Voces del Periodista Diario

Gasto federal para el 17, nueva fábrica de pobres

EL LECHO DE PROCUSTO Por: Abraham García Ibarra

Mala apuesta resulta -advertía don José Ortega y Gasset- luchar cuerpo a cuerpo con la Historia. Y la historia se construye con la realidad del día a día.

¿Cómo contar en medios lo que desde el poder se quiere que se cuente, si lo que se cuenta son puros cuentos?

El Presidente ha dicho recientemente, a propósito del paquete económico para 2017, que es hora de “apretarse el cinturón”.

Esa asfixiante apretadura comenzó al arranque del sexenio 1982-1988, data de la implantación del modelo neoliberal.

Entonces, el líder de la CTM (+), el socarrón don Fidel Velázquez respondió al gobierno en nombre de la clase trabajadora: ¿Y qué cinturón se quiere que se apriete, si a los obreros ni para cinturón les alcanza ya?

Los esféricos empresarios -entre los que se encuentran los sacadólares- que no quieren, y se les concede, que se aumenten los impuestos, insisten sin embargo, en que los recortes del gasto público son insuficientes y exigen tijeras más filosas, sobre todo en el gasto corriente. En este punto, a la tecnocracia le duele más el cuero que la camisa.

Aquí se trata hoy de la clase trabajadora, pero la del campo.

El ejército de reserva del crimen organizado

Desde la década de los noventa en que entraron en vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y la contrarreforma agraria, el campo mexicano ha entrado en un  periodo de descapitalización-jornalerización-migración, que no tiene solución de continuidad.

Con un agravante: Cientos de miles de desplazados de la economía social rural, sobre todo los jóvenes,  que no se han refugiado en los suburbios de las zonas metropolitanas en México  ni se han ido a los Estados Unidos,  han pasado a formar el ejército de reserva del crimen organizado.

Si se reconoce ahora la destrucción del tejido social, en ningún sector como el del campo el afamado tejido se ha desgarrado tanto.

No obstante, la depredación neoliberal parece no tener límite: Para 2017, los recortes al gasto público federal en áreas de la economía productiva, se recargan especialmente sobre el sector agropecuario.

Se castiga 31 rubros del sector agropecuario

Hace unos días, en un panel organizado por el Centro de Análisis Multidisciplinario de la Facultad de Economía de la UNAM para examinar el paquete económico de 2017 -sin hacer referencia expresa a la nunca iniciada Reforma Integral del Campo-, se revisó el capítulo de los fondos del Programa Especial Concurrente del proyecto de gasto federal.

Se cayó en cuenta de que, sólo por ese concepto, se castigan presupuestalmente 31 rubros del sector agropecuario.

La conclusión no puede ser más deprimente y subversiva: 800 mil campesinos se van a incorporar a la población mexicana en pobreza. La pobreza en el campo se incrementará, conservadoramente, 28 por ciento, calcularon los analistas.

Para esos cientos de miles de campesinos, resultan poco alentadores los empeños de Pepe y Toño, Mary y Ana que sirven de auxiliares empleadores de la oronda Secretaría de Trabajo y Previsión Social, cuyo titular Alfonso Navarrete Prida blasona todos los días de “máximos históricos” en la creación de empleos en lo que va del sexenio.

No se queda ahí el tijeretazo: A la política pública de atención a la población indígena, se le recortan más de 11 mil millones de pesos en 2017.

Pero el video corre todo los días y a todas horas: La Reforma Educativa traerá la prosperidad; de la que sigue la felicidad de los compatriotas.

La futura Arcadia mexicana es cosa buena que contar. Lo que pasa es que las calendas griegas no son cosa de este mundo. Por eso a nadie convence la promesa de felicidad en el otro, etéreo siempre. Es cuanto.

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