Por Abraham García Ibarra
En agosto de 2017 -después de fracasada la reunión de la OEA en México para castigar al bolivariano Nicolás Maduro-, el “estupendo gorila colorado”, Donald Trump expectoró: “Tenemos muchas opciones contra Venezuela y advierto que no voy a descartar la opción militar”.
Siete meses después, en enero de 2018, catalogó el régimen que preside Maduro como una dictadura. Puso a caballo sanciones económicas para profundizar la crisis política y soliviantar al pueblo venezolano.
El año pasado, el inquilino de la Casa Blanca pretendía dinamitar la convocatoria a la Asamblea Constituyente. No lo logró. Este año, está en marcha el proceso electoral en el que Maduro se ha nominado a la reelección.
Una imaginaria sobre los aprestos de Luis Videgaray
Si la opción militar está en la agenda de Washington, vale recordar que el canciller Luis Videgaray se mantiene en la frecuencia de los designios del imperio.
De acuerdo con los pactos militares en materia de Seguridad Hemisférica, El Pentágono procura tener gobiernos latinoamericanos aliados no sólo para la justificación propagandística de la injerencia extranjera, sino en la acción directa contra gobiernos indeseables.
Imaginamos que el secretario de Relaciones Exteriores ya ha recomendado a los mandos de las Fuerzas Armadas mexicanas prepararse para la intervención en Venezuela.
Por los litorales del Atlántico y del Pacífico, ya vemos la flota de trajineras con sus tripulaciones cantado a mar abierto: Más si osare un extraño enemigo… aunque sus misiones sean “de paz”. Es cuanto.
VP/Opinión/EZ