Voces del Periodista Diario

De Libre Comercio y otras memorias

EL LECHO DE PROCUSTO Por: Abraham García Ibarra

El próximo 28 de septiembre se cumplirán 22 años del asesinato del guerrerense José Francisco Ruiz Massieu, crimen en el que fue involucrada la familia Salinas de Gortari. Su hija, Claudia Ruiz Massieu Salinas, tenía a la sazón 22 años.

El asesinato de Ruiz Massieu se perpetró poco más de seis meses después del que segó la vida del candidato presidencial del PRI, Luis Donaldo Colosio, el 23 de marzo de 1994.

Ruiz Massieu fue uno de los estudiantes más brillantes de su generación en la Facultad de Derecho de la UNAM. Incorporado a la política y a la administración pública, se le caracterizó como prototipo de la Nueva Clase, la que, dicho en sus propias palabras, entraría al relevo de los fordcitos de la década de los treinta.

En las horas de su ejecución, Ruiz Massieu era notable activo del PRI. A fines de agosto, la bancada tricolor a la LVI Legislatura federal le había confiado su coordinación. Los politólogos lo consideraban un sólido prospecto para la sucesión presidencial de 2000.

En filial tributo, su hija Claudia le dedicó su tesis profesional: El pensamiento jurídico de José Francisco Ruiz Massieu en Derecho político y Derecho administrativo. Ella misma orientó su vocación a la Filosofía jurídica.

1 de enero de 1944: Umbral del TLC

No sólo los asesinatos de Colosio y Ruiz Massieu marcaron con sangre 1994. El 1 de enero irrumpió la escena política el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) desde las selvas de Chiapas.

Ese mismo día estaba programada la puesta en vigor el Tratado de Libre Comercio, suscrito por los gobiernos de México, los Estados Unidos y Canadá, hoy TLCAN. Por México lo firmó Carlos Salinas de Gortari.

Hace diez meses, dos Premios Nobel de Economía, estadunidenses ambos, hicieron un balance de los saldos del TLCAN. Coincidieron  en que, para México, sobre todo en el sector agropecuario, los resultados han sido catastróficos.

Ese análisis lo plantearon ambos expertos con acento de advertencia ante la incorporación de México al Acuerdo Transpacífico de Asociación Económica, a remolque de un optimista Barack Obama.

En el marco de la campaña presidencial de los Estados Unidos, desde México se activaron las baterías mediáticas contra el candidato republicano Donald Trump, confeso enemigo del TLCAN, del que haría, amenaza, una revisión, hasta la eventual cancelación, en caso de llegar a la Casa Blanca.

Se ha pasado de lado que la candidata demócrata, Hillary Clinton, también ha expuesto reservas a la firma del Acuerdo Transpacífico por el gobierno de los Estados Unidos. Se prometen unas cosas, señaló, y luego resultan otras.

Contra la obcecación no hay vacuna

Antes de terminar el mes de agosto pasado, el líder de la mayoría en el Senado de los Estados Unidos -por el que pasan todos los asuntos de política exterior-, Mitch McConnell declaró categóricamente que dicho acuerdo no pasará en la administración de Obama.

Se hará, dijo, en la próxima administración a condición de que se hagan algunos cambios, pues el texto actual tiene defectos serios.

 Más claro, ni el lodo. Pero en México no escuchan. El propio Enrique Peña Nieto encuentra en el Acuerdo Transpacífico el remedio a todos los males de la economía mexicana.

Hace unas horas, la abogada y canciller Claudia Ruiz Massieu Salinas dio una augusta cátedra de Relaciones Económicas Internacionales y expresamente de Comercio Exterior.

En  Foro de Alto Nivel, la abogada Ruiz Massieu anticipó “el éxito” del Acuerdo Transpacífico como respuesta a tendencias y declaraciones de rechazo al libre comercio. El acuerdo, dijo conjugando el verbo en presente, fortalece las cadenas de valor de los socios de tal instrumento. Irrebatible argumento.

Uno pensaría que la sobrina de Carlos Salinas de Gortari es leal al legado (el TLCAN) de su tío, y respetuosa de la defensa que del Tratado Transpacífico hace el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, quien por su parte ayer conversó con el comisionado comercial de los Estados Unidos, Michael Froman, sobre el mismo tema.

Guajardo está en su papel. Después de todo hace más de dos décadas formó parte del equipo salinista que negoció el TLCAN. Pero, a la abogada canciller ¿no le ha caído el veinte de que el Tratado Transpacífico le impone a México su sometimiento al Derecho Corporativo Global, por el que nuestro país entrega lo poco que le queda de soberanía? Es cuanto.

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