Voces del Periodista Diario

Ronda el pavoroso fantasma del Voto del miedo

EL LECHO DE PROCUSTO Por: Abraham García Ibarra

Nunca antes -ni en los aciagos tiempos de El alazán tostado Gonzalo N. Santos, que ya es decir-, sino hasta la llegada de Manlio Fabio Beltrones a la dirigencia nacional del PRI, en las campañas electorales para la formación de los poderes públicos se había derramado tanto lodo.

La obra negra del proceso electoral constitucional, sin embargo, no es privativa del tricolor pues, como lo que hace la mano, hace la tras, todos los partidos y candidatos independientes se han decidido a chapotear en el mismo pantano.

Las aguas negras de ese putrefacto tremedal salpican a los órganos de administración y jurisdiccional de las elecciones ya que, debiéndoles los consejeros electorales su nombramiento al cacicazgo de la Cámara de Diputados, y los magistrados al correspondiente en el Senado, no pueden sustraerse, salvo por excepción, del sórdido control de los mandones del Poder Legislativo.

El grotesco espectáculo de estos días en las 14 entidades con elecciones el 5 de julio; gobernadores en doce, legislativas y municipales en uno y Congreso Constituyente en la Ciudad de México, tiene como coartada la intromisión del crimen organizado en su modalidad de los cárteles de la droga.

Sin embargo, parece ser que, según la regla de que, para que la cuña apriete debe ser del mismo palo, al crimen organizado se le pretende combatir con la delincuencia electoral organizada.

Se ha roto el orden constitucional

No puede desahogarse en unas cuantas líneas el cúmulo de casos en que los consejeros del Instituto Nacional Electoral (INE), a las transgresiones denunciadas por partidos y candidatos, han agregado sus propias violaciones a la equidad e imparcialidad que la Constitución impone a esos funcionarios.

Menos pueden reproducirse los contenidos de cientos de miles de fojas dictadas o escritas por los magistrados electorales federales para argumentar sus sentencias en pro o en contra de cientos de impugnaciones presentadas en lo que va de las precampañas y campañas en marcha desde las primeras semanas de 2016.

Lo que si puede afirmarse con certeza es que, casi en la totalidad de las entidades con elecciones el 5 de junio, se ha estado violentando el orden constitucional porque los partidos se han colocado fuera  de la ley para hacerse del poder por el poder mismo, a toda costa y a todo costo.

El costo más elevado, es que -roto el tejido social por la acción de la barbarie impuesta por los cárteles de la droga-, el proceso electoral prostituido rompe todos los imperativos institucionales y sepulta bajo toneladas de cieno las aspiraciones democráticas de los mexicanos.

De voto del miedo se habla ora en Veracruz o Tamaulipas; ora en Sinaloa, Durango, Zacatecas o Puebla.    

No olvidar que el “voto del miedo” fue el pavoroso espectro que se levantó a partir de 1993, cuando se inició la nueva temporada de crímenes de Estado, de los que el cardenal Posadas Ocampo, Luis Donaldo Colosio y José Francisco Ruiz Massieu fueron las víctimas más prominentes, pero no las únicas. Es cuanto.

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