Por Enrique Pastor Cruz Carranza
Con la novedad prenavideña de que, a partir de este 30 de noviembre del 2017, las gasolinas en nuestro país entran al mágico mundo de la oferta y la demanda, para convertirse en un elemento de competencia entre las expendedores, importadores, institucionales, los de la “libre empresa y riesgo” en la Delincuencia Organizada , así como -también- esos grandes consorcios globales contra quienes deberá competir la cada día más vulnerable PEMEX.
Así, la otrora “Orgullo y Fortaleza de México”,fue convertida en un cascajo de tráficos de influencias, sobornos mega millonarios, robo sin límites de sus activos en mar y tierra está, ahora, en las manos hábiles y bien educadas en el arte culinario de su flamante Director, el casi Master Cheff de fama mundial, ingeniero en Gastronomía, buenas digestiones y tersas evacuaciones, don Carlos Alberto Treviño Medina.
Al margen de la buena ventura para llegar a cargos tan importantes (suerte es tener el amigo en el poder, porque saber poco importa) el flamante director de PEMEX nos advierte, casi poseído de aquellos delirios caninos de defensa al peso de José López Portillo -al comentar el asunto de la liberación de precios al consumidor–: “No vamos a regalar nada a nadie y vamos a pelear con todo lo que podemos para mantener el negocio de la venta de gasolinas a través de las franquicias de PEMEX”. (sic)
Con una retórica y explicación que pondría en ridículo al mimo Mario Moreno, el flamante “Cheff petrolero” comenta la apertura total del mercado de petrolíferos y advierte: “Si se pierde, va a ser una lástima (¿Margarito?), porque va a ir contra nuestra meta de conservar todo”.
No deja duda de su capacidad culinaria al reflexionar: “Entiendo: somos un competidor más en ese mercado abierto, pero somos el dominante y queremos seguir siendo y te apuesto y garantizo que vamos a seguir siendo el dominante, porque es nuestro negocio”.
Seguramente esta postura ortodoxa ante el seductor menú del banquete energético que habrá de incrementar muchas carteras con obesidad porcina, contrastando con los famélicos millones de hambrientos connacionales que -irresponsablemente- nunca se prepararon para administrar la abundancia de nuestros recursos primarios energéticos que, dogmáticamente, nuestros, pero que en la práctica, ya no lo son tampoco por cuestiones globales y de funcionarios apátridas, como este iluminado nuevo Director en el fogón para el buffet gasolinero.
Por desgracia -y como siempre- los consumidores pagaremos las facturas de la indolencia que beneficiarán, en cambio, a las grandes petroleras como Exxon Mobil, Chevron, Texaco, BP, La Gas, entre otras. En tanto, en el Mercado de Valores, las acciones de especuladores del huachicol global y subterráneo se aprestan a no ceder ni un espacio, en lo que también consideran su negocio y que les pertenece, con derechos adquiridos en contubernio con los tres niveles de gobierno en los últimos tres sexenios del PRIAN.
Solamente faltaría y quizá, ya esté en la vaporera, el posicionamiento de la nunca eficiente PROFECO para que esta Navidad, al brindar nos acordemos: “…cada pueblo tiene el gobierno que se merece” para, luego pedirle al Señor de los Postres” (del chapopote a la mexicana, hoy en PEMEX): “¡Ya no me defiendas, compadre!”