La Piedra en el Zapato
Por Abraham García Ibarra
Sin en tres sexenios, los contribuyentes mexicanos han cargado con el costo promedio anual de 400 mil millones de pesos sólo en pago por servicios de la deuda pública -intereses y comisiones, básicamente-, la suma nos daría, ¿más de seis y medio billones de pesos?
En 2017, el Presidente de los máximos históricos, Enrique Peña Nieto hizo pagar a los causantes cautivos la cantidad de 533 mil millones de pesos.
Si no erramos en la suma de tan pavorosos dígitos, tendríamos que el saldo que le dejó Ernesto Zedillo Ponce de León a Vicente Fox, de un billón 375 mil millones de pesos, se habría multiplicado por más de cinco veces, suficientes teóricamente para amortizar el principal.
Sin embargo, El mexiquense de los records dejó la deuda pública en más de 10 billones de pesos, a cuyos servicios se reservan 713 mil millones de pesos en el Presupuesto de Egresos de la Federación de 2019.
El de la “economía de la tamalera” ofreció crecimiento de 7%
Desde otro enfoque, desde 2000 a 2016, el porcentaje de la deuda pública (externa e interna) respecto del Producto Interno Bruto (PIB), se disparó de 23.2 a 50.8 por ciento.
El zafio guanajuatense, Fox, creador de la economía de la tamalera, con su estilo desparpajado e irresponsable, prometió que el PIB crecería a un ritmo de 7 por ciento anual durante su sexenio.
Lo cierto es que, en 12 años, siguiendo la tendencia de los ochenta, el crecimiento de la producción nacional se encuentra anclado por debajo del 3 por ciento, mientras que la economía especulativa sigue en viento de popa.
Por más que el saliente secretario de Hacienda, José Antonio González Anaya blasonó perversamente que se había acortado el porcentaje de la deuda respecto del PIB, los requerimientos financieros de la nueva administración no se corresponden con tal anuncio.
Haciendo abstracción de la contratación de nueva deuda, el cumplimiento de los compromisos vigentes absorberá en 2019 entre 12 y 13 por ciento del total del Presupuesto de Egresos de la Federación.
Un mundo calificador nos vigila
Con independencia de otros factores críticos que exacerban la volatilidad económica, las calificadoras extranjeras, que en 2016 activaron la alarma por el rebase de la deuda pública del 50 por ciento del PIB y amenazaron con negativos la calificación, no les parece suficiente que ese porcentaje haya disminuido de entre dos o tres puntos porcentuales en 2018 para bajar la guardia.
El Talón de Aquiles de la gestión financiera del sector público seguirá siendo, pues, la herida de los 10 billones de pesos. Hace 17 meses, Expansión publicó que a cada mexicano le correspondería hipotéticamente pagar la cruda por una borrachera que no se pusieron: Más de 87 mil pesos. Mil salarios mínimos a tarifa de 2018. Es cuanto.