Voces del Periodista Diario

Así, quién no quiere ser Presidente de México

La Piedra en el Zapato

Por Abraham García Ibarra

Abrimos el arco en 1991; lo cerramos en abril de 2019, mes en que se suicidó el dos veces presidente de Perú, Alan García.

En ese periodo, 19 presidentes latinoamericanos han sido sometidos a investigaciones legislativas o penales; algunos indiciados, unos en prisión y otros prófugos; seis están en remojo.

El principal crimen que comparte la mayoría de esos políticos, es el de corrupción. Un buen racimo aparece en los expedientes del caso Odebrecht. Entre los nombres citados en las indagatorias judiciales, hay hasta 40 menciones de uno de ellos: Cohecho o soborno, son las figuras penales más recurrentes, según las leyes de cada país.

Era neoliberal: Toneladas de carne de presidio

El primer punto que se destaca, es que más de 900 mil fojas reunidas por fiscales o tribunales revelan que, del Suchiate a La Patagonia, la impunidad es la excepción; la regla es, o todos coludos, o todos rabones.

En algunos casos, la excepción se explica por la protección del fuero legislativo; a su amparo, dos que tres ex mandatarios no han sido vestidos de cebra. Siguen medrando en presupuestos público.

No son sólo los jefes del Ejecutivo. Con ellos, han sido embarrados miembros de sus gabinetes, fiscales, jueces y magistrados judiciales.

El segundo punto incita: Yo quiero ser Presidente de México.

No se puede obviar un signo: Estamos hablando de sucesos políticos y económicos repulsivos durante el periodo neoliberal.

Y eso que México homologó su sistema de justicia penal

El ejercicio memorioso obligado: Desde que se firmó el Tratado de Libre Comercio Estados Unidos-México-Canadá (1993-1994), y cuando más tarde se puso sobre rieles el Área Comercial de las Américas (ALCA), uno de los apartados, sobre todo en el primer caso, se ocupó de homologar los Sistema de Justicia Penal. Es evidente que, en los Estados Unidos, ese es sólo un producto de exportación.

Ya con el impulso a la Acuerdo Transpacífico de Asociación Económica se dio por sentado que los Estados parte aceptarían el Derecho Corporativo Global. Algunos tipifican este instrumento como Nuevo Orden Feudal Mundial.

Por razones de método, ordenamos el abecedario, con la acotación de que en distintos expedientes hay mano negra por causas eminentemente ideológicas en la pugna por el poder político.

La galería del horror por orden alfabético

Argentina: El actual presidente neoliberal, Mauricio Macri está sujeto a sospechas de relaciones peligrosas con la brasileña Odebrecht. Se han desviado los reflectores hacia algunos de sus colaboradores por los que el mandatario se ha declarado dispuesto a meter las manos al fuego.

El aparato presidencial de Macri, en plena campaña electoral, se cura en salud: Sistemáticamente, ha tenido en la mira a la ex presidenta Cristina Fernández, sobre todo ahora que ésta se ha incorporado segunda en la fórmula de la candidatura presidencial de su partido.

El tema nos remite a los tres periodos presidenciales de Carlos Menem a partir de finales de los ochenta. En el primer periodo, por su gabinete pasaron seis ministros del Interior. El cuarto, Gustavo Béliz renunció al encargo acusando desde entonces la galopante corrupción en el gobierno.

Por un caso relativamente menor, a principios de 2019 Menem fue sentenciado a tres años de prisión; su ministro de Economía, Domingo Carvallo, por la misma causa, a una pena poco mayor. El ex presidente sigue libre en mérito a su condición de senador.

Menem, sin embargo, por otra de las múltiples acusaciones, había sido condenado a inhabilitación perpetua. Se le imputó también de tráfico de armas.

El más joven de los presidentes brasileños

Brasil: El más joven de los presidentes brasileños hasta entonces, Fernando Collor de Mello, fue desaforado en 1992 por el Poder Legislativo, acusado de corrupción. Todavía en 2018, se respiraban lodos de aquellos polvos.

Ya ligados con Odebrecht han aparecido José Serney y Fernando Henrique Cardoso.

En circunstancias judiciales que aún no se cierran en su conjunto, se nombra a Dilma Rousseff, desaforada en golpe legislativo; el golpista Michel Temer y el histórico Lula da Silva, encausado y preso éste para impedirle participar en las pasadas elecciones presidenciales.

Al actual mandatario, Jair Bolsonaro lo salpica el lodo que se empaniza a uno de sus hijos.

Odebrecht financia a ganadores y perdedores

Colombia: Con independencia del seguimiento del asunto Odebrecht, el procesado senador Otto Bula señala a Juan Manuel Santos de tratos con la brasileña. El expediente incluye al contendiente de Santos en la disputa por la presidencia, Oscar Iván Zuloaga.

Ecuador: En el centro del escándalo están Rafael Correa (exiliado en Bruselas) y su antecesor Alfredo Palacios González, aunque es del dominio público que el actual mandatario, Lenin Moreno, no rechina precisamente de limpio.

El Salvador: En el escaparate están Francisco Flores, Elías Antonio Saca, Mauricio Funes (exiliado en Nicaragua) y Salvador Sánchez Cerén.

Guatemala: De corrupción es el asunto y otras inadmisibles virtudes. Abre el cuadro Alfonso Portillo, a trote con Jorge Serrano Elías, Álvaro Colom y Jimmy Morales. De otros especímenes militares, solo recordamos que la narrativa viene de 1991.

Honduras: De la vieja hornada, Rafael Calleja. De la nueva, Orlando Hernández, en segundo mandato bajo protesta popular.

Panamá: Empecemos por el que está escondido en Florida: Ricardo Martinelli. Imlicado, pero dispuesto a presentarse ante la justicia, Martín Torrijos. Suspenso con la recomendación de leer de nuevo los emocionantes Papeles de Panamá. Puro racimo de horca.

Tanto oro y Perú compite por la medalla de cobre

Perú: Lo anotamos al principio de estas notas: Alán García se suicidó el mes pasado. Lo sobreviven por orden de aparición Ollanta Humala (con su cónyuge Nadie Heredia; ay, la igualdad de género), Alejandro Toledo y el dimitente Pedro Pablo Kuczinski, empresario y banquero en prisión preventiva. Todos, ligados con Odebrecht.

Por razones humanitarias debiéramos aislar a Alberto Fujimori, pero es el caso que una de las causas por la que está vestido de jaula es violación de los Derechos Humanos y, obviamente, corrupción.

En México sigue en oferta el paño del manto de Noé

Del manto de Noé se hablaba antaño como ropaje para tratar de cubrir las vergüenzas (de ciertos “monos” desnudos). Hay tribunales latinoamericanos que no conocen ese episodio bíblico. Será por eso que aplican la máxima: La ley de dura… pero es la ley. En México, está en eterna oferta el manto de Noé. Es cuanto.

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