Voces del Periodista Diario

No hagas cosas buenas que parezcan malas

El lecho de Procusto

Por Abraham García Ibarra

Ya de por sí es un crimen de lesa infancia, que una doncella menor de edad sea violada mediante engaños. Ese crimen se tipifica como estupro. Pero que, de estupro, sea víctima una vieja de 100 años, nos coloca ante un delito perpetrado con las tres agravantes: Premeditación, alevosía y ventaja.

Es lo que ocurre en México con la centenaria Constitución General de la República. El propio Constituyente Permanente se gratifica ultrajando un día sí, y otro también, a esa venerable pero no venerada matrona.

Casi se ha vuelto sistema que las cámaras del Congreso de la Unión violen sus propios plazos para poner en vigor sus productos legislativos, sin contar los frecuentes recursos de Controversia Constitucional y Acciones de Inconstitucionalidad interpuestos ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Puras prácticas de simulación

El caso que ilustra esas prácticas de simulación parlamentaria, es el Sistema Nacional Anticorrupción (SNA). Anunciado desde el arranque del actual sexenio, fue rezagado deliberadamente a expensas de otras prioridades de la presidencia de la República.

Puntualicemos ese concepto exótico en México: Parlamento, que viene de parlar: Los legisladores mexicanos son adictos al mero parloteo.

El jefe del Ejecutivo federal convocó a Palacio Nacional a la ceremonia en que promulgó siete leyes secundarias del SNA, el 18 de julio de 2016: 365 días les han sido insuficientes a las cámaras legislativas para satisfacer una de las demandas más sentidas de la sociedad: El combate a los corruptos.

El sistema anticorrupción se echa a caminar en silla de ruedas

Ayer sería una fecha histórica en México por la puesta en marcha del SNA… si no fuera porque al remedio le faltan aún muchos trapitos.

El SNA fue echado a andar en una silla de ruedas: Sin Fiscal Anticorrupción y sin 18 magistrados del Tribunal Federal de Justicia Administrativa; con al menos 24 entidades federativas que no han procesado ni publicado las leyes secundarias correspondientes en los estados. Cuando esto ocurre, suele decirse en el llano: Lo que hace la mano, hace la tras.

En los lentos plazos de instrumentación del SNA, se constituyó su Comité Coordinador. Los “coordinadores” se enfrascaron recientemente en una pugna para designar al secretario técnico.

En una de las primeras acciones de dicho Comité Coordinador, sus integrantes ningunearon al Comité de Participación Ciudadana (la contraloría social), cuando éste propuso un simple exhorto al jefe del Ejecutivo por el asunto del escándalo de espionaje contra, entre otros, investigadores y denunciantes de la corrupción.

Así nace el SNA: Virtualmente asfixiado en la placenta. El feto es acompañado por la causalidad y la casualidad.

Señores: No puedo fingir demencia

Ca-sual-men-te, ayer se dio una primera diligencia en el proceso fincado contra el corrupto ex gobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa. Fue todo un reality show en el que el juez de la causa, Gerardo Moreno, pronunció una frase para los bronces: No puedo fingir demencia.

Eso les dijo el juzgador federal a los fiscales de la Procuraduría General de la República que llevan la acusación contra Duarte de Ochoa. Se refería a una palpable contradicción entre la información inicial de la averiguación previa para sustentar la solicitud de orden de aprehensión, y los datos posteriores, que constituyen la Litis del proceso contra el esférico y sonriente indiciado.

La PGR del doctor Raúl Cervantes Andrade salió con que las observaciones del juez, son irrelevantes. Eso se sabrá cuando se venza el plazo, acaso el domingo, para resolver la situación jurídica de Duarte de Ochoa o, en su caso, cuando se formule la sentencia definitiva; de haberla, para ese efecto, condenatoria.

Lo que sobre el nauseabundo asunto flota, es la sospecha de que, en el largo periodo que corrió entre el arresto en Guatemala y la extradición de Duarte de Ochoa, se habrían hecho arreglos en lo oscurito para intercambiar condiciones inconfesables sobre la entrega del indiciado a la justicia mexicana.

Por ahí aparece esa impertinente e impenitente conseja popular: No hagas cosas buenas que parezcan malas. Es cuanto.

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