Voces del Periodista Diario

Un hombre del ITAM al PRI

EL LECHO DE PROCUSTO Por: Abraham García Ibarra

Sonora, Quintana Roo, Tlaxcala, Querétaro, Tabasco, Yucatán… ¿Qué rasgo común asocia a dichos estados?

Son entidades de maciza raigambre priista que, sin embargo, al final del día cayeron en manos de partidos de oposición.

El pasado 5 de junio, el estado Quintana Roo le fue arrebatado al PRI por una alianza PAN-PRD. En 2015, Querétaro le fue entregado al PAN. También en 2015, Sonora fue recuperado por el PRI. Antes, Yucatán había vuelto del control del PAN al del PRI.

El otro dato es de mayor calibre: Sonora fue gobernado en su turno por Manlio Fabio Beltrones Rivera; Quintana Roo, por Pedro Joaquín Coldwell; Tlaxcala, por Beatriz Paredes Rangel; Querétaro, por Mariano Palacios Alcocer; Tabasco, por Roberto Madrazo Pintado, y Yucatán, por Dulce María Sauri Riancho.

En ese orden retrospectivo, dichos gobernadores ocuparon la presidencia nacional del PRI, desde que en 1997 la ejerció por primera vez como interino Palacios Alcocer. A Sauri Riancho le tocó cargar con la entrega de Los Pinos al PAN, en 2000.

A Joaquín Coldwell correspondió rendir las mejores cuentas al partido con la recuperación de la presidencia de la República.

Entre 1997 y junio de 2016, otros periodos directivos del PRI han estado a cargo de los ex gobernadores César Camacho Quiroz (Estado de México) y Humberto Moreira Valdés (Coahuila).

En poco más de seis años de dos de sus militantes  huéspedes de Los Pinos, el PRI ha tenido nueve gestiones presidenciales cumplidas por ocho militantes, como indicamos, todos ex gobernadores.

Epidemia del principio de Peter

Si en el periodo analizado, el PRI perdió dos veces la elección presidencial, siete estados gobernados por priistas que llegaron después a la dirección nacional cambiaron de color,  y hace poco más de un mes el partido vio golpeada severamente su hegemonía en los ocho estados que tuvieron cambio de gobernador, ¿de qué estamos hablando?

Parecería que estamos hablando del principio de Peter, aquél que sugiere que los hombres nacen con -o cultivan- determinadas habilidades y aptitudes para alcanzar hasta determinado puesto en el escalafón, pero al llegar al siguiente exhiben agotadas sus capacidades. Se vuelven peso muerto.

Por la caracterización de los dirigentes priistas mencionados se colige, y su currículum lo confirma, que desde desempeños a escala municipal y puestos administrativos en los gobiernos de sus estados;  y su paso por la actividad legislativa federal o en su caso por la administración central, fueron considerados “clase política” y “capital político” de su partido.

A la vista la sucesión presidencial de 2018, todo indicaría que los “animales políticos” -formados además en la Universidad Pública- no le sirven más al PRI. Pronto podría llegar a su caducidad el verso más socorrido contra el priismo: Y cuando desperté/ el dinosaurio todavía estaba ahí.

Es que Enrique Peña Nieto se desembaraza del lastre y da por planchada la designación de un tecnócrata producto del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), el ex director de la Comisión Federal de Electricidad, (CFE), Enrique Ochoa Reza, de cuyos méritos partidarios pocos tricolores tienen noticia. Buen ensayo que tiene que pasar por la demostración. Ahí es cuando la puerca tuerce el rabo.

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