Voces del Periodista Diario

Los demonios andan sueltos, ¿siguen triunfando?

El lecho de Procusto

Por Abraham García Ibarra

José Francisco Ruiz Massieu fue eminente estudiante de la UNAM, subsecretario de la Secretaría de Salud, gobernador de Guerrero y secretario general del CEN del PRI. Candidato a diputado federal triunfante, sus correligionarios lo designaron coordinador de su bancada en la legislatura federal XLVI. Saliendo de un desayuno con sus coordinados, la mañana del 28 de septiembre de 1994, José Francisco fue ejecutado  con arma de fuego.

El artero crimen ocurrió seis meses después del perpetrado contra el candidato presidencial del PRI de Luis Donaldo Colosio. Dada su trayectoria académica, política y administrativa, y su ascendiente partidista, al guerrerense se le estimaba entre el priismo como potencial candidato presidencial para 2000.

La abrupta ruptura de Zedillo con Salinas de Gortari

El asesinato de Ruiz Massieu fue interpretado en la opinión pública como detonante de la abrupta ruptura entre Carlos Salinas de Gortari, ex cuñado del guerrerense, y su sucesor Ernesto Zedillo Ponce de León. La causa: El presidente entrante consintió la imputación de la autoría intelectual a Raúl, ya conocido como El hermano incómodo.

Fiscal especial para la investigación de la ejecución de José Francisco, fue designado su hermano Mario Ruiz Massieu. Desde los primeros días de su gestión denunció interferencias políticas en la indagatoria. En febrero de 1995 renunció a su encargo. Lanzó a las prensas un libro bajo el título: ¡Yo acuso!

Indiciado en los Estados Unidos por presunto lavado de dinero, Mario murió convenientemente en septiembre de 1999 en la prisión de Newark, Nueva Jersey: Una expresión suya había cobrado titulares en la prensa: A uno le quitó la vida; al otro le quitó la fe y la esperanza de que en un gobierno se podría llegar a la justicia. Los demonios andan sueltos ¡Y han triunfado!

Tiempo después, en un paraje del Estado de México fue encontrado el cadáver de Enrique Salinas de Gortari. El procurador estatal en aquel entonces se regodeó anunciando que las revelaciones sobre el crimen estremecerían el universo político mexicano. La sinopsis no tuvo continuidad.

Entre terremotos y complots

Carlos Salinas de Gortari, según escribiría Miguel de la Madrid, llegó a Los Pinos en 1988 como resultado de un terremoto político que cimbró a la clase priista. Concluido a tambor batiente su sexenio, por algunas coincidencias, si había un sismo en México, el coloquio popular se expresaba: Regresó al país el ex presidente.

Dejada la conseja de lado, lo cierto es que en 2004-2006, cuando el entonces panista Vicente Fox urdió el desafuero de Andrés Manuel López Obrador como jefe de Gobierno del Distrito Federal para mojarle la pólvora como aspirante a la presidencia, hizo explosión mediática la sospecha de un complot contra el tabasqueño.

En su testimonio, sustanciado en el libro Derecho de réplica el empresario argentino Carlos Ahumada -quien  obtuvo en Coahuila un acta civil que acreditaba su condición de mexicano, procesado y preso por otras causas- detalló la trama de aquella conspiración en cuyo centro colocó al ex presidente Salinas de Gortari. Fue pródigo el autor en el directorio de presuntos implicados en aquel escándalo electoral.

El ex presidente, que originalmente -después de su huelga de hambre en Nuevo León- tomó residencia en Dublín, Irlanda, espaciaba sus visitas a México. En 2011, víspera de sucesión presidencial, hizo ostensible su presencia como facilitador social en el municipio de Chalco-Solidaridad, del estado de México.

Por aquellos meses, senadores de oposición en funciones, revelaron que el pastor de la Cámara alta, Manlio Fabio Beltrones Rivera les invitó a encontrarse con Salinas de Gortari. Uno de ellos incluso comentó que el móvil sería alinearlos en la candidatura de Enrique Peña Nieto.

En horas recientes, aparecieron crónicas y comentarios sobre el cumpleaños 70 del controvertido personaje. Vis a vis con el índice onomástico que en su libro presentó Ahumada, que circuló en 2009 con el sello de Grijalbo, la mayoría de los invitados especiales al alegre fasto, son los mismos del complot de 2004.

A la vista del reparto antiguo y del actual, lo que parece es que, como lo escribió Mario Ruiz Massieu, los demonios siguen sueltos. En política, lo que parece es. Es cuanto.

VP/Opinión/EZ

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