Voces del Periodista Diario

Ofensiva contra AMLO en WhatsApp

Ojo Público
Por Norberto Hernández Montiel

Está circulando por WhatsApp un mensaje, posiblemente de muchos, en el cual se descalifica al presidente Andrés Manuel López Obrador, con varios argumentos, pero el que más llama la atención tiene que ver con la envidia que, según el autor, el mandatario experimenta hacia la “gente preparada”: Entiéndase, por este último concepto, quienes estudiaron en Harvard, Yale o Washington.

Al parecer, el autor de la primera parte del mensaje, anónimo, por supuesto, pertenece a la élite a la que el presidente de la República nunca pudo pertenecer, según las propias palabras del argumentista. En los primeros párrafos del texto se deja ver, entre otros detalles, un clasismo abiertamente despectivo.

Veamos una de sus expresiones: “En el PRI siempre fue mandadero y él, a cambio de un ‘hueso grande’, siempre hizo lo que le pedían, pero nunca fue aceptado socialmente por la cúpula de los otrora poderosos políticos.” Al parecer habla alguien que estuvo muy cerca de ese círculo exclusivo.

Sigamos al observador anónimo: “Siempre tuvo interés en pertenecer a ese círculo social, pero jamás era invitado a los eventos ni festejos, como a las bodas de los hijos de dichos políticos o de la cúpula de los líderes de entonces”. Vemos cómo continúa desarrollando su trama, siempre desde la perspectiva del espectador privilegiado por la cercanía con el poder.

Sigue un párrafo que destaca por una retahíla de reprobaciones viscerales, de las cuales únicamente incluimos una: “…su apariencia sucia y desaliñada”. A ello sigue la apostilla: “De ahí surge su desprecio por aquellos que estudiaron en Harvard, Yale, en la Universidad de Washington, de Cornell, en el Johns Hopkins, etc., gente con recursos para pagar esa educación o con capacidades suficientes para obtener una beca.”

Continúan los comentarios clasistas, mezclados con explicaciones presuntamente psicológicas, en una de las cuales se diagnostica a AMLO con “trastorno de autoestima”, ocasionado por “profundos complejos”, por los cuales “este pequeño hombre no se relaciona con estadistas de otros países, ni con empresarios, ni con gente preparada.”

Parece que el agudo crítico no tuvo información sobre las tres visitas del presidente López Obrador a Washington y Nueva York, en las cuales se entrevistó con los presidentes estadounidenses Donald Trump y Joe Biden, además del primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, o la reunión virtual que sostuvo con 10 mandatarios de América Latina el mes pasado, además de las inversiones crecientes, tanto nacionales como extranjeras, en nuestro país.

En el siguiente párrafo hay una pista respecto a la autoría del mensaje. Se asegura que se rodea “de gente de muy baja o nula probidad, sin preparación, pero sobre todo, gente vulgar, tartufa, corriente y, también, muy resentida.” El único personaje que se refiere al presidente López Obrador aplicándole el apodo de “Tartufo” es Diego Fernández de Ceballos.

Detengámonos un momento en la idea de “Tartufo”. El dramaturgo francés Jean-Baptiste Poquelin, auto llamado Molliére (1622-1673), puso en escena esta obra de su autoría, en la cual el nombre del personaje principal se inspiró en un hongo que se desarrolla bajo tierra, para dar a entender una actividad hipócrita y simulada.
Es muy curioso que aquellos que lanzan acusaciones desde el anonimato, creciendo como el hongo que dio nombre al personaje de Moliére, utilicen el concepto de “Tartufo” para descalificar a quienes realizan todas sus actividades en forma pública. Más aún; el presidente López Obrador ha denunciado propuestas que le han hecho para negociar en “lo oscurito”.

Después de calificar a los integrantes de Morena como “Tartufos” cambia radical y bruscamente el estilo del discurso y se nota que se dirige a las elecciones en el Estado de México: “Ni un voto para el Partido Morena este próximo 6 de junio, si deseas, realmente, heredar un país a tus hijos y nietos. No dejes que este patán acabe con el futuro de tus hijos y nietos, como ya lo está haciendo…”

Hasta ahora, la redacción era más o menos aceptable. Pero cuando se convoca a reenviar el mensaje, comienza un uso desmedido de mayúsculas, puntos suspensivos, signos de admiración cerrados, sin abrir, comillas, incongruencias de número, además de palabras mal acentuadas y otras faltas de ortografía y recursos de mal gusto gramatical. Todo ello deja ver que la segunda parte del texto la escribieron personas distintas al autor del inicio.

Van sólo unos cuantos ejemplos:

“¡¡AVALANCHA DIGITAL !!”

“Si los judíos se hubieran rebelado los primeros días, Hitler no habría matado a tantos.”

“Si los venezolanos no hubieran estado “distraídos” al comienzo de Chávez, no se habría quedado tantos
periodos de Gobierno. Etc. Etc.”

“Hay que demostrar que somos más los descontentos con su ¡¡¡PROYECTO POLÍTICO !!!!”

“DEDICA 1 MINUTO DE TIEMPO POR TU PAIS”

“Envía este mensaje, hoy mismo, a 10 personas más y pídeles que continúen enviándola.

Implementa tu mismo el 1 x 10,”
“Su gran ventaja… ha sido nuestra apatía! y cuentan con que sigamos siendo apáticos.”
Hasta aquí dejamos los ejemplos que demuestran, además de lo ya expuesto, una gran desesperación.

Explicábamos, respecto a “Tartufo”, que Moliére se había inspirado en un hongo que crece bajo tierra, con la finalidad de mostrar la forma embozada en la que actúa el personaje, cuya hipocresía es manifiesta a lo largo de la obra teatral. ¿Acaso no resultan más parecidos a “Tartufo” los autores de esta carta?

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