de Diputados, que ayer inició el periodo ordinario de sesiones. A la chita callando, el sábado por la noche el Consejo Nacional del PRD, en reunión virtual, decidió sigilosamente nombrar presidente a Jesús Zambrano Grijalva para un periodo de tres años.

Ni noticia resultó que, ayer, Zambrano Grijalva pusiera a disposición del PRI -¿gratuitamente?- los votos de los diputados federales Antonio Noriega, Jesús de los Ángeles Poo, Guadalupe Almaguer y Abril Alcalá, para impedir que el otrora aliado del Sol Azteca, el Partido del Trabajo, se hiciera con la presidencia de la cámara baja.

Gratuitamente, preguntamos: No, el repetidor dirigente amarillo actuó en defensa de la legalidad y en contra de un atraco institucional, no faltaba más. Hágame usted el refabron cabor. Hasta aquí, la triste historia de la cándida Eréndira “izquierdista”. Es cuanto.

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