Por Walter Goobar*
Todo el SARS-COV2 que ha puesto en jaque al planeta podría caber en una lata de gaseosas. A esta conclusión llegó el científico Cristian Yates, autor del libro Matemáticas de la vida y la muerte, que realizó el cálculo para un programa de la BBC. Sin embargo, esta guerra microbiana en la que el diámetro de una partícula de Corona virus oscila entre 80 y 129 nanómetros, ha liberado las peores miserias de la Humanidad y las ha viralizado. Si a comienzos de la pandemia se acaparaba papel higiénico y barbijos, ahora la lógica del sálvese quien pueda se ha trasladado a las vacunas: en un planeta en el que los países ricos acaparan vacunas y toleran que los monopolios farmacéuticos generen una escasez artificial para maximizar sus ganancias, las vacunas están por convertirse en algunos de los medicamentos más lucrativos de todos los tiempos. Solo este año, las compañías esperan ganar miles de millones de dólares por la venta de vacunas. De acuerdo al informe del director financiero de Pfizer, Frank D’Amelio, la compañía obtendría en 2021 unos 42.000 millones de dólares en ganancias y de ellos, 15.000 millones
por la venta de la vacuna contra el COVID-19. Los beneficios financieros de Moderna por la venta de su vacuna, según lo revelado por su presidente, Stephen Hoge a los inversionistas, “alcanzarían unos 18.000 millones de dólares durante el año en curso”. Sin duda alguna, algo similar pasaría con el rendimiento de AstraZeneca y J&J.
Y esto está sucediendo después de que el Gobierno de Donald Trump financió completamente, usando 2.000 millones de dólares del dinero público, todo el proceso de investigación y desarrollo de vacunas anti- COVID-19 de Moderna y J&J. También Pfizer recibió cerca de 2.000 millones de dólares y su socia alemana BioNTech, 500 millones de dólares por sus vacunas.
Como explica el escritor y periodista Matt Taibi: “El modelo de negocio de Big Pharma es brillante. Una parte importante del gasto en I+D lo paga el Estado que regala su ciencia a las empresas privadas que luego pueden extraer pingües beneficios del mismo gobierno”.
En el último número de la revista Business Wek titulado “La distribución rápida, tensa y lucrativa de Pfizer” se analiza la estrategia de la multinacional farmacéutica.
El artículo explica cómo Israel logró hacerse con una cantidad elevada de vacunas de Pfizer tras pagar 30 dólares por dosis, un 50% más de lo que ofrecía EE.UU. o Europa.
“La distribución de las vacunas hace pensar en un juego de suma cero”, acierta Business Week al señalar que “cinco días después de la victoria de Netanyahu (en la contratación de vacunas), Pfizer informó a todos sus clientes– menos a EE.UU.– de que recortaría sus suministros debido al cierre provisional de su planta en Bélgica”.
Pfizer empezó pidiendo 54 euros por dosis en Europa y luego bajó a entre 15 y 30 dólares para todos los países “industrializados”, que serían casi los únicos capacitados para negociar mano a mano con D’Amelio y con el consejero delegado de Pfizer, Albert Bourla. Los países ricos ya han comprado el 75% de las vacunas producidas a escala mundial. Canadá tiene cinco veces más de lo que necesita.
Los principales directivos de Pfizer, Moderna y de Johnson & Johnson aseguraron hace poco, por separado, a sus inversionistas que esta pandemia se convertirá en una endemia estacional, lo que permitiría subir el precio de las vacunas basado en su valor en el mercado.
De acuerdo a los estudios de las farmacéuticas, el virus estará persistiendo largo rato transformándose en una endemia perenne a medida que las mutaciones seguirán propagándose y no se descarta que se necesiten inyecciones de refuerzo. Según el director financiero de Pfizer, Frank D’Amelio, “la necesidad de inyecciones de refuerzo presenta para nosotros una oportunidad significativa para nuestra vacuna desde una perspectiva de demanda y desde una perspectiva de precios”. Las promesas iniciales de las farmacéuticas de no beneficiarse de las vacunas durante la pandemia las está llevando el viento. Ya el año pasado, la corporación AstraZeneca anunció que desde el primero de julio de 2021 cambiará su política de precio de la vacuna.
El presidente de la corporación Moderna, Stephen Hoge y el vicepresidente ejecutivo de Johnson & Johnson, Joseph Wolk afirmaron en las conferencias con sus inversionistas que planean volver a precios más comerciales ya a fines de este año.
Por lo pronto, Moderna se ha negado a participar en el fondo respaldado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para distribuir vacunas a bajo precio a los países en desarrollo.
Tras constatar la perplejidad europea ante el desabastecimiento de sus vacunas, Business Week concluye: “Algún día habrá una autopsia de la pandemia y una cuestión central puede ser cómo es posible que una sola empresa llegase a tener tanto poder sobre tantas personas”.
Sobre el autor: Walter Goobar es editor del canal informativo de Telegram “Pandemias y Vacunas” https://t.me/ PandemiaYVacunas