Voces del Periodista Diario

La encrucijada shakesperiana de la ciencia

El 2020, un resumen cumbre de la agitada evolución de las diferentes formas de pensamiento social.

COLOMBIA (EL TEMPO), 11 de diciembre 2020.

Por: MATHIAS KREMER 

Sin duda este año no solo nos está obligando a cambiar las formas de afrontar los procesos económicos, sociales y productivos, sino que nos lleva a un momento histórico donde hay un ‘ímpetu expresivo’ de las visiones de mundo de parte del ser humano.

Estamos experimentando cambios en las relaciones familiares; vemos emerger una clase media más amplia, con mayores accesos y expectativas inconclusas; junto a la llamada ‘infodemia’ o ‘infoxicación’ surge la posibilidad para todos de expresarse y ser -de alguna forma- escuchados; se incrementa la protesta globalizada y alineada circunstancialmente; aparecen las potentes prácticas digitales positivas y negativas; en todos los rincones surgen las voces de la cultura de la cancelación o anarquías posmodernas y, en medio de todo esto, la ciencia se debate entre la salvación (porque gracias a ella tendremos una vacuna para poder darle vuelta a esta página) y la condena oscurantista de una sociedad (como siempre pasó) que desconfía y muchas veces no comprende los productos de la ciencia o los mínimos del método: ensayo y error.

Edward O. Wilson, reconocido autor de la sociobiología (que nos ayuda a explicar parte del fenómeno actual) nos dice que “si la historia y la ciencia nos han enseñado algo, es que la pasión y el deseo no son lo mismo que la verdad. La mente humana evolucionó para creer en los dioses. No evolucionó para creer en la biología”. Por esto, la información que se publica basada en ella (la biología, la ciencia…), la que se consume y la que se multiplica por las redes sociales no está para nada alejada de los influjos de las actuales circunstancias. No solo es víctima, sino también pieza usada por algunos como herramienta de desinformación.

Déjenme recordarles una historia narrada por el químico y chef Anthony Warren, para que no quede ninguna duda al respecto, la del conejo de pascua. Durante siglos en la Edad Media cuando llegaba la primavera y los pobladores retornaban a las labores del campo, muchas veces se encontraban con liebres sentadas junto a un hoyo y una pila de huevos de colores. Durante años, se pensó que estos nidos eran cavados por las liebres, quienes luego ponían los huevos allí. “Un mito poderoso e imperecedero que hoy todavía se celebra en muchos países, pero que se basa en un malentendido, porque claramente las liebres no ponen huevos” explica Warren. Los huevos son de un animal llamada avefría. El mito por encima de la realidad.

La pregunta es cómo solucionar los retos del flujo informativo actual, los desafíos de la fuente, del canal y de la acción del receptor frente a los datos y hechos. La esperanza está en que la nueva normalidad traiga consigo reflexiones más adaptativas y conciliaciones menos desconfiadas y más basadas en la evidencia que en la emoción o en el mito.

Una forma práctica de ver esto es la lucha entre los hechos evidentes y el manejo de la situación. Por ejemplo, ya resulta casi incontrovertible el cambio climático. Ahí están los hechos, no agrega mucho valor discutir sobre ellos; lo discutible es el manejo frente a los hechos. Por su puesto, muchas veces esos hechos son manipulados y eso lo cambia todo.

Tenemos la tarea de lograr un conjunto armónico de acciones de todos los elementos de la ecuación del progreso social. Los individuos debemos educarnos en ciencia; el sistema proveer los mejores elementos formativos; necesitamos una menor difusión de tendencias y más información de contenido de valor; exigir el contraste de fuentes verificables y avaladas; un método que al final nos permita obtener conclusiones producto del análisis y no de la espontaneidad que alza mitos como el de los huevos del conejo de pascua. Esta es la única forma para que la información basada en ciencia tenga las mayores probabilidades de cumplir con su contribución de mejorar la vida de las personas y su ambiente.

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