Desde Filomeno Mata 8
Por Mouris Salloum George (*)
Aun redactada con simulación, ¿basta con que aspirantes a la Presidencia firmen la declaración “3 de 3” (fiscal, patrimonial y de conflicto de intereses) a fin de considerarlos confiables para el ejercicio del poder presidencial? Es obvio que no.
Un viejo sabio -médico y filósofo español-, Huarte de San Juan, hizo una investigación científica sobre la relación de la morfología y la fisiología del cerebro con las capacidades síquicas de las personas.
En una de sus conclusiones, Huarte advierte que, no hay peor peligro para la República, “que un necio con opinión de sabio, sobre todo si ejerce una función de Estado”.
En los años 50, un científico austriaco que vivió las terribles experiencias de las dos guerras mundiales de la primera mitad del siglo XX, introdujo en la ONU la proposición de que todo aquél que pretenda un cargo de Estado, pase previamente por el diván del siquiatra.
La ONU se hizo de la vista gorda. Así, Donald Trump pudo llegar a la Casa Blanca. Ahora mismo, ya pueden cuantificarse y evaluarse las consecuencias.
Medios de comunicación estadunidenses, antes de que se cumpliera un año de mandato de Trump, difundieron un estudio de instituciones siquiátricas que diagnostican que el Presidente no está bien de sus facultades mentales.
Desde la campaña presidencial del republicano, desde México uno de sus detractores más contumaces ha sido el ex presidente Vicente Fox.
El guanajuatense se ha convertido ahora en un desquiciado ariete contra uno de los candidatos a la presidencia.
Con independencia de los saldos que dejó Fox al terminar su sexenio, la pregunta es si el ex presidente es el más autorizado para hacer juicios de valor sobre actores políticos que pugnan aquí por el poder político.
La respuesta es del dominio público desde el mismo periodo de Fox en Los Pinos. Dio materia para la insana burla de sus críticos. Pero la respuesta está también en un peritaje de la Sacra Rota romana.
La Rota, uno de los tres máximos tribunales de la Santa Sede, examinó en Los Pinos al entonces Presidente. Dos peritos de esta institución lo sometieron a estudios psiquiátricos avalados por expertos en la materia.
El resultado de aquel estudio no pudo ser más concluyente: El “actor” (Fox) padece “trastornos de personalidad” en su expresión histérica, manifestada en formas de narcisismo: el ensimismamiento en un interior autogratificante, alejado de la realidad de su entorno, incluso familiar.
La cuestión es que esos síntomas eran de fama pública desde antes de que Fox llegara al gobierno de Guanajuato. No obstante, los árbitros electorales le allanaron el camino a Los Pinos.
Con vistas a la elección presidencial, ¿es suficiente con que los candidatos presenten su declaración “3 de 3”? Uno de los contendientes acaba de confesar que uno de sus adversarios le provoca pesadillas. Son sus propias palabras.
Esperaremos los resultados del 1 de julio. En vías de mientras, hay que blindarse: Dios nos coja confesados.
(*) Director General del Club de Periodistas de México.