Voces del Director
Desde Filomeno Mata 8
Por Mouris Salloum George (*)
Si la democracia gringa ha sido un mero mito, su síntesis contemporánea es el neofascismo.
Aunque no logró mandato popular en 2016, Donald Trump gobierna a remolque de 917 facciones que postulan la supremacía blanca.
Ese ejército de reserva ha sido comandado históricamente por el Ku klus Klan, vector del odio racial contra negros, judíos, amarillos e hispanos. Sus métodos de convencimiento son el dedo en el gatillo, la soga, la gasolina y el cerillo.
Estado policiaco y fascismo
La cáfila encapuchada y antorcha en mano lidera ahora la guerra contra inmigrantes latinoamericanos y está, a pleno sol, detrás del muro del incendiario anaranjado. Su recetario tiene como menú más exquisito el linchamiento.
La Sociología Política norteamericana tipifica el entramado “ideológico” de esas hordas como populismo de derechas.
Aun antes del ingreso de Trump a la Casa Blanca, analistas estadunidenses que han denunciado el estado policiaco que oprime a la sociedad, caracterizan esa tendencia como fascismo y comparan a su caudillo “republicano” con Adolfo Hitler.
La más reciente operación genocida de los supremacistas, seguramente no la última, tuvo como teatro de guerra Charlottesville, Virginia, en 2017.
El bárbaro paisaje se nubló con banderas nazis y swásticas.
Investigaciones periodísticas y denuncias de asociaciones pacifistas concluyeron que detrás del ataque a la comunidad negra estuvo el perverso genio de Steven Mannon.
En su mero elemento: Los herederos de Mussolini
Mannon fue estratega e “ideólogo” de la campaña presidencial de Trump: Le acercó a las más radicales bandas extremistas. Trump lo tuvo como asesor en el Salón Oval y le dio sitio en el Consejo Nacional de Seguridad. Quedó cesante a principios de 2018.
El ex concejero de Trump fue huésped hace unos días de la utraderecha italiana que encabezan La Liga y Forza Italia, herederas directas de Benito Mussolini.
Hasta Roma llegó Mannon a seguir jodiendo a México. Los medios peninsulares pusieron el subrayado sesgo en una expresión de su invitado: López Obrador es un populista. Mira quien lo dice.
Los intelectuales mutantes y anexos locales, idólatras de Mario Vargas Llosa, tomaron a título de fe lo dicho por el gringo y se sintieron graficados por la validación de sus sistemáticas e insidiosas acusaciones contra el Presidente. No, pues sí.
(*) Director General del Club de Periodistas de México, A.C.