EL LECHO DE PROCUSTO Por: Abraham García Ibarra
Los tocayos que se llevan la medalla de cuero, son Vicente Fox y Vicente Fernández.
El anciano guanajuatense pretendió erigirse en el David que derrotó a Goliat. Con residuos de Prozac aún en la cabeza, deliraba electrónicamente su combate a Donald Trump.
Acaso soñaba con su tercer triunfo en campaña presidencial, según su propia estadística: El de él, en 2000; el de Felipe Calderón, en 2006, y el de Hillary Clinton, en 2016. Se quedó chiflando en la loma.
El decrépito mariachi jalisciense quizá aspiró a ser declarado Hijo predilecto de Chicago -cuna la licenciada Hillary-, y hasta corrido compuso incitando a la raza a votar por la demócrata. Le fue peor que a Juan Gabriel: Ni Temo, ni Chente: Francisco presidente.
A ambos descontinuados personajes del Bajío se les permitió hacer uso y abuso de bienes públicos -esto es, de la Nación concesionados por el gobierno- para que se entrometieran en el proceso electoral de los Estados Unidos con rumbo a la Casa Blanca.
Los folclóricos tocayos no estuvieron solos en su derrota:
Hacia las 2 de la madrugada de hoy, cuando las cadenas de televisión estadunidenses Fox y CNN ya tenían a cuadro las gráficas finales del reparto de grandes electores favoreciendo al republicano, algunos “líderes de opinión” nativos ilustraban sus “especiales” con tendencias de la mañana de ayer y algunos destellos estatales nocturnos que favorecían a la demócrata.
Antes de la medianoche, en los paneles televisados de análisis sobre la jornada y primeros resultados duros, sus participantes reflejaban un congestionado desaliento.
Sólo el ex canciller filoestadunidense Jorge Castañeda, con verdadero conocimiento de causa, sostenía cerebralmente razones culturales, políticas y económicas respecto de las tendencias del voto. Aún dicho editorialista abrigaba dudas sobre los resultados finales del proceso.
Cuando el desvelo y el desencanto les llegaban de madrugada, algunos moderadores de esas mesas retrataban un rictus entre el dolor y la impotencia. Habían hecho suya la causa de Hillary Clinton.
Espectáculo de antros prostibularios
De esa truculenta experiencia electoral en la “verdadera democracia” -doméstica y de exportación-, vale un somero balance preliminar:
- En la lectura final, se sabrá que el factor decisorio en los resultados se condensa en el dicho británico: El que paga la gaita, marca el compás. El gran dinero (En Dios confiamos, dice la leyenda en el dólar) terminará alzándose con el santo y la limosna,
- Las campañas electorales fueron marcadas por el signo de La Guerra Sucia y su artefacto, La propaganda negra que extrajo el discurso de las más sórdidas cloacas prostibularias;
- Ya atrofiada previamente en su credibilidad, la industria de las encuestas electorales cae por su propio peso mercenario y manipulador;
- En México, voluntaria o compulsivamente, numerosos “líderes de opinión” se pusieron a sudar calenturas ajenas, creando en la sociedad mexicana un estado de sicosis colectiva; sacrificando tanto el principio de objetividad, como el la imparcialidad, y
- La mayoría de esos “líderes de opinión” operó discrecionalmente en medios concesionados por el Estado (bienes públicos, pues), dejando la visible impresión de que el gobierno mexicano quiso irresponsablemente tomar partido en una pugna que no le correspondía ni política ni diplomáticamente.
Hoy los mercados siguieron zarandeando la naufragante economía mexicana, mientras que el llano no sale de su estupefacción: ¿Qué pasa ahí? Es cuanto.