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Umbilicus mundi – MEDICINA PARA TODOS

MEDICINA PARA TODOS

Umbilicus mundi

Dr. Hernán E. Chavarría A.

 

 

Aparte de ver bellos ejemplares como el de la Princesa Leia en STAR WARS, episodio VI, desde el punto de vista antropológico y pop, el ombligo y en especial el cordón umbilical, han tenido gran importancia histórica, médica y social para muchos pueblos. Lo cierto es que siendo una mera cicatriz, navega entre la ciencia y el chacra sua adhisthana, ha sido muy cacareado y cada cultura le atribuye propiedades, restricciones, y significados diversos.

NACER.

Adosada al interior del útero materno, la placenta emitía el cordón umbilical que nos alimentaba y proporcionaba oxígeno, a través de un conducto en nuestro abdomen llamado “arterioso”, que dentro de nuestro cuerpo en desarrollo, mantenía una circulación eficiente pero bastante diferente a la del adulto – si algo de esa circulación persiste, puede generar serios problemas de salud -. Tras el parto, del abdomen nos colgaba lo que quedó del cordón, que a los cinco o seis días se marchitó y desprendió, dejando la pequeña cicatriz que constituye como tal nuestro ombligo. En este periodo, lo importante es prevenir infecciones y vigilar la aparición de onfaloceles (hernias umbilicales).

FORMA.

ESTA CICATRIZ congénita dio lugar en otros tiempos a tremendas controversias, como la de saber si era racional representar a Adán y Eva con una, ya que ellos habían “nacido del barro”. Como en algunas personas protruye, en la Edad Media para “cuidar su valor estético” y conseguir un “hermoso y profundo ombligo”, a los bebés se les colocaba una bola de plomo en ese punto, práctica errónea que se ha mantenido hasta hoy, en Europa con bolitas de algodón o lana y en Latinoamérica con todo tipo de materiales, desde bolas de barro, madera, hierbas y hasta canicas de vidrio. Dado que algunos tienen aspecto de “nudo”, persiste en México la absurda noción de que el ombligo se puede “desatar”.

SEXI.

YA DESDE la antigüedad clásica se consideraba a la cicatriz umbilical como sede de lujuria en la mujer, aunque esta idea sugiere más una fantasía masculina que un hecho fisiológico. El tabú victoriano de mostrarlo continuó hasta hace unas décadas en la sociedad occidental, y algunas tendencias enfatizan su rol como estímulo visual erótico, sin embargo desde los 60’s del siglo XX, la ropa que deja verlo es una moda practicada sobre todo por mujeres jóvenes. En algunas regiones de la India, muchas tribus africanas y comunidades indígenas americanas, consideran el mostrarlo por completo normal, aunque hay creencias muy curiosas sobre la función del ónfalo, por ejemplo: los Unmatjera, una tribu aborigen australiana, pensaban que los llamados “muris” o “gérmenes de los niños” acechaban tras rocas o árboles, esperando embarazar a las mujeres vía umbilical, separando así de la concepción tanto el canal del parto, como el acto sexual.

CORDÓN.

LA ZONA DEL abdomen que rodea al ombligo como tal, también se llama así, lo cual consta en la Terminología Anatómica Internacional de 1997, apartado A01.2.04.005, bajo los latinajos: umbilicus y regio umbilicalis.? Hoy día en cirugías, el ombligo es utilizado como vía de acceso en la realización de laparoscopías y poco más; por otra parte, el cordón umbilical interesa por su longitud, si es demasiado corto o largo, podría originar algunas complicaciones perinatales, tras el parto es conveniente revisarlo por dos motivos: por él circulan dos arterias y una vena, si faltara una arteria o fuera muy rudimentaria, podría indicar la existencia de alguna anomalía fetal; mientras que la existencia de nudos podría indicar falta de oxígeno durante el desarrollo. La fetoscopía es una técnica que permite realizar análisis, mediante la extracción de sangre fetal del cordón umbilical, el cual también ha sido establecido como repositorio de células madre y de otros tejidos de gran potencial biológico, útiles para tratar ciertos casos de leucemia y otras enfermedades (de ahí el intento de desarrollar “bancos de cordones umbilicales” para su posible uso futuro).

SERIOS.

DIVERSAS ciudades -antiguas y modernas-, en la traducción de su nombre ostentan el título de ombligo del mundo, por lo que la pobre Madre Tierra parece tener muchos, y hasta la Luna tiene ombligo[1] (México: Mexitli, de metztli [Luna], xictli [ombligo] y co [lugar]); esta cicatriz/hoyo en la panza también sirve como excusa para escribir libros (p.ej: El ombligo del mundo, de R. Pérez de Ayala, o Todos los ombligos son redondos, de Á. de Laiglesia,). Así que, si no se bañan bien y se sacan del tuch (ombligo en maya) algo de “borrita”, no se preocupen, es la inofensiva formación umbilical de pelusilla, que sin embargo, créanlo o no, también ha sido objeto de estudios científicos serios.

[1] Según don Gutierre Tibón, pero otros estudiosos se van por algo mucho más simple: México, mexica; habitantes de Anáhuac; y co; lugar. N.E.

 

 

Dr. Hernán E. Chavarría A.

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