Por Abraham García Ibarra
Un atardecer del otoño de 1975, nos tocó asistir a una reunión de empresarios privados sinaloenses en la ciudad de Los Mochis, en la sede de la Asociación de Agricultores del Valle del Fuerte. La convocaron el procurador general de la República, Pedro Ojeda Paullada, y el gobernador Alfonso Genaro Calderón.
De repente, la asamblea se cimbró: El procurador, palmeando con la mano derecha sobre una carpeta, expresó que disponía de una lista de presuntos implicados en el narcotráfico.
Ojeda arribó a la norteña ciudad de Sinaloa después de haber sobrevolado los altos del estado en supervisión de la Operación Cóndor, de combate militar a la siembra, producción y tráfico de drogas.
Tres años antes, el entonces titular de la PGR había recibido desde Los Pinos la orden de echar tierra a una averiguación previa sobre el hallazgo de droga en una bodega de la planta El Palmito, en el municipio de Culiacán.
El propietario de aquella agroindustria sería dos décadas después presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) y candidato presidencial del PAN en 1988.
El actual presidente del CCE es Juan Pablo Castañón, originario de Los Mochis. Cuando el evento citado, tendría unos 15 años. No sabemos si leía los diarios de la época.
El éxodo de los más “pesados” sinaloenses
La Operación Cóndor fue ocasión para la poda de las cabezas más notables de las bandas sinaloenses que controlaban la rentable actividad. Los mejor avisados oportunamente, huyeron y se refugiaron en Guadalajara, Jalisco; Manzanillo, Colima, y Atizapán, Estado de México. El rasgo común de esos protagonistas era su baja o nula escolaridad.
No se generó, sin embargo, ningún vacío en el control del narco: El proceso de producción, comercialización y la gestión de la renta pasó por un moderno proceso de ingeniería financiera.
Se sentaron las bases para el lavado de dinero. Sus primeros operadores fueron los gerentes regionales de la banca comercial y dos de los primeros destinos de los recursos blanqueados fueron los sectores hotelero y turístico.
A cargo de la PGR el doctor Sergio García Ramírez, el constitucionalista vio la cuestión, ya no como de barandillas policiacas, sino como un asunto de Estado. Esto es, de Seguridad Nacional.
Diseñó el procurador una estrategia en la que se catalogaron los sectores empresariales más vulnerables a la tentación del lavado, entre ellos, además de los mencionados, el de bienes inmobiliarios y la comercialización automotriz. Otro enclave, las casas de cambio.
Tiempo después, se identificó a altos ejecutivos de la Asociación de Banqueros de México como cerebros del blanqueo de excedentes del narcotráfico.
¿Podemos entendernos?: Pago la deuda externa
En la década de los ochenta, la Agencia Antinarcóticos (DEA) de los Estados Unidos ya filtraba a los medios norteamericanos nombres del gabinete presidencial, gobernadores en funciones y militares supuestamente implicados en el negocio.
Ya instituidos y tipificados los cárteles, el tamaño de la renta narca se midió entonces por la audaz oferta de Rafael Caro Quintero en el momento de su captura: Liberación a cambio del pago de la deuda externa.
Para el periodo 1988-1994, investigadores académicos del tema insinuaban que la empresa narca “ya estaba siendo administrada por el Estado”, desde donde se mapeaban los territorios de operación de los cárteles dominantes hasta entonces, en especial los de El Golfo y de Juárez.
Durante el sexenio de Ernesto Zedillo Ponce de León, hizo crisis la relación Ejecutivo-Ejército, que desembocó en la purga de oficiales de alta graduación procesados por narcotráfico y lavado.
Y se patentó “El capo del sexenio”
En la gestión de Vicente Fox, la marca de Los Pinos fue El capo del sexenio: El sinaloense Joaquín El Chapo Guzmán Loera.
En sus propias palabras, el de Fox fue gobierno de los empresarios, por los empresarios y para los empresarios.
Sobre los empresarios privados y sus estrechos vínculos con los hombres de gobierno damos continuidad a entregas anteriores de esta sección y volvemos a los periodos de ruptura poder empresarial-poder presidencial iniciada en 1975.
De un ex presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), José María Basagoiti, recuperamos una declaración de principios: Las empresas están para tomar los recursos que Dios ha dado…
El profeta y su doctrina, Milton Friedman
Antes de que se acometiera en México la implantación del Estado Neoliberal en los ochenta, empresarios y algunos segmentos de mando de gobierno ya disponían del profeta y su doctrina: Milton Friedman, fundador y predicador de La escuela de Chicago.
En su evangelio, Libertad de Elección, Friedman dictó su tabla mosaica de la tomamos tres prescripciones: 1) Una sociedad que dé mayor importancia a la igualdad que a la libertad, terminará sin libertad y sin igualdad.
2) El fracaso del intervencionismo estatal ha hecho volver los ojos de nuevo hacia la defensa de la libertad y los derechos individuales, y 3) El político y el funcionario son sujetos económicos que tienen un interés personal muy directo en la actividad pública y tratan de maximizar su situación dentro del complejo mundo de la burocracia y la vida política.
El mejor secretario de Hacienda que ha tenido México
Encarna bien la tercera descripción un mexicano que, después de pasar por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), hizo posgrado en la Universidad de Chicago (la de la escuela de Friedman): Francisco Gil Díaz.
El neoliberal economista mazatleco inició -durante las presidencias del PRI– su escalafón en áreas del gabinete económico. Fue reclutado por Fox para su gabinetazo. Le entregó la Secretaría de Hacienda.
Al terminar el sexenio, Gil Díaz fue denunciado desde la Cámara de Diputados ante la Secretaría de la Función Pública porque, burlando la norma administrativa, apareció en el directorio del corporativo trasnacional HSBC antes de cumplir un años de retiro de último cargo público.
El entonces titular de esa dependencia, German Martínez lo exoneró. Después aparecería en la nómina de la española Telefónica México Centroamérica, como titular el grupo privado Avanzia y con relaciones sanguíneas con firmas interesadas en la industria petrolera.
Hace unos días, candidato presidencial José Antonio Meade Kuribreña designó a Gil Díaz como el mejor secretario de Hacienda que ha tenido México.
Alumnos adelantados de La Escuela de Chicago
A propósito de Chicago boys, vamos a ensayar una extensión continental con base en los siguientes nombres: Sergio de la Cuadra, Pablo Baraona, Álvaro Berdoa, Germán Buchi, Jorge Cauas y Emilio Maturana.
Los primeros cinco sirvieron al golpista asesino Augusto Pinochet en los ministerios de Hacienda y Economía, y en la banca central. El sexto, Maturana, fue identificado como asesor del diario El Mercurio, medio que entre 1972-1973, construyó opinión pública e incitó all derrocamiento y ejecución de Salvador Allende.
Fueron, los citados, cabeza de playa para introducir el neoliberalismo en Chile.
Expedicionarios a la conquista de México
La referencia no es casual: Durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, en la Secretaría de Agricultura y Ganadería (subsecretaría de Planeación), se tuvo el registro de asesores chilenos que habían servido al dictador Pinochet.
La referencia no es gratuita: Durante el mandato de Zedillo, se empezó a importar algunos productos del modelo neoliberal chileno: Verbigracia: La privatización de los fondos para el retiro de los trabajadores (que ahora hace aguas en Chile.)
El nuevo credo del eficientismo económico
Una cápsula cultural: Referido a la generación neoliberal-pinochetista, en Santiago de Chile fue de risa la ocurrencia del crítico Pablo Huneeus: El nuevo credo del eficientismo o cómo ser economista a la medida de Pinochet.
Del “Credo” son estas líneas: Creo en dios dólar todo poderoso, creador del cielo y la tierra. Creo en Milton Friedman, su único hijo, nuestro señor, que fue concebido por obra y gracia de la Universidad de Chicago; nació en la santa Feria Mercantil, padeció el poder de Poncio Popular, fue expropiado, muerto y sepultado. Descendió al infierno del socialismo. Al tercer día resucitó entre los vivos, subió once cielos y está sentado a la Derecha del poder…
Creo en el espíritu santo, la sagrada empresa privada y los autos japoneses. Creo en el mercado de capitales, las financieras y las camisas Pierre Cardin…
Ese credo es la Biblia de los tecnócratas mexicanos y sus amos los hombres de negocios. Por eso estamos como estamos. Es cuanto.
VP/Opinión/EZ