Voces del Periodista Diario

La princesa Tecuichpo: “Flor o Copo de Algodón”

Ehécatl-Canek, en Arraquis.

La Otra Historia

Por Héctor Chavarría

Ehécatl-Canek (*)

La princesa Tecuichpo (1501-1551), fue la hija predilecta del noveno Huey Tlatoani de Mexiko-Tenochtitlan, de 1502 a 1520; Moctecuzoma Xocoyotzin (1466-29 de junio, 1520), y de Tezalco Tecuichpo, de Tonalco, quien a su vez era hija de Totoquihuatl, rey de Tlacopan o Tacuba.

Tecuichpo —como fue normalmente conocida—, nació entre los dos primeros años del siglo XVI y su nombre en náhuatl Tecuichpotzin (tecuhi; señor, gobernante e ichpochiti; doncella virgen; más el tzin, que es un sufijo reverencial; por lo que… Tecuichpotzin significa “Hija noble del Señor”, es decir según la terminología occidental de aquella época; princesa), muy acorde a su origen, pues además de ser hija de Moctecuzoma, su madre Tezalco Iscayochitzin era hija del rey de Tlacopan, por lo cual Tecuichpo confirmaba su sangre noble en las dos ramas de su ascendencia heredando de su madre el nombre Iscayochitzin, que significa Flor o Botón de Algodón; (de ichcatl, algodón y xóchitl, flor, llamada también Iztacxóchitl; Flor Blanca, de iztac; blanco y xóchitl; flor), sirvió como una especie de apodo a la “Hija del Señor”, por el resto de su vida, aun habiendo sido bautizada por el rito católico.

La niñez de Tecuichpo trascurrió dentro de la corte de su padre y compartió la gloria del poderío alcanzado por él y sus predecesores, así mismo, gozó del especial cariño que le reservó como primogénita y del cual existe testimonio, sin dejar por ello de someterse a los rigores y severidad que la tradición y Moctecuzoma, dictaban para la educación de la juventud de su nación. Por heredar el segundo nombre de su madre, Iscayochitzin, y también por su elevada educación y  la suavidad de su carácter se le conoció en el reino con el poético nombre de “Flor de Algodón” (Iscayochitzin), siendo llamada luego de la conquista por los europeos, al ser bautizada por iniciativa de Don Hernán Cortés, Doña Isabel Moctezuma, probablemente en honor a la reina Doña Isabel I de Castilla.

Moctecuzoma Xocoyotzin tuvo numerosas esposas y varias concubinas, estando 50 de ellas embarazadas, durante la conquista, obviamente un hombre ardiente, contando con más de 100 hijos, aunque sólo 19 de ellos fueron considerados legítimos.

Su favorito fue el príncipe Atzayacátl Chimalpopoca —escudo humeante—, heredero al trono, quien murió siendo llevado por los europeos y aliados en su huida de Tenochtitlán, en la jornada del 30 de junio de 1520 conocida por los europeos y sus posteriores y mansos siervos; como la Noche Triste. En realidad fue una victoria mexicatl desaprovechada, pero los actuales “mexicanos” la siguen llamando de manera ambigua “triste”; al fin sumisos guadalupanos por el dominio católico, inventor del guarro mito del Tepeyacatl, cien años después, para afianzar la conquista político-militar, con un mito ridículo, pero muy efectivo para someter a débiles mentales.

De las hijas, la favorita de Moctecuzoma fue la primogénita Tecuichpo, Flor o Copo de Algodón (Iscayochitzin). Antes de su muerte, entre los días 27 y 28 de junio de 1520, sintiéndose ya perdido el ex Huey Tlatoani, encargó a su admitido jefe Don Hernán Cortés; que mirase por el cuidado de sus cuatro hijas predilectas, Doña Ana (antes entregada como esposa a Don Hernán), Doña María, Doña Marina y Doña Isabel-Tecuichpo (la cual podría ser también esposa, o tal vez concubina del Malinche), —las cuatro previamente bautizadas en el catolicismo romano—, encomendándole especialmente a esta última, la cual fue entregada a su especial cuidado como simbólica esposa.

Poco después, al precipitarse los acontecimientos con la catastrófica retirada de los europeos de Tenochtitlán por la calzada de Tacuba, en la  mal llamada “Noche Triste”, Doña Ana, la esposa de Don Hernán hija de Moctecuzoma (que estaba apenas embarazada de su dueño), se perdió al igual que Doña María, muriendo también en la debacle, el joven príncipe Axayácatl Chimalpopoca, pudiendo escapar con vida Doña Isabel, Doña Marina —no confundir con la genial Doña Marina; Malinalli, amante y traductora de Don Hernán quien escapó herida y pudo reunirse nuevamente con los aliados de los europeos—, Doña Isabel-Tecuichpo, Doña Marina y su hermano el príncipe Don Pedro, regresaron con los mexica.

La señora y sus maridos

Según testimonios dados por personas que la conocieron, en 1519, Tecuichpo tendría cerca de 17 años y, ya era viuda. Afirman que se casó o la casaron a los 15 o 16 años, con Atliscaci, hijo de Ahuítzotl y, por tanto, su tío materno.

Este matrimonio es referido por varios testigos cuyos testimonios son parte integrante del documento titulado: Información de Doña Isabel-Tecuichpo Moctezuma, expedientes del Archivo General de Indias, los cuáles, proporcionan información de primera mano, misma que antes no se conocía, sobre esta harto interesante y singular mujer.

Es el caso de este primer esposo, que no es citado por los biógrafos de Tecuichpo-Isabel, porque Atliscaci, según alguno de estos testigos, pudo haber muerto antes de la conquista: “Quien (Atliscaci) en los tiempos del reinado de Moctecuzoma Xocoyotzin también ostentaba un rango militar de Tlacatecatl y quien murió, probablemente poco antes de la conquista”.

La noche del 30 de junio de 1520, Cortés y sus hombres europeos y aliados autóctonos, trataron de salir de la ciudad sin ser descubiertos, pero fueron sorprendidos y fuertemente combatidos en lo que ellos mismos llamaron “la noche triste” por las cuantiosas pérdidas, tanto de europeos como de aliados autóctonos, caballos y buena parte de las riquezas robadas.

En la confusión de la huida, Doña Isabel-Tecuichpo y Doña Marina, su media hermana, lograron regresar con los suyos. En la ciudad se llevaron a cabo apenas dos días de rituales de duelo por Moctecuzoma (por considerarlo indigno), luego el consejo eligió como nuevo tlatoani a Cuitláhuac y decidió, de manera simultánea su matrimonio con Tecuichpo-Iztacxóchitl para legitimar su derecho al trono.

La princesa tenía entonces alrededor de 19 años.

Cuitláhuac, señor de Iztapalapa y hermano de Moctecuzoma, había estado preso, junto con él en el palacio de Axayácatl, sin embargo, había sido liberado durante el sitio con la misión de apaciguar la rebelión y aplacar al pueblo, pero en vez de eso, encabezó la resistencia y, la victoria parcial sobre los europeos y sus aliados.

Ya como tlatoani preparó la defensa de la ciudad, pero lo sorprendió la muerte por viruela, enfermedad traída de Europa, por un accidente biológico la cual arrasó con gran parte de la población originaria que carecía de defensas. Tecuichpo-Iztacxóchitl, quedó nuevamente viuda, sin embargo, su viudez —de esos en apariencia, matrimonios simbólicos—  y su protagonismo, no terminaron ahí.

Cuando el joven Cuauhtémoc —águila que ataca—, fue elegido nuevo Huey Tlatoani, también legitimó su nombramiento, casándose con ella: Para reforzar la defensa de la Confederación de Anáhuac, es unida en dualidad con los dos primeros Uetlacatecutli o “grandes señores del mando”, por el Tlahtocan o Consejo de Ancianos de Tenochtitlan”.

El papel de Tecuichpo-Iztacxóchitl era importante en la sucesión al trono, sobre todo en la compleja situación que vivía Tenochtitlan en ese momento. Incluso se ha manejado que Cuauhtémoc para acceder al trono mandó matar a Asupacací, el último hijo legítimo de Moctecuzoma y hermano de Tecuichpo. Muchos años después, Juan Cano su sexto marido diría que la misma Tecuichpo se lo relató, es difícil saberlo, como difícil imaginar los sentimientos de ella para con su nuevo esposo mexicatl, si esto fue verdad…, pero eso es adelantarnos.

Al ascender Cuitláhuac al trono, Cuauhtémoc asumió el mando de los ejércitos, y nombrado Tlatoani al fallecer Cuitláhuac, continuó con los preparativos para la defensa de la ciudad. El 30 de mayo de 1521, Cortés le puso sitio. Los mexica y tlatelolca, abandonados por sus antiguos aliados y súbditos, resistieron los embates armados y la falta de víveres y agua.

El 13 de agosto, cuando, perdida toda esperanza, Cuauhtémoc intentó escapar al cerco puesto por sus enemigos, fue sorprendido y, aprehendido, junto a un grupo de leales y familiares, entre ellos su esposa Tecuichpo-Iztacxóchitl; para ella él pidió se le respetara la vida.

Cuauhtémoc y sus acompañantes, fueron llevados ante Cortés a su cuartel general. Al concluir el día, con la rendición y sumisión de Cuauhtémoc al rey europeo, terminaba también la guerra.

Era el día ce cóatl, segundo de la veintena xocolhuetzi, del año yei calli.

El 13 de agosto de 1521, para la historia y el calendario europeo.

A partir de esa fecha; los mexica estaban terminados.

Para Tecuichpo-Iztacxóchitl también terminó la primera parte de su vida, cerca de 20 años para ella y 196 para la ciudad fundada por los mexica. Con la aprehensión de Cuauhtémoc, la resistencia cesó inmediatamente. En adelante la autoridad total sería de Cortés.

En este clima, Tecuichpo y Cuauhtémoc fueron bautizados, él como Don Hernán Alvarado Cuauhtémoc y ella (de nueva cuenta), como Doña Isabel Moctezuma, en honor de la emperatriz de la futura España unida, esposa de Carlos I, soberanos a los que ambos les juraron vasallaje y lealtad. Isabel conservó en este segundo bautizo el apellido Moctezuma en reconocimiento de su legitimidad como hija del antepenúltimo huei tlatoani mexicatl.

Durante el gobierno de Cortés el capitán Cristóbal de Olid, gran amigo antaño de Don Hernán, se sublevó en Las Hibueras y Cortés partió al mando de una expedición para combatirlo, llevó con él a Don Hernán Alvarado Cuauhtémoc con su esposa Doña Isabel Moctezuma y, en el curso de aquella campaña lo ejecutó, acusándolo de traición…

La duda persiste, y persistirá, sobre la “traición” y la “tumba” del ahijado y tocayo de Don Hernán Cortés…, los supuestos restos recuperados de Cuauhtémoc, eran de una mujer.

En todo caso, Tecuichpo su aparente esposa, quedó nuevamente viuda, ahora de su tercer marido. En el caso de los tres maridos mexica, se ignora si el matrimonio fue consumado o se trató simplemente de algo simbólico-ritual.

Cortés hizo donación de tierras a las hijas de Moctecuzoma, otorgando a Isabel y sus descendientes los beneficios e ingresos del pueblo de Tacuba, así como de varias poblaciones más pequeñas. Era una rica herencia, aunque modesta en comparación con el patrimonio de su padre.

Esta donación sirvió, al mismo tiempo como dote y arras de Isabel en el matrimonio que Cortés determinó con Alonso de Grado, mismo que se llevó a cabo aquel año. A partir de su matrimonio con Isabel, Cortés nombró a Alonso de Grado visitador general de la Nueva España, con la tarea ordenada por el rey, de garantizar la cristianización de los “indios” y, su buen trato.

Tarea que le ganó la animadversión de aquellos europeos que no cumplieron con el precepto y dio lugar a sospechar un acto criminal en su muerte, ocurrida a pocos meses de su nombramiento en  circunstancias poco claras, incluso, algunos autores recientes afirman que Cortés conspiró para matarle (¿o habrá sido la dulce Tecuichpo?), nunca lo sabremos.

Pero convenía a Cortés tener otra vez a Tecuichpo cerca y además, antes de la debacle en la huida de Tenochtitlan, Moctecuzoma había concertado el matrimonio simbólico de su hija predilecta viuda, con el conquistador (amén de Doña Ana, a la postre ya esposa del extremeño), ello como una muestra de amistad y unión, por ello Don Hernán se aprovechó y la llevó a vivir a su casa.

Y, claro cómo se la habían dado como “esposa” (además de Doña Ana, a la cual había embarazado), agregó a la ya cuatro veces viuda, al número de mujeres con las cuales tuvo sexo, las más conocidas son: Doña Marina (Malinalli)“su lengua” y favorita; Doña Catalina, sobrina de Tlacochcálcalt, señor de Cempoala, conocido como “el cacique gordo”; doña Francisca, hermana del rey Cacama de Texcoco; Doña Ana de Moctezuma “su esposa”, la cual murió embarazada en la “Noche Triste” y, Doña Inés y Doña Elvira, también de la familia Moctezuma.

Cortés, en esta época, también estaba viudo, su mujer Catalina Suárez Marcayda, había fallecido en 1522, dejando tras su muerte, fuerte sospecha de asesinato (?) a manos de su esposo.

El hombre en verdad tenía un harem y, las mexica, indudablemente eran mujeres mucho más ardientes y desinhibidas que las europeas de aquel tiempo, atadas y amordazadas aquellas, por los idiotas preceptos religiosos de la ICAR (1), dueña de cuerpos y almas.

De esta relación con el extremeño, Isabel quedó embarazada (lo cual no había ocurrido con sus anteriores maridos), pero Cortés no estuvo dispuesto a reparar la “honra” tomada, por lo que la hizo casar nuevamente.

El elegido fue Pedro Gallego de Andrada, quien aceptó a cargar con el “paquete en camino” y, con el plus de la herencia.

El matrimonio se llevó a cabo en discreta ceremonia (si Tecuichpo realmente era “esposa” de Don Hernán, aquello la volvía bígama), de la cual no quedó constancia ni siquiera de la fecha, aunque se sabe que Doña Isabel de Gallego, parió seis meses después de realizado…, el producto de su relación con Don Hernán.

De esa anterior relación con Cortés nació una niña; Leonor de Cortés Moctezuma, quien fue entregada por su padre, a su primo Juan Altamirano, quien cuidó de ella hasta su matrimonio. Cortés manifestó cariño y atención por su hija, al grado que años más tarde tramitó su legitimación y le asignó en su testamento una dote de diez mil escudos.

El hombre no era tan “malo” como lo pintan en la “historia oficial”. Su hijo con Doña Marina, Martín fue su obvio predilecto, al cual dedicó protección y cariño.

Doña Isabel Moctezuma y Don Hernán… así los imaginamos.

Hacia 1529, nació en Tacuba un hijo varón de Doña Isabel y Don Pedro; Juan Gallego Moctezuma, quien fue bautizado por elprimer obispo de la Nueva España, Fray Juan de Zumárraga. El hijo de Isabel; Juan la acompañaría siempre y ella demostraría el afecto que le tuvo, en contraste al trato que le dispensó a su hija Leonor. Un año después, en 1530, Pedro Gallego murió de “muerte natural”, como se decía entonces, para descartar cualquier sospecha de muerte violenta, Isabel Tecuichpo-Iztacxóchitl quedo de nuevo — ¿auto viuda?—, ahora por quinta vez.

Cortés no estaba en México, Carlos V le había ordenado ir a España, regresó en 1531 para vivir en Cuernavaca. Quizá por esto, en esta ocasión, no intervino en la selección del nuevo marido de Isabel; Juan Cano de Saavedra.

Isabel tenía alrededor de 30 años, era cinco veces viuda, tenía dos hijos, era rica e influyente y muy posiblemente, con una plena conciencia de ello.

Es casi una certeza, que siendo así, ella haya elegido a este sexto hombre en su vida. No hay registro sobre la vida de Isabel después de este sexto matrimonio, solo sabemos del nacimiento de cinco hijos con Juan Cano y, que son prueba de su indudable actividad sexual, antes no demostrada, (salvo con Hernán Cortés y Pedro Gallego de Andrada): Juan, Pedro, Gonzalo, Isabel y Catalina, de los cuales hay documentación la cual dan noticia, los juicios hereditarios que se llevaron posteriormente.

En julio de 1550, Isabel murió de “muerte natural”.

Doña Isabel Tecuichpo Moctezuma según ha sido imaginada, una belleza mexicatl.

En esos veinte años, correspondientes a las décadas tercera y cuarta del siglo XVI, Isabel fue testigo de la acelerada construcción del nuevo Estado que se extendió sobre la mayor parte del continente.

Isabel, fue mujer de dos mundos, el autóctono en su esplendor y agonía y el europeo en su nacimiento y desarrollo, tuvo que abrir su mente para asimilar lengua, cultura, costumbres, religión… y por necesidad, la capacidad suficiente para conciliar su pasado con un presente, fincado sobre las ruinas de su mundo anterior, esposa de siete hombres, si se cuenta como su “marido” a Don Hernán.

La Señora y sus maridos: ¿Herramienta de otros o, viuda negra?

Toda una mujer, por donde se la vea… ¡Tecuichpotzin-Iztacxóchitl, Tihui!!!

Los descendientes

Así pues, dos de los hijos más importantes de Moctezuma sobrevivieron al primer asedio a la ciudad de Tenochtitlán, el príncipe Don Pedro y la princesa Doña Isabel Moctezuma, a quienes Don Hernán Cortés otorgó la más grande encomienda del Anáhuac, que incluía una parte del actual Centro Histórico.

Por su parte, Don Pedro de Moctezuma, llamado originalmente Tlacahuepantzin Yohualicahuacatzin, murió en 1570, descansando sus restos en la iglesia de Santo Domingo. Su hijo Don Diego Luis Moctezuma fue llevado a España por órdenes de Felipe II, casándose con la noble Doña Francisca de la Cueva y Valenzuela, muriendo en Valladolid en 1606. Felipe IV nombró al hijo de Don Diego; Luis…, Don Pedro Tesifon, Primer Conde de Moctezuma, en 1624.

La III Condesa de Moctezuma, se casó con el Virrey de la Nueva España Don José Sarmiento de Valladares y Arnés.

El título nobiliario persiste en España, y se calcula que hay 350 descendientes de la sangre Moctezuma en España y, unos 600 más en México.

Fin de esta relación, pero no de la historia…

(*)

HÉCTOR CHAVARRÍA

Todos les derechos reservados®: ©Héctor Chavarría

Articulos relacionados

Universidades públicas, sin apoyo de AMLO

Redacción Voces del Periodista

Puro lavado de dinero

Voces Diario

AMLO EN LA CUMBRE