Voces del Periodista Diario

Entre el PRI y el PAN, hay semejanzas maravillosas

EL LECHO DE PROCUSTO Por: Abraham García Ibarra

“Juego cruel”, les llama el sociólogo alemán Robert Michels (Partidos políticos) a los incesantes combates por “la democracia” entre grupos que llaman traidores a los que detentan el poder, sólo para -a la hora del relevo- terminar mezclándose con la élite combatida y adoptar sus formas autoritarias.

Los defectos de la democracia residen en su incapacidad para librarse de la escoria aristocrática”, afirma Michels, implacable.

Esa obscena fotografía la hemos visto en los últimos 27 años en México: Al agotarse el ciclo del “partido casi único”, el PRI, el Partido Acción Nacional (PAN) en ascenso electoral se metamorfoseó en tricolor.

Lo mismo ocurrió con el Partido de la Revolución Democrático (PRD), que se asimiló a los vicios de las formaciones anteriores. Esta troika partidista es protagonista del fáctico Pacto por México.

Desde La Alianza estratégica

El actual patrón de conducta política del PAN pasa por la extinción de los padres fundadores, que dio cartas de naturaleza  al neopanismo y a los Bárbaros del Norte.

En la época en que el PAN se autoproclamaba monopolio la oposición, su caballo de batalla era la denuncia de la corrupción priista.

Al empezar a compartir el poder con el PRI, la corrupción del PAN no sólo se expresó en la rapaz apropiación patrimonialista de los bienes públicos.

Para hacerlo, tuvo que pasar por su degradación ética una vez abandonado valores y principios que le dieron origen.

La primera señal de la perversa conversión azul se dio con la firma de Alianza estratégica con el usurpador presidencial Carlos Salinas de Gortari.

En el siguiente sexenio, el PAN aceptó incorporarse nominalmente a la administración tricolor, colocando a Fernando Antonio Lozano Gracia en la Procuraduría General de Justicia (PGR).

La más visible desviación del procurador Lozano Gracia se dio en la investigación del asesinato del priista José Francisco Ruiz Massieu en septiembre de 1994, que tocó los límites del ridículo.

Menos conocida es la actuación de Lozano Gracia en el expediente sobre Armando El señor de los cielos Carrillo Fuentes, jefe del Cártel de Juárez.

“Los lingotes de oro” de Francisco Barrio

En alguna diligencia quedó asentada la declaración de un testigo protegido, quien sostuvo que el capo sinaloense contaba con la protección del gobernador panista de Chihuahua, Francisco Barrio Terrazas, quien terminó hartando al delincuente con sus exigencias económicas.

Barrio Terrazas fue reclutado por el ex presidente panista Vicente Fox para hacerlo cargo nada menos que de las entonces Secretaría de la Contraloría de la Federación, transformada en Secretaría de la Función Pública.

Lingotes de oro, no cacahuates”, le ofreció Barrio a Fox cuando afloró el escándalo del Pemexgate priista, contraparte en 2000 de Amigos de Fox. En este asunto hubo una especie de “empate técnico”.

De Fox hay otra historia que contar. Siendo gobernador de Guanajuato, se comprometió a apoyar una Ley de Responsabilidades de los funcionarios estatales y municipales.

Cuando los diputados priistas introdujeron en el texto de ese proyecto la cláusula que prohibía el uso de los recursos públicos para promoción política personal, hecho una fiera Fox vetó la ley.

Según denunció después la Federación de Cámaras Nacionales de Comercio de Guanajuato cuando Fox andaba en campaña presidencial, éste habría desviado a su promoción personal más de 400 millones de pesos.

De la Docena trágica que le puso marca a la casa presidencial durante los sexenios del propio Fox y Felipe Calderón, hay bastante escrito con tinta de impunidad.

Bravo Mena, a remolque del PRI

De Guanajuato, casualmente, es nativo Luis Felipe Bravo Mena. Es desde hace unos meses zar anticorrupción del PAN.

Durante las campañas para gobernador en Veracruz, Chihuahua y Quintana Roo la primavera pasada, el PAN sustentó sus campañas en las denuncias de corrupción en las gestiones de Javier Duarte de Ochoa, César Duarte Jáquez y Roberto Borge Angulo. La ofensiva le dio sus rendimientos electorales.

Forzado por las acciones de la PGR y el propio PRI contra aquellos mandatarios, Bravo Mena empezó a tomar nota de lo ocurrido durante el sexenio de su correligionario Guillermo Padrés Elías en Sonora.

Después de conejo ido, pedradas al matorral: Fue del dominio público desde la campaña misma de Padrés el financiamiento privado. A la hora de tomar posesión, libreta en mano empezó a pagar facturas según el monto de las donaciones de sus patrocinadores. Contratos a granel para “los buenos sonorenses”.

La primera omisión del gobernador panista fue para arropar a su antecesor priista Eduardo Bours Castelo, implicado en el incendio de la guardería infantil ABC, de Hermosillo, en el que perdió la vida medio centenar de infantes. Total, esa era cuestión de padres dolidos e indignados.

Pero desde abril de 2011 (primer año de gestión de Padrés) su propio compañero de partido, el senador Javier Castelo Parada, incluso en la tribuna de la Cámara alta denunció los móviles del Plan Sonora y del proyecto del Acueducto Independencia (para el despojo de aguas de la presa El Novillo a la tribu yaqui), sospechando desde entonces corrupción del gobierno sonorense.

Pasaron cinco años de saqueo y la introducción de una veintena de recursos de amparo por el ex gobernador. El PAN se hizo el occiso. Ahora anda tras su aún afiliado. Demasiado tarde.

Lo canta el trovador yucateco: (Entre el PRI y el PAN) hay semejanzas maravillosas. Lo dice Michels: “La escoria aristocrática”. Es cuanto.

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