* En su comparecencia de julio de 2005 ante la Cámara de Diputados, la entonces titular de la Comisión para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, no pudo dar cuenta del destino de un presupuesto de 21 mil 488 millones de pesos, del que solo se ejercieron 12 mil 332; legisladores del PRI y PRD desmontaron la prefabricada imagen de eficiencia, honestidad y compromiso con los pueblos originarios de la hoy aspirante presidencial que se dice orgullosa de sus raíces indígenas
SILOGISMOS
Por Antonio Ortigoza Vázquez / @ortigoza2010
Especial de Expediente Ultra
La precandidata presidencial del Frente Amplio, Xóchitl Gálvez, enfrenta el dilema de “explicar” el fracaso rotundo de la “Comisión para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas” (CDI), donde se esfumaron miles de millones sin justificación, lo que inclusive puede tomar figura de traición a la causa de los pueblos originarios.
Fue uno de los programas más sonados del gobierno de Vicente Fox, donde la publicidad oficial presentó a la titular como “una indígena convertida con su esfuerzo en empresaria exitosa”, la que llevaría de la mano a los indígenas mexicanos a superar centurias de miseria y marginación.
Pero la historia real es otra, y muy triste, misma que se reveló con toda crudeza en la comparecencia de Xóchitl ante la Cámara de Diputados, donde la entonces funcionaria no tuvo forma de explicar el destino de miles de millones de pesos, los subejercicios detectados y el uso faccioso de la política indigenista a favor del PAN.
Fue el julio de 2005, ante la Comisión de Asuntos Indígenas de la Cámara Baja, donde diputadas y diputados del PRI y PRD desmontaron la prefabricada imagen de eficiencia y honestidad de Xóchitl.
La diputada perredista, Marbella Casanova citó pronunciamientos de la ONU y CEPAL en cuanto a que, a cinco años del sexenio de Fox, muchos municipios del estado de Guerrero estaban en las mismas condiciones que en países africanos de los más atrasados.
La improvisación e impericia, señaló la legisladora, hizo que llevaran programas con computadoras a lugares donde no había electricidad, y el entonces famoso programa “Enciclomedia” simplemente no pudo operar, y tenía asignado un presupuesto de 10 mil 744 millones de pesos.
Ante la cruda denuncia, la funcionaria echó mano del poco imaginativo recurso de culpar “a los alcaldes corruptos” de las zonas marginadas, aunque no pudo dar cuenta más o menos precisa del destino de un presupuesto de 21 mil 488 millones de pesos, del que solo se ejercieron 12 mil 332.
Simplemente, no pudo explicar a donde fueron a parar los 10 mil millones restantes. Tampoco pudo dar cuenta de la atención hacia los desplazamientos de indígenas en Chiapas y que, por motivo electorales, la política al respecto se centró en 50 municipios para manipularlos en un claro tono oportunista.
Peor aún: tampoco pudo explicar, como exigieron los diputados, la compra de un rancho en San Cristóbal de las Casas a un ex comandante sandinista (de los protegidos por López Portillo) que fue asesor de Carlos Salinas.
Académicos que han estudiado a fondo el asunto indigenista afirman, además, que los recursos económicos asignados en el papel, nunca llegaron y en cambio, se utilizaron para la compra de propiedades para políticos foxistas.
UNA “REDISTRITACIÓN” PERJUDICIAL
Un problema que enfrentaban los pueblos indígenas a la hora de votar, era la inadecuada localización geográfica de los distritos electorales. Urgía una “redistritación” adecuada para que las casillas se ubicaran en las cercanías.
Pero, dijo la diputada Sofía Castro, “el IFE señaló claramente que la Comisión fue la fuente (para redistritar), toda vez que por mandato de ley le está encomendada la vigilancia y el cumplimiento de las acciones a favor de los pueblos y comunidades indígenas, y por omisión hay una responsabilidad, porque el Convenio 169, justamente, obliga a que el Estado Mexicano consulte a los pueblos y comunidades indígenas”.
Al llegar a este punto, la diputada Castro subrayó: “Yo quiero decirle que a ningún indígena le consultaron si estaba dispuesto a pertenecer o no, a tal o cual distrito electoral federal y lo mismo les dio revolver a un pueblo con otro y, por el contrario, causaron más daño, porque quedaron a distancias enormes de donde viven, y no podrán votar, porque todo el procedimiento se hizo mecánicamente”.
Cabe mencionar que, al salir de la reunión, a Xóchitl ni los panistas le aplaudieron.
DE CÓMO OLVERA “LE COMIÓ EL MANDADO”
En la carrera de Xóchitl hay episodios que revelan incapacidad política elemental, como es la selección adecuada de equipos, primero de campaña, que después pueden formar parte del gobierno.
Cabe señalar de cómo fue que, cuando tenía fuertes perspectivas de ganar la gubernatura de Hidalgo, cayó ante las argucias y pillerías de su contrincante priista, Francisco Olvera.
Porque su rival no tuvo problema en detectar la fragilidad profesional de, por lo menos, dos miembros del equipo de campaña de Xóchitl, a los que contrató como espías y ¡le salieron baratitos! por 20 mil pesos mensuales. Peor aún: eran del “equipo de confianza” de la candidata panista.
Así, Olvera tenía información de reuniones privadas, donde se trataban asuntos como en dónde se instalaría el Centro de Operaciones, en la colonia López Portillo, y ahí, los “agentes” del priista plantaron armas de fuego a la vez que dieron el “pitazo” a la policía estatal, donde se encontraron listas de nominados, computadoras y material electoral. Hubo denuncias y detenidos.
Supieron que las reuniones de Xóchitl se hacían en el restaurante “Ronny” y los informantes fueron dotados de minicámaras y grabadoras; pasaron información del arribo en cuatro helicópteros al aeropuerto de Villasana en compañía de panistas.
Los infiltrados sacaron imágenes del interior de camionetas donde había armas, mismas que se publicaron en diferentes medios.
También filtraron información de los domicilios donde se distribuían fondos para operaciones y se dio el “pitazo” a agentes ministeriales para una operación en dos cuartos del Hotel Camino Real, los infiltrados dieron a conocer los números.
Por medio de terceros, Olvera contrató dos inhibidores de señal de alta potencia y bloquearon las comunicaciones de Xóchtl.
Por los mismos medios, Olvera se enteró que Xóchitl se reuniría con Gerardo Sosa Castelán, en el restaurante Tori Tori, en la calle Temistocles, Polanco, para convenir el apoyo del entonces todavía poderoso líder universitario.
Al término del periodo de Olvera Ruiz, entre septiembre y octubre, se dieron múltiples concesiones solicitadas a un ex director de Transporte Convencional del IET.
Olvera autorizó por lo menos 20 concesiones de taxis para una dama con la que mantuvo relaciones estrechas y con otra más, con la que rompió por asuntos personales, algo que, quizá, molestó mucho a Olvera.
El caso fue Xóchitl tampoco pudo impactar en el electorado de las diversas regiones hidalguenses, ni siquiera en las comunidades de dónde ahora dice, salió en camión a la CDMX.
El presentarse como una indígena que pasó a exitosa empresaria, no le viene ni se ajusta a su realidad, porque su éxito radicó en buena medida en el manejo irregular de miles de millones de pesos, de los que los indígenas no vieron un solo centavo ni beneficio alguno.
Ésa es la verdadera historia de la aspirante presidencial de la oposición que tarde que temprano comenzará a conocer a detalle.