Por Pablo Moctezuma Barragán
México necesita urgentemente una transformación profunda para que termine la explotación y el saqueo y lleve a un desarrollo armónico y bienestar de la población. Transformación para que los intereses del pueblo prevalezcan por encima del de las grandes corporaciones y que la soberanía nacional sea un hecho efectivo frente al intento neocolonial muy avanzado de integrarnos en la región norteamericana como apéndice del Imperio Yanki. Transformación con el fin de que tenga prioridad el interés de México y su autodeterminación sea un hecho. Y el pueblo sea dueño de su propio destino.
En el siglo XX, primero el PRI-Gobierno y en el neoliberalismo el PRIAN se encargó siempre de someter al pueblo trabajador a la explotación y la pobreza, a saquear los recursos naturales en beneficio de las grandes empresas, a reprimir a sangre y fuego la organización, la movilización y la protesta popular, todo en medio de una gran corrupción. Décadas de injusticias llenaron de indignación a la población, que buscó un cambio. En el año 2000 se derrotó al PRI, por primera vez en la presidencia, pero ganó el PAN. Ya para entonces se había instalado el PRIAN como relevo del PRI y continuador del viejo régimen, así que el cambio fue en reversa. Se decía que la democracia es sinónimo de alternancia, y se comprobó la falsedad del dicho.
Contra el fraude de 1988 se fundó el PRD, pero siguió la lógica del sistema imperante hasta integrarse plenamente al PRIAN para ser completamente funcional a sus intereses, al grado de aliarse abiertamente con ellos en las elecciones de 2021.
En la época del PRI-Gobierno, se hablaba de que había que democratizar al país, para lo cual había que instalar el sistema de partidos según el modelo de EU y la alternancia de diferentes partidos en el poder. Se buscó implantar el dominio de dos partidos turnándose en el poder. Así como en EU el Republicano y el Demócrata. Estuvo en el gobierno el PRI, en el 2000 el PAN, en el 2012 de vuelta el PRI y así, acompañados en todo momento de muchos partidos que son sus aliados: el Verde, Movimiento Ciudadano etc.… para presentar un pluripartidismo que para el sistema de “American way of life”, es el sinónimo de democracia.
Mientras tanto los diferentes gobiernos, de distintos partidos, siguieron las mismas políticas antipopulares, endeudaron al país, entregaron su territorio a la explotación minera, privatizaron sectores estratégicos, destruyeron la banca nacional para depender del sistema financiero internacional, usaron nuestro petróleo en beneficio de los extranjeros y hasta privatizaron petroquímica, industria petrolera, distribución de gasolina, entregaron al campo a las corporaciones agroindustriales. Hasta playas y fronteras las abrieron al dominio extranjero. Aumento la violencia, las matanzas, el narcotráfico, las desapariciones. La situación se hizo insostenible. Pero se hablaba de que el sistema de partidos nos había conducido a la “democracia”.
Contra este estado de cosas y ante la promesa de una cuarta transformación, 30 millones de mexicanxs votaron contra el PRIAN y a favor de un nuevo partido Morena que dirigía López Obrador, quien por 15 años había señalado los principales problemas del país y generado la esperanza de resolverlos.
La esperanza de dejar de ser dependientes, acabar con la inseguridad, la delincuencia, la pobreza y los trabajos mal remunerados, atacar la corrupción, desarrollar la industrialización, desarrollar todos los sectores de la economía, alcanzar soberanía alimentaria y energética, dejar de depender de 2 o 3 productos o servicios como única base económica, impulsar el empleo, generar el trabajo formal y disminuir el informal, elevar la educación, liberarnos de la “mafia del poder” y de los políticos del PRIANRD..
El presidente López Obrador llegó con una mayoría del 53% de los votos a pesar de fraudes y chanchullos. Con una mayoría que podía ejercer, le gustara o no a la oposición, sin necesidad de repartir cargos a los PRIANISTAS. Porque si tienes mayoría debes actuar como mayoría, si no, de que sirve tener mayoría y no usarla. Es casi imposible tener mayoría del 50% más uno en el Congreso, pero López Obrador lo logró en 2018, Morena y aliados lo consiguieron, fue una hazaña del pueblo que busca la verdadera transformación.
Pero el someterse al sistema de partidos significa someterse al viejo régimen. Mandan aún los poderes facticos, pasan cosas increíbles, por ejemplo, teniendo mayoría en el Congreso nombran como presidenta de la cámara en 2019 de diputados a una panista Laura Rojas y posteriormente en el 2020 a la priista Dulce María Sauri.
El INE esta compuesto por consejeros puestos por el PRI y el PAN y cuando existen 4 vacantes, Morena negocia con los demás partidos para hacer las propuestas.
La Suprema Corte de Justicia, también tiene mayoría de ministros nombrados por el PRI y el PAN y los jueces echan abajo las reformas que defienden el interés nacional contra las corporaciones, como la Ley eléctrica, o la construcción del aeropuerto de Santa Lucía, o la prohibición del glifosato y maíz transgénico. Los jueces no dejan de obstaculizar la acción gubernamental y son un freno para el ejecutivo. Están claramente al servicio de las corporaciones.
El sistema de partidos está diseñado para defender el interés de las corporaciones. Los partidos y en particular sus cúpulas tienen el monopolio de la selección de candidatos, las campañas son de dinero, de modo que los representantes están sujetos a las decisiones y el apoyo de las corporaciones. Ellas controlan todo el Estado, el ejecutivo, el legislativo y el judicial. El senado nombra a los ministros de la corte, estos proponen y el senado elije a los magistrados electorales, los diputados nombran a los consejeros del INE, de modo que las cúpulas partidarias tienen el control del aparato estatal. Si un candidato progresista gana la elección del ejecutivo, está todo el aparato para limitar su acción. Actualmente todo partido está sujeto a estas instituciones del viejo régimen.
Veamos, el presidente de Morena fue electo por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y el INE, valiéndose de encuestas privadas y no por los militantes del partido. Y lo imponen hasta 2023 . Al mismo tiempo en Morena reciclan a militantes del PRI, PAN y PRD, al Verde, etc, de modo que Morena ha sido dividida, fragmentada, atacada desde dentro y desde fuera, todo por seguir actuando en el marco del viejo régimen y de sus aparatos de control. Además que Los candidatos una vez en el poder, no están controlados por los electores, así que es fácil que las corporaciones los controlen o los compren. Y terminan haciendo lo contrario de lo que prometieron en campaña. Muchos antiguos miembros del PRD, el PRI, el PAN fueron admitidos en Morena y sólo para que sigan con las viejas políticas de siempre.
Por otro lado, el país se divide con gobiernos del PAN, Morena, PRI, Movimiento Ciudadano, Verde que actúan en los estados como feudos y con frecuencia se enfrentan y sabotean los esfuerzos de un gobierno federal progresista. Lo mismo sucede a nivel de presidencias municipales, alcaldías y congresos locales. Los partidos parten.
El sistema de partidos es el obstáculo actual para la democracia, así como la monarquía lo fue para la república. Tiene que eliminarse de raíz con la renovación democrática en la que los candidatos los seleccionen los electores, se deje de financiar a los partidos, se prohíban campañas de dinero, propaganda y promesas vacías para sustituirlos por un debate de propuestas que defina un programa, que los candidatos electos cumplan obligatoriamente el programa acordado en campaña, o sea que estén mandatados por los electores, y que exista la revocación de mandato.
Que los representantes se organicen en una Asamblea Nacional en la que se manifieste el poder del pueblo, un solo poder, una unidad férrea, con su brazo ejecutivo y judicial que garantice que lo acordado en la Asamblea se lleva a cabo. Quitarles todo poder a las cúpulas de los partidos para que la soberanía la ejerza el pueblo. Solo así se logrará una auténtica y profunda transformación de la vida en México y una democracia verdadera.
Una transformación que conduzca a la paz. En la actualidad e enfrenta también otros tipos de guerra, distintos del convencional. Uno de ellos es la guerra del narcotráfico que afecta de manera especial a México. Es conocido que las cúpulas de partidos, como las del PAN y el PRI han desarrollado la narcopolítica, usando el poder del Estado para proteger a la delincuencia y también las diversas formas de negocio ilícito que mueven grandes cantidades de recursos, cuentan con poderosas redes y capacidad de penetración de las estructuras formales de las sociedades en diversos ámbitos. Mismas que actúan en el sistema político y electoral para empoderar a sus representantes, e incluso asesinan a los opositores a sus proyectos depredadores.
Solo una profunda renovación democrática y un nuevo sistema político y electoral podré conducir al país a la transformación que requiere.