El lecho de Procusto
Por Abraham García Ibarra
En temas de monstruosa magnitud, lo primero que conviene es identificar la fuente emisora: El Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI), asociación gubernamental multinacional aplicada a la investigación y combate al lavado de dinero.
El segundo dato a consignar, es el del mensajero: La agencia de noticias Reuter.
La materia del reporte denuncia graves deficiencias del gobierno mexicano en su estrategia contra la corrupción. El costo de esas “deficiencias”: 1.13 billones de pesos (unos 58 mil 500 millones de dólares), equivalente para 2014 al 6.6 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).
“Alta”, la amenaza del lavado de dinero en México
El origen de ese descomunal costo, socialmente inadmisible, son el narcotráfico, delitos fiscales y otros asociados.
Reuter se hizo de un adelanto del reporte clasificado preparado por el GAFI (321 páginas): “Se considera que la amenaza que representan recursos lícitos susceptibles de ser lavados en México generados dentro de la jurisdicción, es alta…”, dice la advertencia.
En un informe del gobierno mexicano al GAFI, se reconoce que la mayor fuente de riqueza ilícita son los delitos fiscales: 484 mil millones de pesos: Delitos del narco: 404 mil millones de pesos.
Según la agencia de noticias, se trató de conocer la reacción de al menos cinco secretarías de Estado y el Banco de México. Algunos declinaron hacer comentarios. Otros no respondieron.
Jugadores mexicanos en las offshore
No se acababa de digerir aquel monstruoso reporte de fin de semana en México y hoy se divulgaron, desde Nueva York, los Papeles del Paraíso, una especie de ampliación de Los papeles de Panamá difundidos hace tres años.
Se trata de operaciones financieras conocidas en el bajo mundo de la evasión fiscal como offshore. En la basta captura hecha por el Consorcio Internacional de Periodistas (ICIJ por sus siglas en inglés) y que abarca 13 millones de archivos, se identifica al menos a 120 políticos de talla tiburón.
Más de una docena de colaboradores de Donald Trump es sacada a balcón. Un yerno de Vladimir Putin, socio de la petrolera rusa Sibur, es incluido en la nómina.
De México, para saciar el morbo, se recuerda al sacerdote Marcial Maciel Degollado, gestor de Los Legionarios de Cristo, relacionado con una empresa con base de operación en Bermudas. Otro, también difunto, es Joaquín Gamboa Pascoe, fallecido durante su dirigencia en la Confederación de Trabajadores de México (CTM), de los notables del PRI.
Al salir a la luz el reporte del GAFI, se hace alusión a que, en la categoría de Ética y corrupción del Índice de Competitividad, el Foro Económico Mundial sitúa México en el lugar 128 entre 137 países evaluados. Para rezar.
Aunque en tercera división, ya estamos en las Grandes Ligas
El viaje se aprovecha para recordar que Enrique Peña Nieto ha tipificado la corrupción como un tema cultural, no resuelto, dicho sea de paso, por el atorón del paquete legislativo para el Sistema Nacional Anticorrupción (SNA).
Al arranque de la era neoliberal, los mandarines del salinato proclamaron el ingreso de México a Las Grandes Ligas. De aquella generación se podía dar con algún gobernador priista que jugaba el presupuesto de su estado en los tableros de la Bolsa Mexicana de Valores. No escapó del crack bursátil de octubre de 1987.
Lo mejoró en audacia el entonces gobernador del PAN de Chihuahua, Francisco Barrio Terrazas. Éste, vía offshore, desvió recursos públicos a Islas Caimán. Un paso a la internacionalización y aproximación a las Grande Ligas.
Ya en los Papeles de Panamá fueron nombrados algunos prominentes mexicanos. En Los papeles del paraíso se confirma la vocación internacionalista que se refugia en los paraísos fiscales.
Son signos que comprueban que la corrupción es un tema cultural. Tanta cultura tiene una comadre: La impunidad. Es cuanto.