Voces del Periodista Diario

Opus Dei: La mafia de guante blanco

El lecho de  Procusto

Por Abraham García Ibarra

En 1974, el fundador y gurú del Opus Dei (“obra de dios”), Josemaría Escrivá de Balaguer visitó Chile a unos meses de que el primate Augusto Pinochet diera su sangriento golpe de Estado contra el médico Salvador Allende.

Aun la grey católica chilena esperaba que el titular de la Diócesis flotante tuviera una mínima crítica a la situación de los Derechos Humanos en el país. Por supuesto, no ocurrió.

Al contrario, una humilde y llorosa mujer se le acercó para implorarle por la suerte de tres de sus hijos reclutados por “la orden”. Escrivá le espetó: Yo no hablo con gallinas cluecas. Apenas una leve revelación del “humanismo” del ahora santo.

El quid de este tema, sin embargo, es otro. Por la hermética secrecía del Opus, éste guarda bajo siete candados sus estados financieros acrecentados con las donaciones privadas -acaso incluso del Partido Popular de España- que recibe desde los cinco continentes.

De igual forma, el Opus mantiene bajo férrea reserva la lista de sus socios. ¿Cómo saber entonces, en México, quiénes y cuántos egresados de la Universidad Panamericana militan en sus filas?

Sí se sabe, en cambio, que Enrique Peña Nieto obtuvo en ese plantel si título de abogado. En el mismo establecimiento, Raúl Cervantes Andrade hizo una especialidad profesional. No implica eso necesariamente que el Presidente y el procurador, tengan carnet del Opus.

Lo que descubrieron Fundar y Artículo 19

El Instituto Federal de Acceso a la Información y custodio de la privacidad de datos personales de los servidores del Estado, tiene cientos de temas etiquetados como clasificados. Esto es, no están al alcance de los ciudadanos.

Tope en eso, no faltan inquisidores que, por diversos medios institucionales, acopian información que consideran de interés público.

Las organizaciones no gubernamentales, Fundar y Artículo 19 -ésta aplicada a la situación de la Libertad de Expresión y el Derecho a la Información en México- se las ingenian para encontrar y ventilar expedientes que el gobierno desearía no fueran del conocimiento público.

Por resultados de investigaciones de esas dos entidades, se sabe que en cuatro y medio años del actual sexenio, Los Pinos gastó un promedio de 22 millones de pesos al día para posicionar publicitariamente  la imagen de la Presidencia de Peña Nieto. Un   total de más de 37 mil millones de pesos en el periodo.

Con independencia de los beneficios que esa intensiva y exhaustiva promoción propagandística haya rendido al fin buscado, es de prevenirse que para el cierre fuerte del último tramo del sexenio, el desembolso se incremente en 2018.

Lo que queremos significar con la divulgación de ese tipo de fenómenos burocráticos, es que no hay, al final de cuentas, secrecía inaccesible si de servir a la opinión publica se trata.

Aun en vida de Josemaría Escrivá de Balaguer se supo que había pasado por un establecimiento siquiátrico –la casa de la risa le llaman  algunos coloquialmente-, de lo que se colige que el difunto pastor no andaba bien de la azotea. Es cuanto.

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