Voces del Periodista Diario

¿De qué está hecho Andrés Manuel López Obrador?

EL LECHO DE PROCUSTO Por: Abraham García Ibarra

En 1986-1987, la Corriente Democrática interna del PRI fracturó las vértebras del hasta entonces tipificado como “partido casi único” en México.

Los rupturistas tricolores se incorporaron en 1988 al Frente Democrático Nacional (FDN) que nominó candidato presidencial a Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.

La noche del 6 de julio de 1988, en la Comisión Federal Electoral, “se cayó el sistema” de computo.

En el violento Colegio Electoral de la Cámara de Diputados que dictaminó la elección presidencial en favor de Carlos Salinas de Gortari, el diputado priista, constitucionalista don Antonio Martínez Báez codificó el procedimiento como “golpe de Estado técnico”. En el llano se le llamó después sencillamente usurpación presidencial.

Los militantes de la Corriente Democrática del PRI pasaron a constituir parte del nuevo Partido de la Revolución Democrática (PRD) en 1989.

Entre los rupturistas tricolores de 1987, estuvo Andrés Manuel López Obrador, quien también causó alta en el PRD.

¿Para cuánto tiempo le gusta al lector, la data en que se desencadenó la insidiosa ofensiva política y mediática contra el rebelde tabasqueño?

El Éxodo y la Caravana por la Democracia

Demos dos pistas previas: En el marco de la sucesión presidencial comentada, Tabasco tuvo elección de gobernador. El candidato priista fue Salvador Neme Castillo. Lo enfrentó López Obrador.

Contra la sospecha de fraude electoral, El Peje organizó El éxodo por la democracia, una expresión de resistencia civil. Carlos Salinas de Gortari lo llamó, tentándolo con un puesto en su administración. El tabasqueño declinó la invitación. Neme Castillo, al tiempo, fue desaforado.

Para la siguiente elección de gobernador en Tabasco, Ernesto Zedillo Ponce de León le envió un mensaje a López Obrador para que contendiera abanderado por una alianza PRI-PRD. Declinó a la nueva invitación presidencial.

Se le dio el triunfo en esta ocasión al priista Roberto Madrazo Pintado. El Peje organizó la Caravana por la democracia que desembocó en El Zócalo de la Ciudad de México. Esta vez, López Obrador exhibió más de 200 mil documentos presuntamente probatorios del fraude electoral.

Proponemos que fue en febrero de 1995 cuando se iniciaron los ataques mediáticos contra el tabasqueño a escala nacional.

A contrapelo de esa agresiva campaña, López Obrador llegó al liderazgo nacional del PRD. Bajo su dirección, en 1997 el PRD logró el más alto registro electoral que, con tres estados de la República, el Distrito Federal y una buena cuota de diputados federales, dieron a esa formación partidista la posición de tercera fuerza electoral nacional.

El peligro para México

En 2000, López Obrador conquistó la jefatura de Gobierno del DF. Cuatro años después, el Eje Suprema Corte-Los Pinos urdió su desafuero para eliminarlo como candidato presidencial en 2006.

Paralelamente, con la coartada de los afamados video-escándalos, se armó el complot saliniano, en el que estuvo implicada la presidenta del PRI, Rosario Robles Berlanga, para mojarle la pólvora al tabasqueño.

El PAN y los empresarios, en su propaganda negra, catalogaron a López Obrador como Un peligro para México. El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación nombró presidente a Felipe Calderón Hinojosa. Éste proclamó paladinamente su llegada a Los Pinos: Aiga sido como aiga sido.

El Peje, con las experiencias y la logística del Éxodo por la Democracia y la Caravana de la Democracia ya citados, montó un campamento de resistencia en la Ciudad de México. Algunas delirantes bocas de ganso del régimen casi piden el paredón en su contra.

En 2012 López Obrador contendió de nuevo por la presidencia, ahora contra Enrique Peña Nieto. Fue traicionado por la nomenclatura del PRD. La ofensiva mediática continuó.

Al separarse del PRD, López Obrador le dio forma autónoma al Movimiento Regeneración Nacional que logró su registro legal como Morena. Entre 2015 y 2016, en el Distrito Federal Morena barrió con el PRD.

En la perspectiva de la sucesión presidencial de 2018, la mayoría de las encuestas coloca a López Obrador como puntero. Ahora, hasta con el pretexto de la campaña de Donald Trump, los medios alineados “previenen a los mexicanos”, comparando al tabasqueño con el vociferante candidato republicano.

Después de más de dos décadas, parece que la ofensiva de los medios mexicanos no ha logrado amarrar y amilanar  al tabasqueño. En su auxilio acude hoy el neoyorquino The Wall Strett. Con eso está dicho todo. Es cuanto.

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