Voces del Periodista Diario

Racismo y segregación en México

MITOS Y MITOTES

Héctor Chavarría

When, long ago, the gods created Earth,

In Jove’s fair image Man was shaped at birth.

The beasts for lesser parts were designed:

Yet were too remote from humankind.

To fill the gap, and join the rest of Man.

Th’Olympiam host conceiv’d a clever plan.

A beast they wrought, in semi-human figure:

Filled it with vice, and called the thing…

Nigger.” (*)

                                            

Howard Phillips Lovecraft

A RAÍZ DE UNA DECLARACIÓNdel presidente López sobre privilegios a “indígenas” y “mestizos”, en la cual estableció el predominio de unos sobre otros, volvió a hablarse sobre lo que puede significar hacer esa clase de “diferenciaciones” entre personas de la misma nacionalidad. Error o simple ignorancia del mandatario, las implicaciones pueden ser muy desagradables pues se supone que, la 4T busca unir a los mexicanos, no separarlos.

Quienes vivimos la segunda mitad del siglo XX, tenemos muy presentes las luchas por los derechos civiles en los EE.UU. el “cine negro” (no el Film noir francés y americano), sino el que a mediados de los 70 hicieron actores y directores afroamericanos, el cual incluyó hasta a un rey vampiro; Blackula.

         Seguramente, de resucitar H. P. Lovecraft (**) habría regresado presuroso a su tumba, bajo la lápida que reza; I Am Providence, en el cementerio Swan Point… aunque quizá el “soñador de Providence” habría sentido mucha satisfacción con las acciones de un racista aún no nacido cuando el murió; Donald Trump, quien haciendo gala de racismo ramplón, acusa de todo y por todo a los mexicanos, como si aplicara ahí las redivivas Leyes de Núremberg(1) del ya lejano 1935 alemán.

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En vida HPL fue un admirador de Mussolini y luego de Hitler, pero no vivió lo suficiente para conocer las barbaridades cometidas por los esbirros de Adolf, ante las cuales los “horrores reptantes” lovecraftianos, habrían corrido en busca de refugio.

         Los racistas del Ku Klux Klan cabalgan de nuevo, sin G.W. Griffith, pero si con Trump a la cabeza, mostrando sin decoro su desprecio a la inteligencia y su absurdo racismo. Y ahora, es el turno de los mexicanos de sentir lo que años atrás experimentaron todos aquellos considerados “inferiores” por los nazis y sus antecesores, la mayor parte de las veces todos esos racistas, fervientes religiosos.

Racismo, guerra de “razas”

El racismo, según el diccionario de la Real Academia Española, es un sentimiento exacerbado del “sentido racial” de un grupo étnico, que habitualmente causa discriminación o persecución contra otros grupos étnicos. La palabra designa también la doctrina “antropológica” darwinismo social o la ideología política basada en ese sentimiento; eugenesia nacional.

Otorgar o retener derechos o privilegios basándose en la “raza” o rehusar asociarse con personas por su “raza” (cuando la realidad indica que si se hablara incorrectamente de “raza”; sólo hay una; la humana), se conoce como discriminación racial, un estimado colega, al decir yo que el término “raza” es decimonónico e inoperante, pues en el planeta y si hablamos de nosotros los humanos, somos una única especie, él me amonestó diciendo que en biología es el género humano pues especie es una “sub definición”, bueno consulté el asunto con un biólogo de verdad (doctor en ciencias) y con la Enciclopedia Británica el resultado; el género es homo (hombre) y, la especie es homo sapiens (hombre sabio) y de acuerdo con la lengua castellana, decir especie humana, es correcto y para nada peyorativo como decir “especie de país”, lo cual se refiere a algo que apenas se parece a un país, hecha la aclaración lingüística —habrá otras—, prosigamos.

En el siglo XIX, de la mano de los estudios científicos biológicos y antropológicos de entonces, se desarrolló una tonta concepción racista con apoyo en la ciencia occidental. Estos estudios “científicos” sostuvieron que la especie humana estaba dividida en cuatro razas, nombradas a partir del “color” de piel; raza blanca, raza negra, raza amarilla y raza cobriza y argumentaron que esa idiotez estaba sustentada por la misma biblia, lo cual nada tiene de científico. (2)

Racismo y segregación en la América española

El Imperio Español en América, que en cuestiones de segregación (sus teólogos) no cantaban mal las rancheras, sostuvo que existían tres razas “puras” (blanca, negra e indígena) y, una serie de “cruzas” entre personas de diferentes “razas” también llamadas etnias (mestizos, chinos, zambos, mulatos, saltapatras, etc.), eso dio origen al “sistema de castas”. ?

Ese sistema español de clasificación de las personas fue una evolución de la “doctrina de limpieza de sangre”, que había aparecido en el siglo XIV para segregar a la población conversa de judíos y moros en la península ibérica, creándose una diferenciación entre “cristianos viejos” y “cristianos nuevos”. ?

Existían en la América española, varias decenas de nombres para todo tipo de posible mezcla de negros con las otras dos “razas”, a veces con definiciones múltiples y en algunos casos chistosas. Por ejemplo, “chino” era a veces definido como morisco con española. Sin embargo, también se definía como hijo de saltapatrás y de india, y el término “china” también se utilizaba para denominar a la mujer “gaucha”. Este “chino”, por su parte, daba nacimiento al lobo, si se emparejaba con una mulata, (en la actualidad en México, en reminiscencia racista, se le sigue llamando “chinos” a quienes tienen el cabello crespo, siendo que los verdaderos chinos tienen el cabello lacio). El lobo y mulata engendraban al jíbaro.

Adicionalmente, se denominaba cuarterones o quinterones a aquellas personas que tenían un antepasado indígena o africano y cuatro o cinco generaciones mezclándose con blancos, teniendo un aspecto peculiar, pero siendo parecidos a un europeo. Hay que aclarar que el término “indígena” refiere a la persona “nacida en un lugar determinado” del latín inde (de allí) y gens (población) “de la población”, se aplica al originario de una región o país… mi estimado colega volvió a amonestarme, para él “indígena” era un despectivo derivado de “indio” o aún peor, derivado de “indigente” cuya etimología procede del latín ind?gens (quién carece de recursos) y que, aunque la palabra se parece nada tiene que ver con “indígena”… le dije que el término marxista de lo que el pretendía expresar sería lumpen,palabra alemana que significa “trapo” y que fue usada por el alemán Karl Marx, para designar a lo más “bajo” y desamparado en una sociedad de clases. Él, (mi colega, no Marx), también afirmó categóricamente que no había racismo en México.

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Sin embargo, la realidad es muy distinta; la falta de inmigración de mujeres europeas generó que los europeos se mezclasen con “indias” (3) o africanas e intentaran asemejar su “raza” blanqueando (¿?) a las mujeres “indias” o “negras” por varias sucesivas generaciones, se crearon castas.

¿Qué no hay racismo?, la realidad es muy distinta; cuando quien esto escribe paseaba con una novia afroamericana, era usual escuchar comentarios como; “mira esa negrita anda con un blanquito”, ella no hablaba castellano, pero yo si entendía el tono usado; “negrita” como si fuera una cosa, y yo “blanquito” o sea disminuido por andar con una “negra”. Algo similar me ocurrió con otra pareja, ella morena de hermosas facciones mexicatl, a mi compañera solían llamarla, eso sí cariñosamente; muñequita “indígena” (4) “prietita” linda. (5)

Estas personas posiblemente no lo decían con el ánimo de ofender, o quiero imaginar que así fuera, sino porque sus palabras eran parte del fenómeno de racismo involuntario y denotaban a la vez una marcada y quizá también involuntaria tendencia a la discriminación, muy usual en los EUM. Otra muestra es llamar a nuestras paisanas “güera” o güerita”, como halago, aunque sean morenas y de cabello negro.

Lo de “indígena”, en clara alusión a las facciones autóctonas de mi pareja y su hermoso tono de piel, siempre me ha parecido una idiotez; indígena como ya se dijo, es el natural de un sitio o país, entendiéndose que ha nacido en aquél mismo… o sea, todos los mexicanos somos indígenas de México, como hay indígenas de Suiza, de Alemania, Suecia, o cualquier país nórdico, oriental o, simplemente de cualquier país. El antónimo de indígena es alienígena, el extraño, el extranjero, que no es del sitio (nada que ver con ETs y otros bichos imaginarios, como se aplica en la literatura de ciencia ficción), a quiénes los xenófobos como Hitler y su adlátere Trump solían y suelen tratar mal. En la actualidad lo de indígena lleva una connotación un tanto despectiva refiriéndose a los descendientes de los pobladores originales del país, otra idiotez pues en la actualidad, este es un país “mestizo”; un crisol de etnias, colores y sabores —lo de indígena, en su correcta acepción podría aplicarse a la época de la conquista, los europeos eran los alienígenas aquí y, los aquí nacidos los indígenas—, en la realidad actual del país, todos nosotros (que nacimos aquí como mestizos), somos indígenas mexicanos. Y que me perdone el INI (Instituto Nacional Indigenista). El “indigenismo” es una corriente literaria que hace hincapié en las cuestiones autóctonas de un sitio determinado, el término está usado coloquialmente de manera incorrecta.

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El mito de la sangre

Para quienes se aferran a las ideas racistas, lo más importante es “la pureza de la sangre”, cualquier mezcla de esta la hace impura (¿?) por lo cual la “raza” sería contaminada y tendería a la degeneración. El inglés Houston Stewart Chamberlain, el católico Conde de Gobineau, antes que él y otros fútiles pensadores, abonaron estas falsas ideas de “pureza de sangre” y amparándose en la política y la religión (principalmente cristiana), justificaron el colonialismo, la esclavitud, la segregación y en muchos casos el genocidio; los holandeses calvinistas y sus descendientes sudafricanos bóers fueron especialmente entusiastas en la segregación, mucho antes de que sus hijos putativos, los nazis llevaran al extremo el apartheid (palabra de origen germánico-neerlandés que significa separación), ellos consideraban a todos los nativos “kafer” (palabra árabe para designar a los ajenos a la religión musulmana), esto es “malditos por dios” desde el nacimiento, predestinados al infierno aunque se convirtieran (eso si los dejaban), al seudo cristianismo bóer del maese Calvino y conste que tuve una novia holandesa de origen bóer que no era racista, aunque esa es otra historia, ocurrida en internet, CDMX y Cochabamba, de la hermosa Bolivia.

La evolución de la ideología racista en la cultura alemana, por otra parte, tuvo su máximo desarrollo con el movimiento nacionalsocialista (nazi), liderado por Adolf Hitler, que obtuvo la adhesión de una gran parte de la población alemana en las décadas de 1930 y 1940, hasta que colapsó con la derrota de Alemania en la Segunda Guerra Mundial, en 1945.

El nacionalsocialismo surgió como una ideología de superioridad de la llamada “raza blanca” y dentro de ella la supremacía de una hipotética “raza aria”, de la cual los nazis alemanes, pretendían ser considerados su expresión más pura en el siglo XX.

El racismo nazi estuvo dirigido principalmente contra las personas de origen judío y en segundo lugar contra las personas pertenecientes al pueblo gitano, a los africanos, mestizos y latinos. El nazismo obtuvo también fuerte adhesión fuera de Alemania, en países como Estados Unidos, donde confluyó con el fuerte desarrollo del racismo estadounidense, dirigido especialmente contra la minoría afroamericana; su principal empresario automotriz en aquellos años, Henry Ford, fue seguidor y ardiente difusor de la ideología nazi entre las personas de habla inglesa.

El judío internacional (1920), libro escrito por el famoso empresario estadounidense, fue de gran influencia en la expansión mundial del racismo y en la ideología nazi, determinando la persecución y asesinato de los alemanes de origen judío, y luego de otras minorías étnicas como los gitanos.

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Esta clase de ideas se manifiesta en el desplazamiento, internamiento, y, más tarde, el exterminio sistemático de un número estimado de 11 a 12 millones de personas.

Esta necedad nazi del exterminio llegó al grado que, enmedio de la Segunda Guerra Mundial, se sustrajeron recursos imprescindibles para los ejércitos en campaña, a fin de usarlos en el genocidio.

Aproximadamente la mitad de esas víctimas fueron judíos en lo que es históricamente recordado como el Holocausto (Shoah, en hebreo), y otro grupo enorme de 100,000-1,000,000 de gitanos, que fueron asesinados en el Porraimos u “holocausto gitano”, también deben agregarse a ese genocidio, multitud de otras etnias. Los turcos, durante la Primera Guerra Mundial habían perpetrado el genocidio armenio por motivos raciales y religiosos, siendo de alguna manera unos “maestros” de los nazis.

Breve resumen de castas

Tan sólo para dar una idea del inútil intento de clasificación utilizado por las autoridades coloniales españolas, están estos ejemplos. Y, algunas de estas “clasificaciones” aún se usan: De puro europeo en América – criollo.

  • De español con indio – mestizo.
  • De español con mestizo – castizo.
  • De castizo con español – español.
  • De indio con negro – zambo.
  • De negro con zambo – zambo prieto.
  • De español con negro – mulato.
  • De mulato con español – morisco (no debe confundirse con los moriscos peninsulares).
  • De español con morisco – albino.
  • De albino con español – salta atrás o saltapatras.
  • De mestizo con mulato – apiñonado.
  • De indio con mestizo – cholo o coyote.
  • De mulato con indio – chino.
  • De español con cholo o coyote – harnizo.
  • De castizo con mestizo – harnizo
  • De coyote con indio – chamizo
  • De chino con indio – cambujo.
  • De salta atrás con mulato – lobo.
  • De lobo con china – gíbaro o jíbaro (no debe confundirse con la tribu amazónica de los jíbaros).
  • De gíbaro con mulata – albarazado.
  • De albarazado con negra – cambujo.
  • De cambujo con india – sambaigo.
  • De sambaigo con loba – campamulato.
  • De campamulato con cambuja – tente en el aire

Esta última denominación, “tente en el aire”, representaba con claridad la inutilidad práctica del sistema de castas incluso pocas décadas después de la conquista. Significaba la falta o negación de identidad. En términos metafóricos, una persona perteneciente a esta casta “flotaba” como en el limbo, incapaz de echar raíces, sin identidad propia.

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¿Hay racismo, xenofobia y discriminación en el México de hoy?

Lo que salta a primera vista es la negación inmediata. ¿Cómo podría ser eso, siendo un pueblo “mestizo”?

         Aunque en México se niegue y se cite en forma reiterada el “ejemplo de Juárez”; se hace de manera sistemática una clasificación discriminatoria de acuerdo a la apariencia, a la aceptación social o a la ascendencia. Con excepciones, sólo el poderío económico logrará que una persona de estrato “inferior” acceda a los círculos de la “gente decente”, y cuando esto se logra, persisten los estigmas de origen, apellido y color de piel.  

La verdad es que la mayoría de los mexicanos se avergüenzan de su piel morena; desearían ser europeos o ya de perdida gringos a pesar de que Trump y correligionarios los condenen a la “inferioridad”. Los indocumentados, en peligro de ser repatriados por el aspirante al KKK que oficia en la casa blanca, seguramente sufrirán de manera terrible al sentirse desplazado de su sueño de parecer WASP (6) o seudo gringos ante la amenaza de ser obligados a vivir ahora entre “la indiada” de nacolandia.

Estará por verse que tan fuerte es el choque cultural entre los expulsados y su país de origen y también me agradaría conocer el punto de vista de los naconazis seguidores del lastimoso “führer” Salvador Borrego. (7)

Esperemos que esto no termine siendo una guerra de racismos trasnochados…

        (*)

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   “Cuando tiempo atrás, los dioses crearon la Tierra.

A imagen y a semejanza de Júpiter al incipiente Hombre moldeaban.

Para tareas menores las bestias fueron creadas:

Aunque de la especie humana muy alejadas estaban.

Para llenar el vacio y unirlas al resto de la Humanidad…

Los anfitriones del Olimpo ingeniaron un astuto plan.

Una bestia forjarían, una figura semi humana.

Colmada de vicios y, llamaron a esa cosa…

       Negro”.

Howard Phillips Lovecraft

(**)

La admiración que sentimos por la obra literaria de HPL (Eichpiel, por su pronunciación en inglés) no se extiende a sus creencias racistas y a las psicopatologías que hicieron infeliz su vida. El “soñador de Providence” fue un anacoreta perpetuamente asustado por la creciente presencia de todos aquellos que él sentía inferiores y peligrosos los “viciosos” negros, los “lascivos” latinos los “peligrosos” semitas, etc. Se entiende que este pobre hombre viviera atemorizado en los EE.UU. un país hecho y poblado por inmigrantes desde su colonización. De haber vivido en la actualidad, seguramente Lovecraft habría votado por Donald “Duck” Trump.

  1. Las Leyes de Núremberg (Nürnberger Gesetze, en alemán), fueron una serie de leyes de carácter racista y antisemita en la Alemania nazi adoptadas por unanimidad el 15 de septiembre de 1935, durante el séptimo congreso anual del NSDAP
  2. En el siglo XIX se desarrolló en Europa una interpretación racista del texto de la biblia cristiana, a partir de algunas elaboraciones sobre el supuesto diluvio universal y los hijos de Noé, sobre todo de la maldición de Canaán, presente ya en la Edad Media. Según esta interpretación, la biblia indicaría que hay tres razas humanas, provenientes de los tres hijos de Noé: SemCam y Jafet. De Sem descenderían los judíos y árabes; de Cam, los negros; y de Jafet, los blancos. Esta visión-interpretación bíblica de una humanidad dividida en razas se complementaba con la llamada maldición de Canaán, hijo de Cam, al que Noé condenó: “maldito sea Canaán, siervo de siervos será a sus hermanos” “Gen.9:18-29”. (Casiodoro de Reina; Cipriano de Valera, revisión 1909).  La posterior interpretación católica-romana-calvinista-racista del libro de marras, sostuvo que la maldición de Canaán fue un castigo de la deidad a la “raza negra”, por la cual ésta era condenada por toda la eternidad a servir a los blancos, un pensamiento completamente racista-calvinista-bóer, muy adecuado para establecer gobiernos coloniales.
  3. Es necesario hacer hincapié en que la denominación de “indios” es un barbarismo creado por el propio Cristóbal Colón quien al llegar a nuestras islas al parecer creyó llegar a la India, esa de las especias y, tranquilamente bautizó a los naturales como indios (de la India). El error, como suele ocurrir, fue continuado por quienes siguieron al perpetrador. Los europeos de Hispania eran conquistadores, no colonizadores, además ellos también eran mestizos; de celtas, godos, árabes… su mentalidad podía ser clasista y segregacionista, pero no estrictamente racista.
  4. Lo de “indígena”, en clara alusión a las facciones autóctonas de mi pareja y su hermoso tono de piel, siempre me ha parecido una idiotez racista, repito; indígena es el natural de un sitio o país, entendiéndose que ha nacido en aquél mismo… o sea, todos los mexicanos somos indígenas de México. El antónimo de indígena es alienígena, el extraño, el que no es del sitio.
  5. Prieto (a), en castellano es un adjetivo y significa; ajustado, estrecho, ceñido, duro, macizo. En México se le suele dar la connotación de oscuro, muy moreno y por lo general, se usa en tono despectivo, otra idiotez racista, como lo de llamar “chinos” a quienes tienen el cabello rizado.
  6. WASP <style=”font-size: 14pt;=”” font-family:=”” ‘times=”” new=”” roman’,=”” serif;=”” color:=”” black;”=””>White Anglo Saxon Protestant … blanco protestante anglo sajón, es el término para una clase social de élite de poderosos americanos, blancos de ascendencia protestante británica. Los WASP a menudo trazan su ascendencia desde el periodo colonial. Ser uno de ellos es una pretensión de inmigrante, la cual es parte del “sueño americano del self made man” que la mayor parte de las veces parece más una pesadilla. Al calce, México o más correctamente los Estados Unidos Mexicanos: EUM, son geográficamente, parte de Norteamérica, junto con los EE.UU. y Canadá.</style=”font-size:>
  7. El periodista de origen español-sefardita Salvador Borrego ha hecho en sus libros, en especial en Derrota mundial, una apasionada defensa de la ideología nazi y se ha dedicado asimismo a negar el holocausto, colocando a los nazis como ángeles guardianes de la “civilización occidental”, protectores de la humanidad como heroicos adversarios de la conjura “judeo-comunista-masónica”. Sus seguidores, sin tomar en cuenta que Borrego es de origen hebreo, las leyes raciales nazis que lo convierten en “inferior y enemigo” (a ellos también) y, olvidando de paso, mirarse en espejos para evitar notar su aspecto físico, se creen nazis. Si los viejos nazis “de verdad” y los “cabezas rapadas” vieran a estos naconazis disfrazados como SS… bueno, los comentarios sobran.

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