Voces del Periodista Diario

Nosotros los Léperos

Por Rodolfo Ondarza Rovira (*)

 

 

 

#OrgulloLépero

 

¿Qué querrá decir gente como la senadora panista Lilly Téllez cuando se refiere a nosotros, al pueblo, como “los léperos”?. Y se refiere al pueblo, a ese tigre que ha despertado, porque es el pueblo el que ha expresado su deseo al designar a Andrés Manuel López Obrador como presidente de México y cuando hemos extendido nuestra confianza para que designara a su gabinete, lo que quedará ratificado durante el ejercicio ciudadano de revocación de mandato.

El PAN y Lilly Téllez

Textualmente esta senadora dijo: “En el próximo sexenio se revertirá ese decreto. El NAIM será realidad en cuanto saquemos a estos léperos del poder” ( https://www.youtube.com/watch?v=Z-qeUvUholE).

El Partido Acción Nacional, no únicamente ha sido considerado un partido conservador asociado a la corrupción, también ha sido vinculado repetidamente al fascismo, señalándosele raíces nazis (https://aristeguinoticias.com/1812/mexico/la-raiz-nazi-del-pan-modelo-democratico-para-implantar-proyecto-conservador-el-fisgon-en-cnn/).

No en balde es que exponentes representativos del neoliberalismo mexicano reciben apoyo económico, político y mediático del extranjero, y al igual que desde la época de la colonia están conformados por la aristocracia, empresarios, políticos, pseudo intelectuales e incluso cierto sector de la iglesia. Se han caracterizado, en su “cultura” transmitida de generación en generación, a través de los siglos en despojar al pueblo y a la nación sin solidaridad alguna, desvergonzadamente a la par que prepotentes e intolerantes son entreguistas y sumisos cuando así sus negocios lo requieren, es por ello que constantemente vemos sus manifestaciones histriónicas, racistas y discriminatorias.
En su visión el Estado debe estar bajo su servicio y control, no al servicio del pueblo, donde no hay cabida en su mundo para la equidad de género, no hay cambio en cuanto a su visión y trato a los léperos desde los tiempos de la colonia como veremos.

De ahí parten dos preguntas necesarias para poder entender a la Senadora panista Lilly Téllez: la primera pregunta es quienes son los léperos, y la segunda es quién detenta el poder.

Los léperos.

El término lépero, que había ido cayendo un tanto en desuso a lo largo de las últimas décadas ha sido rescatado por un miembro del partido conservador fascista por excelencia, como veremos esto no es raro.

Esta palabra ha sido usada de la misma manera despectiva, peyorativa y hasta con intención insultante, a lo largo de la historia para denominar, por parte de los más privilegiados, a los marginados entre los marginados sociales, de una manera similar que como se ha usado prole, desarrapados, chusma, nacos, plebe…y de alguna forma chairos.

A los léperos los encontramos a partir de la época colonia en todos los tiempos en México, han sido parte de cada sociedad, han sido los seres invisibles, repulsivos para la aristocracia y damas y caballeros de la alta clase social quienes imponían las relaciones con la moral social, los léperos entonces son fantasmas que han deambulado por las calles de las grandes urbes, producto de injusticias sociales, de la desigualdad, de la discriminación, del racismo, del clasismo, el desempleo, de las crisis económicas, monopolios, de malas políticas públicas, de las epidemias que devastaban principalmente, como siempre lo han hecho a la gente pobre como lo hicieron el tifo, la viruela, el sarampión, y el temible “matlazáhuatl”.

Los léperos sobrevivían siendo considerados por las clases privilegiadas como subhumanos, caminaban andrajosos y hambrientos, portando vestimenta de manta o “maxtle”, o un huipil, o “ensabanados” y semidesnudos, descalzos o los más afortunados de huaraches. A los ojos de los privilegiados no se distinguían de los delincuentes. En el caso de la Ciudad de México vivían con sus ocios y las supersticiones en miserables barrios y arrabales del norte y oriente de la urbe, lugares emplazamientos como los de la Lagunilla, Tepito, San Lázaro, la Merced, Tomatlán, la Ciudadela, y Mixcalco.

La depauperación económica, la pobreza, el hambre, el analfabetismo, la desesperación y la desesperanza en las zonas rurales por las causas anteriormente referidas acentuaba las migraciones importantes de personas que en las ciudades engrosaban las filas de desempleados, por ende estas personas terminaban en vagancia y mendicidad, en casos extremos, estos problemas de subsistencia conducían a la delincuencia. Los léperos provocaban inestabilidad social, política y económica para el grupo criollo-peninsular en el poder que explotaba a la inmensa mayoría de la población.

¿Cómo eran los léperos?

Conocemos como lucía la leperuzca o leperada gracias a trabajos costumbristas como las litografías y las notas que publicó Claudio Linati con el título “Trajes civiles, militares y religiosos de México”; en “El periquillo sarniento”, de José J. Fernández de Lizardi; o en la obra literaria político social de Guillermo Prieto en su “Musa Callejera”. Gracias a estos autores sabemos quienes eran los léperos, como vestían, como pensaban, que sentían, porque se conducían como lo hacían.
Otras fuentes nos hablan de su explotación, de su miseria y extrema pobreza, de su carencia de recursos, de la podredumbre, de su alimentación y de su hambre y enfermedades.
Es también gracias a estos autores que el lépero adquiere voz característica y con la verdad critica el sistema, llegando a ser parte del panorama nacionalista mexicano.
Entre los trabajos a los que podían acceder eran siempre los más bajos y peor remunerados como cargadores, mozos, aguadores, peones de obras públicas, trabajadores de los obrajes, obreros en las escasas industrias de la capital (tabacos y pólvora), etc.
Así observamos cómo se constituye en un tipo social citadino, propiamente mexicano y altamente vulnerable, pero sometido al poder y a la iglesia (https://revistas.uptc.edu.co/index.php/historia_memoria/article/view/2616/6049).

Lo más granado y peligroso para el sistema entre los léperos eran los léperos “decentes”, que lograban infiltrarse gracias a su apariencia y y educación, logrando conseguir cierto estatus social, considerados por la gente “decente” y de alcurnia como astutos, pícaros y potencialmente bribones, ladinos, flojos, y estafadores.
Conocidos como petimetres, o currutacos podían vestir con elegancia extravagante afrancesada.
En buena medida se asemejaban conceptualmente a los aspitacionistas de hoy en día (https://vocesdelperiodista.mx/opinion/el-sindrome-de-estocolmo-y-el-trastorno-mental-del-aspiracionista-parte-i/).

La Corona española.

En la época colonial, durante el despotismo ilustrado en el reinado de Carlos III se realizó la instalación de reformas económicas favoreciendo el enriquecimiento de la Corona española conservando sus prerrogativas, trasladando las riquezas a la península ibérica donde el monarca tenía el poder de decidir sobre problemas sociales a través de funcionarios coloniales.
La Nueva España era la colonia más rica de España en el siglo XVIII. Generaba más de la mitad del ingreso fiscal bruto que la Corona obtenía de su inmenso imperio y por lo menos, dos tercios de su ingreso imperial
neto. De acuerdo con algunos expertos “alrededor del 90 por ciento del producto interno bruto (PIB) de la Nueva España, quedó en manos de la Corona y del grupo monopólico español”.

Enriquecimiento peninsular y el aumento de la leperada.

Algo muy interesante era el hecho injusto de que esta colonia novohispana pagaba más de una vez y media los 4.8 pesos per cápita de impuestos pagados por los habitantes peninsulares de España.

Políticamente y administrativamente la clase más baja novohispana también se vió severamente afectada a través de ordenamientos, que aumentaron las cargas fiscales agravando el empobrecimiento de los sectores bajos de la población y disminuyeron los empleos así como sus oportunidades de trabajo, con muy bajo gasto social invertido debido a las prioridades de la economía colonial, profundizándose aún más las desigualdades entre los novohispanos y los peninsulares. Entonces, a la marginación económica se agrega la política (https://carlosmarichal.colmex.mx/finanzas-coloniales/Nueva%20Espa§a%20y%20financiamiento%20del%20imperio%20espa§ol.pdf https://books.openedition.org/pressesinalco/24771?lang=es).

Por otra parte la guerra por la Independencia trajo sus facturas: “La Independencia le costó 4.2 puntos del PIB a México y 21 por ciento del PIB per cápita…Sumado a este costo, décadas de conflictos internos, intervenciones extranjeras y falta de integración de un mercado nacional produjeron un estancamiento de tres décadas”. Este desequilibrio económico originaba necesariamente un malestar social en los grupos sociales desfavorecidos. Así que las filas de migrantes desde áreas rurales a las ciudades fueron engrosadas por aquellos despedidos de haciendas, minas y obrajes, al igual que agricultores arruinados y gran cantidad de indígenas hambrientos (https://economia.nexos.com.mx/como-se-veia-la-economia-mexicana-en-los-tiempos-de-la-primera-transformacion-el-crecimiento-economico-en-mexico-entre-1821-1850/).

El neoliberalismo y los léperos.

De vuelta al ahora, debido al extractivismo neoliberal y a la sobreexplotación tan sólo entre “2000 y 2018, las empresas mineras extrajeron cinco veces más oro del territorio mexicano que todo el que se explotó durante los tres siglos de la Colonia” (https://www.jornada.com.mx/2019/08/21/sociedad/036n1soc).

La privatización neoliberal se ensañó con las clases más populares con una gran inflación, desempleo, inseguridad, limitación al acceso al derecho humano a la salud y acotamiento cada vez mayor a la seguridad social, con un rampante endeudamiento de los estados y de la federación, y por supuesto de la población.
Para 2020 la precarización laboral era una lamentable herencia neoliberal, con un desempleo en México que alcanzaba a casi 25% de la población. Además el deterioro del medio ambiente en las décadas neoliberales fue terrible (https://www.mexteki.org/post/el-desempleo-y-el-neoliberalismo https://repositorio.lasalle.mx/bitstream/handle/lasalle/2075/El%20mundo%20del%20Trabajo%20en%20México%20en%20un%20contexto%20neoliberal.pdf?sequence=1&isAllowed=y)

Hoy en día la riqueza de las 13 personas más ricas de México es de 136 mil 100 millones de dólares para 2021, lo que representa 12.2 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) nacional. La pandemia incrementó las ganancias de los hombres más ricos en México. El uno por ciento de la población en México concentró 31 por ciento de la riqueza nacional en 2020 (https://www.razon.com.mx/negocios/riqueza-millonarios-mexico-12-2-pib-468989 https://www.jornada.com.mx/notas/2021/06/23/economia/tienen-un-tercio-de-la-riqueza-nacional-1-de-millonarios/ https://www.elsoldemexico.com.mx/finanzas/millonarios-mexicanos-mas-ricos-en-pandemia-7790292.html).

Así como ocurrió en momentos previos a la primera transformación, ahora los conservadores desean disminuir el gasto social, la gratuidad para la atención médica, los apoyos a estudiantes, personas adultas mayores, etc. Nada nuevo bajo el sol.

#OrgulloLépero

La leperada nunca se extinguió, se transformó en su ejercicio de sobrevivencia a lo largo de tres transformaciones de México hasta la época actual, alimentada por la pobreza y la pobreza extrema producto de los sexenios neoliberales en medio de la corrupción, del saqueo, de reformas estructurales, de la privatización y de la venta de la riqueza nacional al extranjero. La leperada, transformada en el pobre urbanizado, llega a ser el lumpenproletariado, y es una de las fuentes de conformación de la clase obrera en México, invisible ante los intereses macroeconómicos y de mercado. Mientras que a la vez continuaron los desplazamiento de pueblos originarios para conseguir el saqueo de las riquezas del subsuelo nacional.

Es por eso que los léperos hemos aplaudido cuando nuestro mandatario Andrés Manuel López Obrador afirmó que “Lo que queremos es que el gobierno represente a todos. Así como hubo la separación en su momento del Estado y de la Iglesia, porque a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César, así se necesita ahora una separación del poder económico del poder político, y que el gobierno represente a todos, eso es lo que propongo” (https://politica.expansion.mx/presidencia/2018/05/03/mexico-necesita-una-separacion-entre-el-poder-politico-y-el-economico-dice-amlo).

Los léperos en la cuarta transformación fuimos denominados chairos, y nos ha agradado, es nuestro distintivo en el lado correcto de la Historia. Ahora una senadora panista nos recuerda que no hemos dejado de ser los léperos despreciados a lo largo de nuestra Historia por aquellos conservadores que detentan el poder económico.

Rodolfo Ondarza*, Neurocirujano. Activista en defensa de DDHH. @DrOndarza.

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