Voces del Periodista Diario

El ofrecer no empobrece, el dar es el que aniquila

EL LECHO DE PROCUSTO Por: Abraham García Ibarra

Está bien para Día de los Inocentes escuchar que, entre los propósitos de Año Nuevo de los partidos políticos, está el fumigar sus casas.
Pero, entre las carencias que comparten todos los partidos políticos con registro nacional, está el déficit de credibilidad.
Entre los doce trabajos que se le impusieron como castigo a Hércules, se le encomendó limpiar Los establos de Augías, que nunca habían conocido la acción de un detergente. Se cuenta que el legendario gigantón hizo su tarea en un día.
Es difícil de creer, en terrenos más prosaicos, que el tricolor Enrique Ochoa Reza, el azul Ricardo Anaya Cortés y la amarilla Alejandra Barrales, tengan la fórmula para sanear las zahúrdas en que la corrupción ha convertido a sus partidos.
Otorgándoles, a los tres, el beneficio de la duda, podría aceptarse que no carecen de voluntad. Lo que ocurre, es que la porquería se ha constituido en sistema en la gestión de sus formaciones políticas.
Franquicias al mejor postor
No por accidente, entre más empezó a hablarse en México de transición democrática, que devino simple alternancia en el poder, más se profundizaron las innobles prácticas en el ejercicio de la política.
Sacrificado todo principio doctrinario y programático en el holocausto de un procaz pragmatismo, los partidos quedaron reducidos a meras franquicias expuestas al mejor postor.
Caldo de cultivo de ese proceso de descomposición, es la democracia falsamente representativa, cuyos usufructuarios -los de la partidocracia- se resisten a brazo partido a dar el salto a la democracia participativa.
Los procesos electorales de 2016 se caracterizaron por el voto de castigo a los partidos en el gobierno, enfangados en la corrupción y en su desapego a las más elementales normas del régimen electoral.
Que la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (Fepade) de la PGR, se vea obligada a capacitar a 30 mil personas para la vigilancia de las elecciones, nos retrata el tamaño de la perversión de la democracia.
Encienden La lámpara de Diógenes
Dice la conseja popular que el ofrecer no empobrece; el dar es el que aniquila.
La partidocracia se prepara para acometer la contienda de 2017 en los estados de México, Coahuila y Nayarit, que tienen cambio de gobernador; y en Veracruz, cambio de gobiernos municipales.
En un boletín, el PRI acaba de anunciar que entre la primera y la segunda semana de enero convocará a sus socios que aspiran a puestos de elección popular el año entrante.
Dice el texto, que en 2016 los votantes se pronunciaron contra los malos gobiernos y la corrupción. Promete entonces que, ahora sí, el PRI escogerá a los postulantes mejores, “más honestos” y de acreditada trayectoria. ¿Cuándo no, hemos escuchado lo mismo?
En la perspectiva del 17 en Nayarit, los partidos Acción Nacional (PAN), de la Revolución Democrática (PRD), del Trabajo, (PT) y Encuentro Social (PES) se constituyeron en alianza electoral contra el PRI.
Encendiendo La lámpara de Diógenes, la cuarteta partidista asegura que sus nominados tendrán como virtudes “la honorabilidad y un modo honesto de vivir”. (Si de la política viven, ¿cómo hablar de honestidad?).
Alguien podría preguntarse, si será verdad tanta belleza. Quien le responda podrá replicar: A otro perro con ese hueso. Es cuanto.

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