Voces del Periodista Diario

Que tristes, que solos, se quedan los muertos

La Piedra en el Zapato

Por Abraham García Ibarra

Todo empezó en julio de 1989, cuando Luis Donaldo Colosio fue condenado desde Los Pinos a muerte civil, ordenándole que entregara la gubernatura de Baja California al Partido Acción Nacional (PAN).

La muerte en tiempo real del ex dirigente nacional del PRI y a la sazón candidato del mismo partido a la Presidencia de México, Colosio, ocurriría en el mismo estado, en Lomas Taurinas, Tijuana, el 23 de marzo de 1994.

Seis meses después, el 28 de septiembre, a tiros de pistola fue ejecutado el ex secretario del CEN tricolor, José Francisco Ruiz Massieu, cuando apenas estaba enfilado a la coordinación de la bancada de su partido en San Lázaro.

Los futurólogos le veían al guerrerense espolones al gallo para llegar a Los Pinos en 2000.

En 1989, por la Operación generales tricolores, el PAN logró salir de las catacumbas después de medio siglo de brega de eternidad.

Culminada la sana distancia del PRI, en 2000 Ernesto Zedillo Ponce de León le entregó al PAN la banda presidencial en la persona de Vicente Fox.

Por esas cosas tan absurdas de la vida, Felipe Calderón Hinojosa devolvió al PRI La silla del águila que, siendo animal, se retrató en el dinero.

A los meses de que llegó a Los Pinos Enrique Peña Nieto en 2012, temerariamente aventuramos un diagnóstico: El PRI resurgió, víctima del Síndrome de Lázaro: Fue resucitado y echado a andar sin habérsele curado la lepra.

La enfermedad de Hansen es de difícil cura

La enfermedad de Hansen provoca efectos neurológicos, mucosas en las vías respiratorias superiores y en los ojos. Es al menos controlable, si el paciente observa disciplinadamente el tratamiento prescrito, según investigación de un dermatólogo cubano.

Engolosinada por la recaptura del poder presidencial, la nomenclatura tricolor no atendió lo escrito en su hoja clínica. El 1 de julio de 2018, convirtió la banda presidencial en mortaja y en ella permanece envuelto, como en una camisa de fuerza, sufriendo males cardiovasculares, sordera y ceguera.

Desde las catacumbas, el PRI y el PAN hoy comparten los ardores de la derrota.

Ayer, media cúpula del PRI (la mitad de los consejeros nacionales brilló por su ausencia; la mitad de los gobernadores hizo mutis), festejó sin matracas ni porras, el 90 aniversario de la fundación del Partido Nacional Revolucionario (13 presidencia de la República lo contemplan).

La hija de José Francisco Ruiz Massieu, sobrina además de Carlos Salinas de Gortari, Claudia Ruiz Massieu Salinas, cumplió el ritual de la nostalgia, sin darse por enterada de que la oración ha de ser de responsos.

El PRI busca, de aquí al mes de agosto, quien se haga cargo del funeral. Puede, eventualmente, encontrarlo entre su gerontocracia. Un médico, por ejemplo.

Los jóvenes no fueron convidados a hacer guardia ante el sarcófago.  Es cuanto.

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