Voces del Periodista Diario

En espera del parto de los montes

VOCES OPINIÓN Por: Mouris Salloum George

 

En su momento, intelectuales orgánicos, elevados ahora al rango de “lideres de opinión”, exigieron que, para sacar a México del primitivismo político, se inaugurara aquí una Perestroika mexicana.

Por lo visto, esos importadores de ideas exóticas consideraban clausurada la fábrica de talentos mexicanos con tamaño e inteligencia bastantes para llevar  al país a la posmodernidad neoliberal.

Apareció en la URSS Mijail Gorbachov; ese es el paradigma. Surgió en Francia Francois Mitterrand; ese es el prototipo. En España emergió Felipe González; ese es el modelo. En Polonia levantó el vuelo Lesh Walesa. ¿Qué esperamos para tener el propio?

Calificándolos luego como “intelectuales mutantes”, los tecnócratas neoliberales no tuvieron aprecio por sus sabias asesorías. Nos dejaron con Milton Friedman.

Hubo un tiempo en que a las derechas mexicanas, detractoras de la historia oficial, se les dijo que, por carecer de héroes propios, diseñaban algunos remedos: El criollo Agustín de Iturbide, el austriaco Maximiliano. Después se les entró cariño por Benito Mussolini, Francisco Franco y hasta Adolfo Hitler.

Con mentalidad de reyezuelos negros

En una época se llamó de esa fascinación por lo extranjero, malinchismo. Derrocado Porfirio Díaz, se acusó a su dictadura de ejercer un internacionalismo de pastiche, practicado al modo de los reyezuelos negros.

En estos días, pasmados frente al satánico Donald Trump, algunos politólogos mexicanos giran sus ojos de Washington a París: Ahí está el modelo  para armar en 2018: Emmanuel Macron. Diseñado con amoroso encanto por los meros dioses del Olimpo.

¿Qué le falta a monsieur Macron? Su carta de presentación  está firmada por la dinastía Rothschild. ¿Se requiere más para sellar de una vez por todas, la oscura caverna del populismo?

No todos los intelectuales mexicanos piensan igual. Ponemos por caso a Jorge Volpi.

Dice Volpi: En México, apenas hemos tardado en ser víctimas del síndrome Macron y, por una parte ya vemos a políticos de toda la vida alquilando disfraces (mientras sus seguidores los corean) y, por la otra, a quienes buscan desnudarlos (mientras sus seguidores destilan su hiel.

Cuando aún no sabemos si Macron es un espejismo o un auténtico superhéroe, afirma el autor citado, preferimos enfrascarnos en la polémica entre quienes buscan macrones y quienes los rechazan, “en vez de discutir, cuando nos urge, el proyecto nacional para acabar con la corrupción, la violencia, la inequidad y la injusticia que mantienen el país hundido en la zozobra”.

Nada de eso, señor Volpi, la prioridad en la agenda de los beligerantes políticos es  armar un frente amplio para 2018 (democrático, dice la inefable perredista Alejandra Barrales) y contra quien. Hay quienes tienen fijación por el Parto de los montes. Por eso estamos como estamos.

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