Voces del Periodista Diario

La Arcadia mexicana, libre de crímenes

EL LECHO DE PROCUSTO Por: Abraham García Ibarra

Dícese que recomiendan los diseñadores de vestuario y otros aderezos: “De la moda, lo que te acomoda”. En México, no parece acomodar un imperativo moral que en otros lares ha sido relanzado: La honestidad. Otros le llamarían decencia.

En España, la persecución de la corrupción se asoma  ya hasta la Casa Real. En París, en 2016 se ha abierto una nueva causa contra el ex presidente de Francia Nicolás Sarcozy, por corrupción y trafico de influencia. La anterior, en 2014, fue por financiamiento ilegal de su campaña.

En Francia también, el ex poderoso director general del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Khan, es visto como apestado políticamente por sus andanzas sexuales en Nueva York, por las que fue indiciado.

En Italia, el inefable Lucio Berlusconi es protagonista hasta de libros, por los reincidentes expedientes que abarcan un amplio abanico de corruptelas.

En los Estados Unidos mismos, desde donde los reyezuelos negros de México importan todo tipo de gustos rastacueros, no son pocos los magnates financieros que, después de la crisis financiera de 2008, están siendo obligados al menos a regresar lo que le robaron a su sociedad defraudada.

En el ámbito latinoamericano, en Perú está en la cárcel, purgando pena por delitos varios el ex presidente Alberto Fujimori. En Argentina, los personajes que han sido sentados en los banquillos judiciales van desde el chacal Rafael Videla hasta el ex presidente Carlos Menem y, cebados los ex opositores ahora en el poder,  se lanzan contra la ex presidenta Cristina Fernández.

Brasil está de moda: La jauría está desatada contra la presidenta suspendida Dilma Rousseff por causales por la que hasta ahora no ha sido sentenciada, pero sus detractores están lejos de pasar la prueba de la parafina si de corrupción se trata. En México, los medios alineados festinan la suerte de Rousseff y del ex presidente Lula da Silva. La paja en el ojo ajeno.

Lo que se creía impensable, dada su fama de “república bananera”. En Guatemala se ha actuado contra ex mandatarios asesinos y ahora mismo, se indicia al ex presidente Otto Pérez Molina y a 15 socios por prácticas de corrupción en el proyecto de la Terminal de Contenedores Quetzal.

“En este pueblo no hay ladrones…”

Tiempo ha, que el ácido Alberto Isaac llevó a las pantallas ese tema para denunciar la crónica impunidad institucionalizada que arropa tanto a delincuentes de cuello percudido, como a criminales de cuello blanco.

Antes, Abel Quesada hizo célebre una caricatura cuyo tópico es una fila de trajeados en la que, uno tras otro, lleva la mano al bolsillo trasero del que está adelante, en pos de la billetera, por supuesto.

La persecución de la corrupción, no es un producto que los reyezuelos negros quieran importar a México, como lo hacen ahora con la gasolina y otros derivados del petróleo, las mercancías asiáticas, la pornografía y otras bagatelas que, sumadas, quiebran la industria nacional.

Sólo por excepción, dictada por móviles más que confesables, se tiene en prisión al ex gobernador de Tabasco, Andrés Rafael Granier Melo y encausado a su hijo Fabián.

Más que sabidas son las causas políticas por la que se tiene encarcelada a la ex cacique magisterial Elba Esther Gordillo Morales.

Algo muy putrefacto y comprometedor debe haber oculto en esta Dinamarca mexicana, que el Senado se resiste a sacar de una buena vez el Sistema Nacional contra la Corrupción.

Será por que los senadores no saben quién será el último que cierre por dentro las rejas de los reclusorios federales y no tienen a la mano los planos de los túneles que tan bien paga El Chapo Guzmán.

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