Voces del Periodista Diario

Retumba el grito: ¡Sálvese quien pueda!

EL LECHO DE PROCUSTO Por: Abraham García Ibarra

Recordar nomás, que Carlos Salinas de Gortari le quitó tres ceros al peso mexicano. Dicho lo cual, los que tienen dólares debajo del colchón pueden cultivar la ilusión de que, por cada billete verde, tienen guardados 20 mil 270 pesos al tipo de cambio de hoy.

Los especuladores dólar-peso dormirán ahítos esta noche: La Reserva Federal (Fed) de los Estados Unidos, presidida por Janet Yellen, decidió seguir afilando La Espada de Damocles sobre economías que, como la de México, están prendidas del alfiler del proceso electoral presidencial rumbo a la Casa Blanca.

Ya no hay quien defienda el peso “como un perro”. Las comisiones de Hacienda del Congreso de la Unión y específicamente la de Presupuesto y Cuenta Pública de la Cámara de Diputados, están en Babia.

Esperan sobrecogidos y encogidos los legisladores, que los doctores pinoleros armen sobre las rodillas una nueva cuadratura para saber cuántos serán los pesos a recaudar en 2017 y de cuántos dispondrá el Presupuesto de Egresos para el año que viene. No les arrendamos las ganancias.

Pero antes de que tal operación cesárea ocurra, los mexicanos ya tienen una “buena noticia”, esa que niegan los malditos medios de comunicación:

La Cámara Nacional de la Industria de Transformación (Canacintra), ha anunciado ya que repercutirá en sus productos la devaluación del peso: Los precios, de entrada, podrían ser incrementados en seis por ciento. Éramos muchos, y parió la abuela.

Que no cunda el pánico

No alarméis, mexicanos: El Banco Mundial (BM) acaba de hacer un acto de fe: Las autoridades mexicanas sabrán responder de manera oportuna a los retos de la volatilidad de la economía nacional.

Lo dijo hoy el demiurgo del BM para México y Colombia, Gerardo Corrochano, seguro de que los tecnócratas nativos sabrán sacar fuerzas de su mano derecha.

Esa mano derecha, sin embargo, no quiere correr el lápiz para resolver la insolvencia del erario público. Entumida, se resiste a revisar la política fiscal para encontrar una tabla de salvación a un gobierno estrangulado por la deuda.

Todo lo contrario, la fábrica de condones que opera en el Sistema de Administración Tributaria (SAT), condona un día si y otro también millonadas de pesos en impuestos a sus contribuyente favoritos.

Las condonaciones del SAT alcanzan incluso para hacer devoluciones a granel al primer poderoso que se acerque a la ventanilla, excepto a los causantes cautivos.

Hemos recordado en algunas entregas editoriales que, desde que se lanzó a las carteleras el Plan Global de Desarrollo (PGB) en 1980, se advirtió a los financistas del gobierno que no se anduvieran con coartadas.

Si es cierto que en el rumbo de la economía mexicana inciden factores externos, se estableció también entonces que los hay internos, que debieran resolverse con control, eficiencia y eficacia.

Siempre aparece “el cordero de la pasión”

Pero las inanes coartadas prevalecen como pretendida justificación de la ineptitud: Ahora resulta que el culpable de la devaluación del peso es el candidato republicano a la presidencia estadunidense, Donald Trump con sus baladronadas.

La cuestión es que la candidatura de Trump se definió hace apenas unas semanas y el peso venía ya en caída libre desde que se oteó el rotundo fracaso de “las grandes reformas transformadoras”.

De esas reformas, señálese con especial énfasis la contrarreforma petrolera. Hay que hacerlo, porque cuando el fracaso sentó plaza, Enrique Peña Nieto declaró que sus operadores estaban en una “fase de aprendizaje”.

De esos aprendices, al secretario de Hacienda y al director general de Pemex se les colocaron las orejas de burro y fueron echados de la clase. Quienes ocupan ahora sus pupitres no le encuentran aún la cuadratura al círculo.

A Peña Nieto le quedan menos de 800 días de ejercicio presidencial. Demasiados pocos para enderezar la nave. Se escucha el grito de ¡Sálvese quien pueda! Es cuanto.

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