Voces del Periodista Diario

Cuando el motor del Estado de México entró en reversa

EL LECHO DE PROCUSTO Por: Abraham García Ibarra

 

Una revisión a vuelo de pájaro del reciente medio siglo en el Estado de México nos indica que el sexenio de mayor dinamismo socioeconómico en la entidad correspondió al mandato del profesor Carlos Hank González (1970-1976).

Para esa década, cuando aún no existía el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi), el Banco de México y la Secretaría de Hacienda monitoreaban el desarrollo estatal: Reconocían al Estado de México una contribución fluctuante entre 10 y 11 por ciento al Producto Interno Bruto (PIB) nacional.

Es absolutamente probable que tal haya sido la carta de presentación de Hank González que animó a José López Portillo nombrarlo jefe del Departamento del Distrito Federal (1976-1982).

Después del periodo de Hank González, Jorge Jiménez Cantú logró recorrer todo su sexenio.

No lo lograron Alfredo del Mazo González. Fue invitado en 1986 por Miguel de la Madrid a hacerse cargo de la Secretaria de Energía, Minas e Industria Paraestatal (SEMIP).

Como De la Madrid se refirió al mexiquense como el hermano que nunca tuve, sus publicistas dieron por bueno que sería su sucesor en 1988. Vana ilusión.

El desafuero de Mario Ramón Beteta

Para el sexenio 1986-1992 fue electo gobernador Mario Ramón Beteta. En su segundo año fue defenestrado. Puso en riesgo el triunfo de la candidatura presidencial de Carlos Salinas de Gortari en 1988. El Estado de México fue uno de los que más votación aportó al Frente Democrático Nacional (FDN).

Después del interinato de Ignacio Pichardo Pagaza, la sucesión correspondió a Emilio Chuayffet Chemor. Interrumpió su mandato al aceptar la invitación de Ernesto Zedillo para hacerse cargo de la Secretaría de Gobernación.

Chayffet Chemor fue objeto de una presentación excepcional en Palacio Nacional. “Es el bueno para 2000”, anunciaron los augures. En diciembre 1997, al secretario de Gobernación se le atravesó La matanza de Acteal, Chiapas. Fue obligado a tomar su año sabático.

No obstante que en un corto periodo de 15 años el Estado de México no contó con sus gobernadores constitucionales titulares, la dinámica económica mantuvo su ritmo de crecimiento. Las expectativas decrecientes se instalaron en la segunda mitad de la década de los noventa. Desde entonces opera el tobogán.

La declinación electoral del PRI en el Estado de México, como lo apuntamos antes, empezó en 1988. A partir de entonces, se registró la expansión de La mancha azul (PAN) en los municipios conurbados con el Distrito Federal, y La mancha amarilla (PRD) en el oriente del estado.

Se quedó desbielado con semáforo en rojo

Para 2014-2015, ya en el sexenio de Eruviel Ávila Villegas, el Inegi reporta en el Estado de México un crecimiento del PIB estatal de 1.29 y 1.89 por ciento, respectivamente. Coloca el Instituto al estado en el lugar 25 por su contribución al desarrollo económico nacional. Para entonces, el ex gobernador mexiquense Enrique Peña Nieto llevaba ya tres años en Los Pinos.

Nos quedamos en ese bienio para consignar el dato de que en 2015, la muy consultada revista Forbes activó sus semáforos económicos para evaluar el comportamiento en la materia de los estados de la República.

Forbes hace la evaluación con base en diez indicadores de los que subrayamos los siguientes: crecimiento del empleo formal, pobreza laboral, estado de derecho, desigualdades económicas, etcétera.

Una orientación favorable de la política económica que el  corporativo consultado toma en cuenta, es la oportunidad ocupacional a los jóvenes de nuevo ingreso al mercado de trabajo. Por supuesto, el combate a la pobreza laboral y a las desigualdades económicas, y la observancia del estado de derecho, son correlativas al mercado laboral joven.

Al encenderse el semáforo en verde de Forbes, el Estado de México no circula. Sí lo hacen en cambio, en el top ten, en los primeros tres lugares, Aguascalientes, Querétaro, Nuevo León y Coahuila. Estos dos empatadas.

En una escala de 0 a 100, Aguascalientes y Querétaro califican con 95 y 90 puntos, respectivamente. La primera entidad, para el periodo analizado tuvo un crecimiento económico de 11.7 por ciento; la segunda, ocho por ciento. El Estado de México ni siquiera se quedó en ámbar; se plantó en rojo.

¿De dónde sale, pues, en qué se funda el spot de Eruviel Ávila Villegas  en el que dice el Estado de México es el árbol más grande y fuerte de México, que da frutos maravillosos, y que algunos malosos quieren talar y quemar? Que alguien nos explique. Es cuanto.

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