Por Diego Pappalardo (*)
El jueves 20 de julio, la policía israelí difundió una cinta de video que mostraba a los supuestos responsables del atentado ocurrido en el Monte del Templo el pasado día 14 de julio.
Según informaciones de inteligencia de Israel, Jordania y Arabia Saudita, los hombres pertenecerían a una célula del Hezbollah.
Un día antes de la exposición fílmica de la policía de Israel, el primer ministro, Netanyahu, mantuvo un encuentro con sus pares de Hungría, República Checa, Polonia y Eslovaquia. Allí, Bibi pidió a sus pares de Europa Central acelerar el acuerdo de Asociación entre Israel y la Unión Europea.
La máxima autoridad política de Israel expresó: “Ayuden a Europa… No socaven al único país occidental que defiende los valores europeos y los intereses europeos y evita otra migración masiva a Europa”.
Pero también durante la tercera semana de julio se dieron a conocer otras importantes revelaciones israelíes.
La primera surgió por el descuido de Netanyahu en el evento mencionado anteriormente.
Bibi no se dio cuenta de que tenía el micrófono abierto y dijo que fuerzas israelíes atacaron objetivos de Hezbollah “docenas de veces” y “Le dije a Putin, cuando veamos que transfieren armas a Hezbollah, les haremos daño”.
Declaraciones de Netanyahu que fueron calificadas por el periódico israelí Haaretz como propias de una “diplomacia demente”.1
El otro sinceramiento provino del ejército israelí al señalar que, desde el año 2014, Israel ayuda a los rebeldes armados de la llamada oposición siria en la zona de los Altos del Golán, brindándoles aprovisionamiento y atención médica. Cobertura que se organizó eficientemente con el ulterior Programa Buena Vecindad.
Haciendo caso omiso de las presiones y advertencias israelíes, Hezbollah y el ejército sirio emprendieron la ofensiva en la región montañosa libanesa de Arsal -fronteriza con Siria- para erradicar a los terroristas del Frente Al-Nusra. Operación que terminó con la liberación de Arsal.
Debido a que Hezbolla constituye una amenaza estratégica para Proyecto Netanyahu, consideramos la probabilidad de un próximo ataque clave de las Fuerzas de Defensa Israelí en contra de la fuerza conducida por Nasrallah.
El escenario puede ser el sur de Siria o la propia región meridional libanesa.
A propósito de esa eventualidad, el líder del Movimiento Houthi en Yemen, Sayyed Al-Houthi, declaró recientemente que su ejército está preparado para apoyar a la resistencia libanesa y palestina contra la agresión israelí.
No hay duda de que para Netanyahu es necesidad vital desmantelar el bloque chiíta, encabezado por Teherán, que se reposiciona regional y mundialmente. Más aún cuando los conservadores iraníes acometen una serie de medidas para ajustar su poder frente a los reformistas, liderados por Hasán Rouhaní.
Los últimos incidentes en torno a la cuestión del Monte del Templo y del ataque en Amán están estrechamente relacionados con esos cambios regionales.
Por su parte, Rusia continúa con su presencia en Quneitra -suroeste sirio- llevando ayuda humanitaria con el claro objeto de persuadir a los habitantes de las aldeas controladas por los rebeldes armados sirios, para que ejerzan presión sobre los milicianos y lograr que éstos depongan las armas.
El martes 15 de julio, Bibi visitó El Golán para ver el despliegue de las tropas rusas.
Cabe mencionar que el proceder ruso despierta desaprobación en algunos estamentos del estado israelí aunque Bibi evita prescindir de la relación con Putin.
Encima, para mayor disgusto del dignatario likudista, élites de Europa Occidental reinician diálogo y cooperación multilateral con Irán y el régimen de Teherán emprende cooperación militar con el gobierno de Bagdad.
A su vez, Donald Trump dispuso el polémico acuerdo Putin y cancelar la pretensión de arrojar violentamente del gobierno a Bashar Al Assad.2
Todo ello pone nervioso al primer ministro, ya que la línea histórica a la cual se adscribe, es la plataforma geopolítica de inflexibilidad israelí que pone énfasis en “que países de la región deben ser o achicados o eliminados de la faz de la tierra para que Israel pueda tener suficiente espacio vital para no ser borrado del mapa y erigirse en dominante.
En otras palabras, que el mundo sea interpretado en clave israelí y esté al servicio del estado sionista.
Para ello formulan programas de acción de doble naturaleza: ofensiva y defensiva. Cada una con sus respectivas dimensiones teóricas y fácticas, sobresaliendo entre esos esquemas el conocido Plan Yinon; el cual, en estos días se está operacionalizando pero con ciertos retoques”3 y porque Netanyahu tiene que cumplir eficientemente su gestión para poder mantenerse en el cargo y desbloquear la iniciativa de los opositores que piden su prisión.
Pero en el frente internacional no todo es malo para Bibi ya que conjuntamente con otros arquitectos y operarios de la geopolítica israelí continúan en la construcción de un nuevo bloque geoestratégico en el Mediterráneo oriental, cuyo eje será el estado de Israel, acompañado de Grecia y Chipre.
Tal avenencia representa para Israel un gran beneficio para repotenciar su economía mediante el comercio convencional, instalar lazos geomilitares de relevancia y ser proveedor energético de Europa Occidental, de modo que los miembros de la UE consideren a Israel como insustituible.
Dicho de otro modo, se busca inmunizar a Israel de las críticas y sanciones, tender un escudo protector en el Mediterráneo e instituir a Israel como gran polo energético convencional.
Por supuesto que dicha cooperación geoestratégica no refocila en Ankara, aumentando la tensión entre el gobierno de Erdogan y las administraciones griegas y chipriotas, encabezadas por Alexis Tsipras y Nikos Anastasiadis, respectivamente.
En la América no anglófona y en determinadas regiones africanas, va readquiriendo envergadura, sobre todo con los recambios de piezas políticas en América del Sur y la cancelación histórica de los gobiernos progresistas surgidos en esa región durante la década pasada.
En rigor, la Superestructura del Poder Mundial y algunas de sus estructuras, determinaron la abolición de esas administraciones porque son ellos quienes realmente tienen el control del proceso que está dándose en la región y no las multitudes famélicas, ni los títeres con máscaras de líderes revolucionarios.
Ciertamente, la modificación de concretos actores socio-políticos ayuda positivamente a la dinámica de la geopolítica de Israel.
Siguiendo con la realidad que enfrenta Netanyahu, es evidente que tiene un frente interno que cada día se le anuncia como convulso y amenazante.
Puesto que, paralelamente a la disputa que mantiene con el financista de la izquierda globalista George Soros, también tiene reyertas con las castas políticas ideológicamente opositoras al Likud y, ahora, según informes, tendría cierto distanciamiento con el multimillonario Sheldon Adelson, quien estaría esponsorizando al controvertible Neftalí Bennett para ser reemplazo de Netanyahu.
El magnate Soros, quien hizo y hace lobby por la autoridad vaticanista Bergoglio/Francisco, está enfrentado con el clan que representa Netanyahu por interferencia en la vida política y económica israelí, con la finalidad de aplicar allí su molde ideológico izquierdista e internacionalista y ser el proyectista de Israel.
Injerencia sorosiana que, lógicamente, la derecha israelí furiosamente rechaza de manera plena.
La cancillería israelí emitió un comunicado acusando a Soros de socavar “ininterrumpidamente a los Gobiernos democráticamente elegidos de Israel al fundar organizaciones que difaman al Estado judío y buscan negar su derecho a defenderse”
La periodista judía Mairav Zonszein, integrante de + 972, magazine subvenciado por Soros, en un artículo de su autoría intitulado “La guerra de Israel contra George Soros”4 , publicado el 17 de julio, afirma:
“El humanismo y el universalismo de Soros representan una expresión de la identidad judía post-Holocausto que es un anatema para el nacionalismo de línea dura de la coalición gobernante de Netanyahu, que se adhiere a la clásica misión sionista que buscaba acabar con el antisemitismo y la existencia de la diáspora reuniendo Todos los judíos en la histórica tierra de Israel.
Como en este caso con Hungría, el Sr. Netanyahu está alineando cada vez más a Israel con Estados autócratas y no liberales como Rusia, Turquía y Egipto.”
El nuevo presidente del partido Laborista, Avi Gabbay, promete acabar con Netanyahu, desplazar a la derecha, sellar un acuerdo de paz y reducir la pobreza en el país.
Con la intención de aglomerar a las fuerzas y votos centroizquierdistas, Gabbay ha emprendido una campaña aparatosa para situarlo como referente principal de su área político-electoral y retar el liderato de Natanyahu.
Para ello comenzó a desplegar una serie de estrategias y tácticas más permeables en la sociedad que las empleadas por su contrincante, el halcón Bennet, pero su ambición puede ser limitada si no logra el suficiente apoyo en el establishment.
Neftalí Bennet, ministro de educación, portando un discurso supremacista y oponente a la solución de dos estados, está creciendo en la intención de votos aunque su explícito hiperbelicismo no logra penetrar en capas no belicistas de la sociedad israelí.
Viendo como una gran oportunidad la rispidez existente entre Adelson y Netanyahu, intenta sacar provecho de ello con el fin de lograr el apoyo del magnate supremacista.
El proyecto personal de Bennett es transformarse en el líder incontestable de la esfera derechista, por lo que se empeña en despegarse del segmento religioso y en reducir la tensión entre la diáspora e Israel. Bennet está mejor posicionado que el ministro de Defensa Avigdor Liberman, quien está muy identificado con la inmigración rusa, siendo ella su base de votantes como así también su impedimento de crecimiento intersectorial.
Por lo tanto, es Bennet la figura que hoy puede osar disputarle el liderazgo derechista a Netanyahu.
Si bien Netanyahu continúa encabezando la intención de votos en las diferentes encuestas realizadas en las últimas cuatro semanas, la derecha le exige más y la centro-izquierda busca directamente su desplazamiento.
La complejidad de la realidad regional-global, la fisura en las relaciones con multimillonarios de influencia internacional y el disenso interno político, le determinan un replanteamiento en la capacidad de inteligencia, en vínculos sustanciales de alianza y en proyección de poder.
Notas:
1-http://www.haaretz.com/israel-news/1.802275
2-https://www.geopolitica.ru/es/article/trump-macron-netanyahu-y-la-continuidad-de-al-assad
4-https://www.nytimes.com/2017/07/19/opinion/israel-and-george-soros.html
(*) Periodista argentino