Voces del Periodista Diario

Tik Tok calienta el debate

Por Mouris Salloum George

La irrupción de Tik Tok en el mercado de las redes sociales de internet sumó en pocos años a 1,500 millones de suscriptores en todo el mundo –otras mediciones le adjudican poco más de mil millones-. En Estados Unidos y en México, casi la mitad de los habitantes de cada país ya están activos en esa red.

Por su acelerada penetración y por su impacto social, el tema se discute en las principales oficinas gubernamentales de las potencias hegemónicas.

El debate se calienta. Como se sabe, Tik Tok causó notoria aceptación con su oferta interactiva de videos cortos. Surgió apenas en 2016, en China, con el nombre de Douyin y bajo la matriz de la empresa ByteDance. Al año siguiente, con su actual denominación, estaba en todo el mundo, expandiéndose como un virus. Se le acusa de ser muy adictiva o de promover contenido basura. Cierto, en parte, pero va mucho más allá. El tema rebasa el ángulo empresarial y de entretenimiento.

Desde el ámbito político, el ataque lo desató el gobierno de Estados Unidos al acusar a la plataforma china de usar la red para realizar espionaje y le exige que venda los derechos a un local o que instale sus servidores en territorio estadounidense. Incluso los mandos superiores ordenaron a sus funcionarios subordinados abstenerse de descargar la aplicación.

La sospecha es entendible a partir de los altos riesgos que implica el manejo de los datos personales que posee la plataforma. Y esto abarca a las demás redes sociales (You Tube, Facebook, Instagram, Twitter y otras).

Desde luego que este debate se enmarca en la disputa por la hegemonía global que impulsa a las dos naciones. El caso es que Tik Tok despertó la sospecha de Estados Unidos, no tanto por su atractivo y alcance global, sino por tratarse de una innovación china.

Al margen de cómo se resuelva el diferendo, y con independencia de las intenciones “ocultas” que pudieran alojarse en el emprendimiento asiático, en definitiva, Tik Tok mostró la vulnerabilidad que enfrentan los gobiernos y naciones del orbe.

El impacto social de la citada aplicación es mayúsculo y tiene múltiples caras. Y en este punto aparecen las malas prácticas de muchos tiktokers, que con el afán de lograr aprobación (likes) -que se traduce en dinero ganado- están recurriendo a los peores trucos o motivaciones del ser humano.

Esto es malo porque rebajan la dignidad de las personas, las humillan o agreden; y las dañan moralmente al mostrarlas en su desnudez total ante los ojos de los demás.

Esto es algo que la plataforma debiera regular, junto con autoridades y expertos; en el marco de leyes, valores y principios universalmente aceptados.

Un principio sería que todo se vale, siempre y cuando respete la dignidad humana.

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