La Piedra en el Zapato
Por Abraham García Ibarra
Aunque con matrices insumo producto embarradas con el merengue del Estado Social de Derecho, la verdad es que, el de 1989-1994, fue el primer Plan Nacional de Desarrollo (PDN), netamente -lo formuló y defendió Ernesto Zedillo Ponce de León– impregnado de tufos neoliberales.
En sesión pinolera de los gabinetes legal y ampliado, a la vista del anteproyecto de texto del PND, que se recuerde, sólo dos encargados de despacho secretarial olfatearon aquellos tufos: don Fernando Gutiérrez Barrios (Gobernación) y Carlos Hank González (Agricultura).
Ante el presidente Carlos Salina de Gortari, aquellos dos políticos hicieron la observación de que las acusadas tendencias marcadas en el PRD, no se atendían de los derechos de la clase trabajadora. No es les escuchó.
La terca y larga marcha mexiquense en pos de Los Pinos
Para efectos de este tema, importa el nombre del sonriente profesor mexiquense, Hank González, reputado de político-empresario. Su obra como gobernador del estado de México, sin embargo, se caracterizó por grandes proyectos orientados a satisfacer las demandas de los obreros, campesinos y colonos; millones de éstos en la condición de precaristas.
En mérito de aquellas políticas públicas, el presidente José López Portillo reclutó al ex gobernador, a fin de hacerlo cargo de la jefatura del Departamento del Distrito Federal para el sexenio 1976-1992.
Ahí señalamos la mojonera: Desde el memorable mandato de don Adolfo El joven López Mateos, el estado de México no había logrado volver a Palacio Nacional.
En el periodo datado, el tanque pensante de Hank González acometió la campaña mediática 82 para el 82. La reforma del artículo 82 constitucional para habilitarlo como candidato a la presidencia de la Republica para el sexenio 1982-1988. La campaña no prospero: El político mexiquense no pudo exorcizar su condición de hijo de padre alemán.
En lo sucesivo, los gobernadores de dicha entidad, Alfredo del Mazo González, Emilio Chuayffet Chemor y Arturo Montiel Rojas, pujaron por cruzarse la banda presidencial desde 1985, infructuosamente.
Una estrategia mercadotécnica rigurosamente diseñada cuajó y la banda tricolor fue cruzada al pecho del también ex gobernador mexiquense Enrique Peña Nieto en 2012. Éste llego a Los Pinos con su banda.
El efecto Peña Nieto que terminó en defecto del PRI
En el universo de las hipótesis, no tiene cabida, el hubiera. Sobre Hank González, por sobre su ascendencia alemana, pesaba su dicho: Un político pobre, es un pobre político. De lo que sigue la sospecha el uso del poder del Estado para satisfacer tentaciones de corrupción.
¡Sorpresas te da la vida! Peña Nieto llegó a Los Pinos presidido por su aureola del Efecto Peña Nieto, por la que el PRI pudo retornar a Los Pinos.
Si bien el ex gobernador había sido salvado en 2010-2011 por los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación de la denuncia del PAN de que había abusado de sus atribuciones, usando recursos de su administración para hacerse propaganda política personal para obtener la candidatura presidencial de su partido, nadie sospechaba entonces que parte de su campaña había sido financiada por la corruptora contratista brasileña Odebrech.
¿Cuánto suma el saqueo acumulado durante seis años?
Sin embargo, desde su primera Cuenta Pública enviada a la Cámara de Diputados, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) de la Comisión de Vigilancia, empezó a documentar y reportar irregularidades en el manejo del gasto federal y federalizado.
Fue una constante en la Cuenta Pública de cada ejercicio fiscal, del que sólo a mitad del sexenio pasado abortó la coloquialmente denominada Estafa maestra de la no te preocupes, Rosario, hay que aguantar. Nada pasó entonces, ni después hasta 2018.
Respecto de la Cuenta Pública de ese reciente año, de nuevo la ASF levanta el fétido telón: Ayer se volvió al libreto: De ese ejercicio, se han documentado irregularidades del orden de 144 mil millones de pesos. ¿Cuánto es lo acumulado del saqueo a lo largo de seis años de mano peluda?
De vivir, seguramente el clamor popular diría, Vuele profesor, te perdonamos. Así andan las cosas en la cuarta transformación. Es cuanto.